El que fuera estrella de Philadelphia rinde tributo a la leyenda angelina compartiendo una anécdota de la temporada de novato de ambos (1996-97)
1996. La NBA se prepara para un draft que se piensa que llega repleto de talento y que poco tardará en superar el listón de cualquier expectativa. Steve Nash, Ray Allen, Marcus Camby, Antoine Walker, Stephon Marbury, Pedja Stojakovic… Y entre ellos dos chicos que serían leyenda en sus respectivos equipos: Allen Iverson en Philadelphia y Kobe Bryant en Los Angeles Lakers.
La carrera de ambos empezó unida y siempre tuvo cierto aire de rivalidad. Pese a que Kobe fue suplente durante sus dos primeros años en la Liga, el talento que atesoraba poco tardó en explotar para convertirse en estrella de los angelinos. Iverson por su parte era el líder de unos 76ers que fueron creciendo hasta rozar la gloria en 2001. Aquel año ambos se verían frente a frente en las Finales. Sería fácil pensar que para Iverson este sería el mejor recuerdo de Kobe –hay estrellas que ni siquiera llegan a jugar la final en sus carreras–. Pero no, The Answer tiene otra historia que contarnos, una que define la Mamba Mentality. Esta es la carta que Iverson ha escrito para despedir a Kobe.
No tengo palabras para expresar cómo me siento hoy. Las únicas dos palabras que dan vueltas en mi cabeza son devastado y desconsolado. No puedo dejar de sentir esto sin importar lo que intente desde que me enteré ayer.
La gente siempre recordará como competimos entre nosotros en la cancha, pero esto supone algo mucho más profundo para mí. Nuestra historia siendo elegidos en el draft, en la que posiblemente sea la clase más profunda, puede debatirse durante muchos años. Su generosidad y respeto por el juego es algo que presencié en primera persona cada vez que pisábamos la cancha para competir.
Hay un recuerdo de él en el que no puedo dejar de pensar. Era nuestra temporada de novato y se trataba de mi primer viaje a Los Ángeles para jugar un partido contra los Lakers. Vino a mi hotel, me recogió y me llevó a un restaurante. Cuando regresamos, antes de irse, me preguntó: ‘¿Qué vas a hacer esta noche?’ Mi respuesta fue: ‘Voy a ir a un club. ¿Qué vas a hacer tú?’ Él dijo: ‘Voy al gimnasio’. Eso es justo lo que siempre fue, un estudioso del baloncesto y de la vida. Se preparó implacablemente. Hay algo que todos podemos aprender de la mentalidad de Mamba y de la forma en la que mi hermano vivió su vida. Siempre tendrá mi respeto como competidor, como amigo, como hermano.
Mis pensamientos y oraciones están con su esposa Vanessa, sus hijos y las familias de todas las víctimas de la tragedia de ayer. Como padre, no puedo ni entender cómo deben sentirse.
No estamos bien. Pero encontraremos la fuerza para superar esto juntos porque eso es lo que Kobe querría que hiciéramos.
Poco se puede añadir. El carácter ganador, el deseo por ser el mejor, la necesidad de siempre hacer un último esfuerzo tras el último… Kobe Bryant: un ejemplo de pasión y superación.
(Fotografía de Kevork Djansezian/Getty Images)