La referencia está clara. El documental ‘The Last Dance’ sobre Michael Jordan acaba de ser estrenado y aunque en su caso fue un último baile brillante como otros cinco anteriores, este sirve igualmente para poner el acento sobre aquellas estrellas de la NBA que tuvieron que esperar a los últimos años de sus carreras –a veces al de sus retiradas– para ponerles la guinda con un anillo.
Por supuesto que veteranos que optan por rebajar sus emolumentos de cara a lograr un campeonato hay muchos, pero en este caso nos centraremos en jugadores que llegaron a ser referencias en sus equipos, que fueron All-Star, que en ocasiones incluso pelearon por ser MVP en su prime y que por diversos motivos no pudieron cantar victoria hasta última hora. Hoy hablamos de esas estrellas que ganaron el anillo en su último baile.
Mitch Richmond
Empezamos por un chico de Florida que pasó sus primeras nueve temporadas en la NBA promediando al menos 21 puntos por noche, pero que hubo de esperar hasta su última campaña, la 2001-02, para por fin cantar victoria. Mitch Richmond, un seis veces All-Star que fue Novato del Año en el curso 1988-89 con 22 puntos, 5,9 rebotes y 4,2 asistencias con noche, pasó casi toda su carrera sin poder brillar en playoffs. En sus tres primeros años, con los Warriors, vivió dos postemporadas para caer en ambas ocasiones en las semifinales de la Conferencia Oeste. La suerte incluso empeoró a continuación, ya que con Sacramento Kings y Washington Wizards pasaría hasta 10 cursos con una sola aventura de playoffs…
Con tan doloroso recorrido a nivel colectivo, parecía que su número ‘2’, retirado por los Kings, se apagaría sin recompensa. Para su felicidad, no fue así. De cara a la temporada 2001-02 los Lakers lo llamaban para unirse a un equipo que venía de ganar dos anillos consecutivos. Richmond dijo ‘sí’. Aunque sabía de antemano que su papel sería muy secundario, aceptó unirse a un conjunto que con Kobe Bryant y Shaquille O’Neal podía llevarlo al anillo. Y así fue. En temporada regular jugaría un total de 64 partidos con 11,1 minutos de promedio mientras que en playoffs solo podría disputar dos encuentros. Tras más de una década de despliegue de talento sobre las canchas, el destino quería que el premio le llegase casi a modo de homenaje en el año de su retirada.
Gary Payton
Hacer esta lista sin incluir a The Glove sería casi un insulto. Nueve veces All-Star, nueve apariciones en el mejor quinteto defensivo, dos veces elegido en el mejor quinteto de la NBA, Mejor Jugador Defensivo en 1996… Los hitos y recorrido de Gary Payton hablan por sí solos.
Seleccionado como número 2 del draft de 1990 por Seattle Supersonics, este chico formado en la Universidad de Oregon State marcó el paso de la franquicia del noroeste de Estados Unidos durante 13 años. En ese periodo llegó a alcanzar las Finales del curso 1995-96, pero los Bulls de Michael Jordan le derrotaron por 4-2 pese a promediar 18 puntos, 7 asistencias, 6,3 rebotes y 1,5 robos. Sus últimos años en los Sonics tuvieron menos brillo y acabaría siendo traspasado a Milwaukee Bucks antes de unirse a los Lakers. Con los de oro y púrpura también disputaría las Finales en 2004 con un equipo que contaba con Kobe Bryant, Shaquille O’Neal y Karl Malone (también recién llegado). En esta oportunidad los Detroit Pistons fueron su verdugo.
A estas alturas de carrera parecía que la moneda siempre caería cruz, pero todo cambió en la campaña 2005-06. Aquel año se unió a unos Miami Heat que contaban con una joven estrella como Dwyane Wade y otro veterano ilustrísimo como O’Neal. Pese a que la temporada regular no fue espectacular al finalizar con un balance de 52-30, en playoffs impusieron su ley hasta llegar a las Finales y derrotar por 4-2 a los favoritos, los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki. Payton, saliendo por primera vez desde el banquillo desde que llegase a la NBA, disputó los 23 partidos de dicha carrera de postemporada con una media de 23 minutos por noche. Un año después, en 2007, se retiraba con un merecido anillo de campeón.
Juwan Howard
19 temporadas tuvo que esperar Juwan Howard para proclamarse campeón, pero lo consiguió –y por partida doble–. Seleccionado como número 10 del draft de 1994 por Washington Bullets, este talentoso ala-pívot pasaría hasta 10 campañas promediando al menos 12 puntos y 7 rebotes (llegando a ser All-Star en 1996) sin que su buen hacer sobre las pistas sirviese para tener más de dos carreras de playoffs en dichos años (una con Washington y otra con Denver). Su aciaga trayectoria en postemporada no mejoró a continuación. Jugó para Orlando, Houston, de nuevo en Denver y Dallas, Charlotte y Portland sin pasar nunca de segunda ronda. Y así llegó al año 2010.
Aquel verano, el de 2010, supuso un vuelco en la NBA. LeBron James cambiaba Cleveland por Miami y a ese viaje se unía un Howard que por entonces contaba con 37 años. Como se esperaba de un conjunto que además contaba con Dwyane Wade y Chris Bosh, la meta de las Finales se alcanzó para citarse allí con Dallas Mavericks. Los expertos daban como favoritos a los Heat, pero Nowitzki tenía otros planes y el anillo se fue para Texas. ¿Se rindió Howard? No. Se alistó una campaña más para formar parte de la plantilla de Erik Spoelstra y en 2012, con Oklahoma City Thunder como rival, lograba el deseado anillo jugando nueve encuentros en playoffs. Un año después, en 2013, sumaría otro con Miami, pero en esta ocasión no llegaría a disputar ni un minuto en la postemporada.
Glenn Robinson
Hora de hablar de Big Dog. Número 1 del draft de 1994 por delante de enormes jugadores como Grant Hill o Jason Kidd, Glenn Robinson no decepcionó a quienes apostaron por él, en este caso los Milwaukee Bucks.
Durante ocho campañas en Wisconsin promedió 21,1 puntos y 6,2 rebotes para brillar en unos Bucks que sin embargo no arrancarían a nivel colectivo hasta 1998. A partir de ahí disputaría en tres ocasiones consecutivas los playoffs para quedarse en 2001 a un paso de las Finales con un equipo que contaba con Ray Allen, Sam Cassell o Tim Thomas. Los 76ers de Allen Iverson les frenaban en siete partidos.
Tras esa brillante etapa en Milwaukee las lesiones harían acto de presencia. En Atlanta mantendría su nivel habitual, pero ya en Philadelphia, en 2003, una importante dolencia lo mantuvo en el dique seco media campaña. No se recuperó. En la temporada 2004-05, no llegó a jugar con New Orleans antes de ser firmado como agente libre por San Antonio Spurs cuando dicho curso iba tocando a su fin. Fue un premio inesperado. Con los Spurs de Gregg Popovich, Tim Duncan y compañía ganaría la NBA disputando hasta 13 encuentros en aquellos playoffs de 2005. Una justa recompensa para un dos veces All-Star que se retiraría ese mismo año.
Alonzo Mourning
La lista de ilustres continúa. Quién no se emocionó cuándo Alonzo Mourning logró el anillo en 2006. Pasión, intensidad, energía… ¡corazón sobre el parqué! Este pívot que llegó a la NBA en 1992 no lo hizo como un jugador más, sino como alguien que impuso su ley desde el minuto uno bajo los aros. Hablamos de una primera temporada de 21 puntos, 10,3 rebotes y 3,5 tapones con Charlotte Hornets. Hablamos de un siete veces All-Star que fue elegido Mejor Jugador Defensivo en dos ocasiones (1999 y 2000). Hablamos de un jugador que a punto estuvo de tener que retirarse antes de tiempo; antes de ser campeón.
Siguiendo con su periplo como estrella de la Liga en Miami Heat, justo antes de empezar el curso 2000-01 se le detectó una importante afección renal degenerativa que le hizo jugar solo 13 encuentros aquella campaña, si bien llegó a los playoffs. No acabarían ahí los problemas, ya que aunque disputaría la 2001-02, la enfermedad que sufría le obligó a retirarse de manera momentánea –podría haber sido definitiva– para someterse a un trasplante de riñón tras ver como fracasaban los tratamientos terapéuticos. El anuncio de su adiós lo hizo el 24 de noviembre de 2003 tras no jugar un solo partido de la temporada 2002-03 y siendo por entonces jugador de New Jersey Nets. Parecía el final, pero no fue así.
El 4 de noviembre de 2004, casi un año después de despedirse, sorprendía a todos saltando a la cancha con los Nets para disputar 19 minutos con un protector situado en los riñones. Fue el primer paso para poder jugar hasta tres campañas que le depararían la gloria. Durante ese mismo curso, el 2004-05, volvería a Miami, donde disputaría en tres ocasiones la postemporada para lograr el anillo en 2006 junto a Wade y O’Neal. Mourning participó en 21 partidos de aquellos playoffs que hicieron saltar más de una lágrima cuando en Florida cantaron victoria.
Peja Stojakovic
Toca dar un toque europeo a la historia. Peja Stojakovic, sin duda uno de los mejores tiradores de al menos el siglo XXI, también hubo de esperar a los últimos coletazos de su carrera para saber qué se siente al ser campeón.
Empezando su carrera en Sacramento Kings, este alero serbio estuvo 12 campañas consecutivas sin bajar de los 12 puntos de promedio alcanzando su cúspide en un curso 2003-04 en el que se iría hasta los 24,2 puntos y 6,3 rebotes con un excelente 43,3% en triples. Eran años brillantes en la capital de California. Eran esos Kings que a todos nos hacían sonreír y a los que solo los Lakers dejaron sin pisar unas Finales, ya que con ellos caerían en siete partidos en las finales de conferencia de 2002.
Ya lejos de Sacramento, American Graffiti –como le llamaba Andrés Montes– siguió luciendo muñequita para ser clave en los New Orleans Hornets de Chris Paul que en 2008 perderían las semifinales de conferencia ante San Antonio Spurs por 4-3. Aunque durante más de una década estuvo a gran nivel siendo en tres ocasiones All-Star, Stojakovic no tocó el cielo hasta su último año. En un convulso curso 2010-11 en el que pasó por hasta tres equipos, acabaría enrolándose en los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki. Sin ser favoritos al empezar los playoffs, los de Texas fueron eliminando rivales hasta plantarse en las Finales frente a unos Heat a los que doblegaron por 4-2. Stojakovic ponía un epílogo de ensueño a una gran obra.
David West
Uno de esos jugadores que hicieron del tiro de la media distancia un arte. All-Star en 2008 y 2009 como jugador de New Orleans Hornets, David West es uno de esos chicos cuyo talento e inteligencia están muy por encima del físico. Como miembro de la franquicia de Luisiana vivió sus mejores años a nivel personal si bien no pudo pasar de las semifinales de conferencia. Más cerca de entrar en unas Finales estuvo en su siguiente etapa. Jugando en Indiana llegaría en dos ocasiones a las finales de la Conferencia Este, pero ambas aventuras chocarían con el mejor de entonces y puede que del presente: LeBron James.
Ya a punto de cumplir 35 años se dio una nueva oportunidad de colocarse un anillo con San Antonio Spurs. Era la temporada 2015-16 y los de Texas aún contaban con su veterano Big Three, con un Kawhi Leonard en ciernes y con el fichaje de otro All-Star como LaMarcus Aldridge. No fue suficiente. Oklahoma CIty Thunder los tumbaba en semifinales de conferencia. Pero Davis no se rindió. Un año después se uniría a Golden State Warriors, equipo que venía de perder las Finales ante Cleveland. Con ellos, siendo un fijo en la rotación de Steve Kerr, sumaría dos anillos en sus dos últimas campañas antes de retirarse.
Jason Kidd
Hablamos ahora de un grande. Jason Kidd es uno de los mejores bases de la historia de la NBA. En Dallas, en Phoenix y en New Jersey fue el líder de grandes equipos que siempre pelearon en playoffs y que en hasta dos etapas –con Nets y Mavericks– fueron capaces de llegar a las Finales.
Número 2 del draft de 1994, Kidd es uno de esos jugadores que se pueden comparar con un buen vino –cuando arribó a la Liga era bueno, pero con el paso de los años no paró de crecer–. Durante una carrera de 20 años siempre fue titular y director de orquesta de conjuntos que jugaban como él decidía sobre la pista. Con los Nets, en 2002 y 2003, fue capaz de plantarse en la eliminatoria por el anillo, pero primero Lakers y después Spurs lo dejaron con un sabor amargo.
Los años pasaban, Kidd seguía regalando noches de gran baloncesto, pero la sensación era que su oportunidad para ser campeón ya había pasado. Muchos nos equivocamos. De vuelta en Dallas, donde pasó dos etapas separadas por 10 años, esta leyenda nacida en San Francisco apretó los dientes hasta que en 2011, con 38, por fin cerraba el círculo con un anillo que los Mavericks se terminaron poniendo contra los pronósticos que daban a Miami como favorito. Kidd se retiraría dos años después como jugador de New York Knicks con 10 presencias en el All-Star y cinco elecciones para el mejor quinteto de la NBA a sus espaldas.
Steve Smith
Momento de dar un nuevo salto al pasado para recordar a un jugador que se batió en numerosas batallas de playoffs antes de poder respirar tranquilo al ser el último en quedar en pie. Nos referimos a Steve Smith, un número 5 del draft de 1991 que con Miami, Dallas y Portland vivió sus mejores años a título individual (All-Star en 1998 promediando 20,1 puntos, 4,2 rebotes y 4 asistencias) antes de alcanzar la gloria en San Antonio.
Antes de unirse a los Spurs lo cierto es que tuvo opciones de ser campeón, o al menos de alcanzar las Finales. Entre 1995 y 1999, siempre jugando para los Hawks, se vio en hasta tres oportunidades en las semifinales de la Conferencia Este, donde Orlando, Chicago y New York fueron sus verdugos. Justo después, como miembro de los Trail Blazers, llegaría hasta las finales del Oeste en el año 2000. Lo tuvo realmente cerca, ya que los Lakers los eliminaría en siete partidos.
Como en casos anteriores, Smith tuvo que esperar al anochecer de su carrera para estrenarse como campeón. Ocurrió en la temporada 2002-03 con los mencionados Spurs, equipo que contaba con Tim Duncan en plenitud y que se deshizo por 4-2 de New Jersey Nets. Si bien en temporada regular jugó hasta 53 partidos, en playoffs Popovich contó menos con el veterano alero, quien solo disputaría nueve encuentros. Sea como fuere, consiguió su título antes de retirarse en 2005.
Rashard Lewis
Pocos esperaban que tras ser una segunda ronda del draft de 1998 Rashard Lewis terminase alcanzado un nivel tan alto en su carrera. Cierto es que su comienzo en Seattle Supersonics no fue sencillo. En su primer año apenas jugó y en el segundo aún era suplente, para para la campaña 2000-01 ya se hizo con un estatus referencial en el equipo que nadie le arrebataría hasta marcharse a Orlando en 2007.
A nivel individual fue en Seattle donde más disfrutó. Entre 2004 y 2007 pasó tres temporadas alcanzando siempre los 20 puntos de promedio y llegando a ser All-Star en 2005. Dicha campaña fue la que estuvo más cerca de brillar en playoffs, ya que caería eliminado de las semifinales del Oeste por San Antonio Spurs en seis partidos. Acabado su contrato con los Sonics, en 2007 cambiaba de costa para marcharse a Florida para jugar con los Orlando Magic. Allí, junto a un enorme Dwight Howard, alcanzaría las Finales de 2009 para caer ante Lakers por 4-1, siendo además All-Star por segunda vez. Un año después caería en las finales del Oeste contra Boston por 4-2.
Por suerte para Lewis ese no fue el último tren. Cuando su llama iba apagándose encontró acomodo en los Heat de LeBron James. Allí, en 2013, jugaría hasta 11 partidos en playoffs –con un papel muy secundario– para ayudar a que El Rey lograse su segundo anillo consecutivo y el primer de su carrera, la cual dio por concluida poco después, en 2014 aún como miembro de Miami.
Michael Finley
Otro de esos grandes anotadores que terminan por ser campeones cuando sus mejores años han pasado. Estando en la NBA desde 1995, Michael Finley mostró todas sus cualidades para jugar a esto en Dallas Mavericks, donde superó en cinco campañas consecutivas los 20 puntos de promedio y llegó a ser All-Star en dos ocasiones. Junto a Dirk Nowitzki dirigía una nave que durante más de un lustro amenazó con alcanzar las Finales y el deseado anillo sin llegar a conseguirlo. La cuestión es que no tuvo que irse demasiado lejos para hacer realidad su deseo.
De cara a la temporada 2005-06 cambiaba Dallas por San Antonio –también en el estado de Texas– para por fin ser campeón. Lo lograría en el curso 2006-07 y teniendo aún un gran rendimiento. Tras ser el sexto hombre de Gregg Popovich durante la regular season, éste le dio la camiseta de titular en la postemporada. Finley no defraudó. Promedió 11,3 puntos con un excelente 41,9% en triples para ser muy importante en el que por entonces era el cuarto título de la historia de los Spurs. Disputaría otros tres cursos antes de retirarse como jugador de Boston Celtics, donde apenas pudo jugar.
Clyde Drexler
Quizás el caso más parecido a Michael Jordan. Drexler no tiene seis anillos, pero el que consiguió llegó al final de su carrera y a diferencia de muchos otros jugadores de esta lista, lo logró jugando ese curso y los tres siguientes a un nivel estelar.
Tras 11 campañas en Portland, donde perdió las Finales de 1990 ante Detroit Pistons y de 1992 frente a Chicago Bulls, Drexler saltaba a Houston a mitad del curso 1994-95. La jugada no le pudo salir mejor al 10 veces All-Star. Junto a un Hakeem Olajuwon que ya se había estrenado como campeón el año anterior, Drexler conseguiría el anillo aquella campaña promediando 20,5 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias.
Con con 33 años cuando se proclamó campeón, Drexler jugaría otras tres temporadas en Texas sin bajar de un promedio de 18 puntos. Más claro. Con 36 años aún era titular en la NBA para jugar 35,3 minutos por noche e irse hasta 18,4 puntos, 5,5 asistencias, 4,9 rebotes y 1,8 robos. El máximo anotador de la historia de Portland (18.040) bien merecía acabar su enorme carrera con un anillo.
Kevin Willis
Otro de esos jugadores que tuvieron que estirar su paciencia hasta el límite para ser campeón. Kevin Willis disputaría hasta 18 temporadas antes de estrenar y cerrar su cuenta de anillos. Para ser exactos, llegó a la NBA en 1984 y no fu campeón hasta 2003… Tremendo.
Durante sus primera década en la Liga, la cual pasó casi por completo en Atlanta Hawks, realizó fantásticos cursos como el 1991-92, el cual cerró con un promedio de 18,3 puntos, 15,5 rebotes y 2,1 asistencias para ser All-Star. Con la franquicia de Georgia llegó a disputar seis veces los playoffs, pero nunca lograría pasar de las semifinales de conferencia (1988 y 1994). Más cerca tuvo llegar a las Finales en 1997, cuando ya como miembro de Houston Rockets caería en las Finales del Oeste por 4-2 ante Utah Jazz.
Alargando su carrera hasta los 44 años, Willis pasaría por Toronto, Denver y de nuevo Houston antes de caer en 2002 en San Antonio Spurs. En aquella campaña, la 2002-03, participaría en 71 partidos de temporada regular y en 18 de playoffs para poner su granito de arena en el segundo anillo de la historia de la franquicia de Texas y en el primer de su carrera, el cual llegaba con casi 41 años. Pese a ser ya campeón jugaría dos cursos más y anunciaría su retirada definitiva en 2007.
Glen Rice
Cerramos fila con otro fantástico jugador. Glen Rice, elegido número 4 del draft de 1989 por Miami Heat, es un tres veces All-Star (MVP en 1997) que no pudo disfrutar de grandes aventuras en playoffs durante sus mejores años en la NBA.
Entre Miami Heat y Charlotte Hornets pasó nueve temporadas en las que nunca llegaría a pasar de segunda ronda pese a que su rendimiento era espectacular. Ejemplo de ello es la postemporada de 1997, en la cual firmó un espectacular promedio de 27,7 puntos, 3,7 rebotes, 3,7 asistencias y 1,3 robos que no sirvió para evitar la derrota en primera ronda ante New York Knicks.
Para su satisfacción, la fortuna le dio la cara cuando optó por firmar con los Lakers en 1998. Tras una primera campaña en la que salió de playoffs en segunda ronda, la segunda, la 1999-2000, lo coronó como campeón tras derrotar en las Finales a Indiana Pacers por 4-2. En dicha postemporada Rice promediaría 12,4 y 4 rebotes siendo titular en los 20 encuentros a las órdenes de Phil Jackson. Jugaría hasta 2003, pero nunca volvería a acercarse al anillo.
Nota: El orden de los jugadores no corresponde a ninguna clasificación de los mismos.
(Fotografía de Ronald Martinez/Getty Images)