Los continuos roces entre James Harden y Daryl Morey han convertido a los 76ers en una de las franquicias de las que más se habla últimamente, y no precisamente para bien. La guerra de egos y de acusaciones amenaza con debilitar las aspiraciones del proyecto, y lo peor es que la posible salida de Harden (o la incomodidad que pueda generar tenerle en Phialdelphia a la fuerza) podría no ser el fin del asunto. Podría tratarse simplemente de la primera ficha de un efecto dominó.
Y es que, según asegura Steve Bulpett, periodista de Heavy, todo esto está repercutiendo en la forma en que Joel Embiid se siente con respecto a la franquicia y alimentando su deseo de salir. Y los 76ers lo saben. Los de Pensilvania son conscientes de todo lo que se está generando a su alrededor y saben por recientes declaraciones del pívot que su marcha no es ni mucho menos una posibilidad que descarte, lo que está generando un cierto estado de intranquilidad a unas semanas para que dé inicio la pretemporada.
De hecho, ya ha habido equipos como los New York Knicks que han hecho saber su interés en el camerunés, y es de esperar que no sean los únicos en lanzarse a por un jugador de su nivel si ven que es posible. Hay muchos oídos pendientes de que Embiid pronuncie las palabras mágicas, que serían el detonante definitivo para unos 76ers cuyo verano ya está lo suficientemente revuelto.
Joel tiene contrato con Philadelphia hasta 2027, pues arranca este año la extensión de 212 millones en cuatro temporadas que firmó en 2021. Esto le mantiene vinculado al equipo durante varios años incluso teniendo en cuenta que el curso 26-27 está recogido como una player option, de modo que si la paciencia se agota tal vez no considere una opción viable esperar al fin de este acuerdo.
(Fotografía de portada: Tim Nwachukwu/Getty Images)