Kristaps Porzingis es para muchos una eterna duda. Tamaño, talento, rango de tiro, defensa… Parece cumplir con todo lo necesario para ser una súper estrella, pero sus problemas físicos y el hecho de no haberle visto competir en las últimas fases de la NBA hace que no pocos pongan en cuarentena su impacto en los Celtics. Puede que tengan razón, pero… ¿y si sale bien?
Eso es lo que nos ha hecho pensar su debut con Boston. Aunque se trata únicamente del primer amistoso de pretemporada, en el cual vencieron a Philadelphia por 114-106, la realidad es que el pívot letón mostró sus credenciales al dar muestra de todo lo que puede hacer sobre el parqué. Metió triples, abrió la cancha, machacó el aro, puso un tapón… Fueron 25 minutos en pista con 17 puntos y 5 rebotes para llamar a la ilusión, esa que dice que con su adición –y la de Jrue Holiday– Boston por fin puede volver a ser campeón.
Por supuesto hay que mantener los pies en el suelo. La temporada ni ha empezado, pero tras un verano en el que una fascitis plantar le impidió estar en el Mundial 2023 con Letonia, el simple hecho de verle ágil y con energía sobre el parqué ya hace sonreír a los aficionados verdes; y si a eso le añades una muy buena actuación en términos baloncestísticos, pues obviamente el hype se dispara. Desde Masachussetts ya dijeron que no había preocupación alguna con el estado físico del pívot, y parece que tenían razón.
Lo cierto es que los Celtics, con Brad Stevens desde los despachos, han apostado fuerte este verano; tanto como para dar salida a dos ‘intocables’ como Marcus Smart y Robert Williams. Han entendido que dar más oportunidades a un grupo que no terminaba de salir campeón carecía de sentido, medida que ha aplaudido incluso el jugador franquicia, Jayson Tatum. Ahora solo queda esperar a los partidos oficiales y ver en qué se terminan traduciendo las buenas sensaciones.
(Fotografía de Michael Reaves/Getty Images)