Ni presentimiento, ni pálpito, ni corazonada. Los Oklahoma City Thunder no van a ganar el anillo esta temporada. Más bien realidad incontestable, por mucho que algunos medios americanos insistan en ello o algunos fans deseen que suceda.
Porque cuando tus dos mejores jugadores no tienen ni 24 años, tu sexto hombre todavía no tiene claro su rol y tu tan esperado big man aún tiene que vestirse con su nuevo uniforme, es difícil imaginarse a los Thunder superando en experiencia (y talento) a San Antonio o L.A.
Dicho esto, Oklahoma City será campeón de la NBA algún día. Más pronto que tarde. Y eso sí un presentimiento, un pálpito y una corazonada. Pero con una base sólida. Concretamente, la manera como este equipo ha sido y está siendo construido. Con tanto mimo, tanta sabiduría y tanta cohesión. La adquisición de última hora de Kendrick Perkins solo hace que confirmar que los Thunder y su GM, Sam Presti, en vez de armar un roster repleto de All-Stars, están completando la formación de un aspirante a campeón. Y por muchos años.
Examinemos las partes de este todo:
Kevin Durant: Comprometido con la causa como otras muy pocas superestrellas, hablamos de un jugador con la arrogancia necesaria de un jugador-franquicia, pero también dotado de un grado de humildad tan poco frecuente a estos niveles, que le hace siempre tener a sus compañeros y entrenadores entregados a sus voluntades. Un hito (ser el máximo anotador más joven de la historia de la NBA) y un Campeonato del Mundo (MVP incluido) después, Durant sigue siendo ese tipo de jugador cuyo valor excede mucho más allá de los 28.0 puntos que promedia cada noche. Durant es querido por sus compañeros por no poner el ego delante de los intereses colectivos, así como respectado por sus entrenadores por ser una megaestrella fácil de llevar. Un paquete completo, vamos. Oklahoma debe estar siempre agradecida de que los dioses del baloncesto pusieran en el mismo Draft a Greg Oden y a Kevin Durant.
Russell Westbrook: Tan hambriento como agresivo, Westbrook parece haberse tomado ya muy en serio la misión de querer demostrar sobre la pista que es uno de los cinco mejores bases de la NBA. Y si no lo es ya, se acerca mucho. Puede que algún día, cuando toque renegociar su contrato, haya algunos momentos de tensión cuando vea que no está al nivel salarial de Durant. Pero, por el momento, es una segunda amenaza ideal que cada vez más a menudo juega como opción número uno de su equipo.
Kendrick Perkins: Su temperamento en pista, donde jamás da por buena ninguna señalización arbitral, es exactamente antagónico a su comportamiento personal en el vestuario. Big Perk es un jugador de fácil adaptación, que nunca exigirá un cambio de dinámica en cualquier plantilla en la que se encuentre. Pero para nada conformista. Simplemente sabe cual es su papel, y lo ejecuta sin objeciones. Y ese rol, buscarse espacios en la pintura y proporcionar una gran defensa en el poste bajo, es algo que los Thunder llevan buscando desde que dejaron Seattle.
Serge Ibaka: Gran reboteador y excelso taponador. Y lo que es mejor, a él ya le sirve con ello. Solo el dato que acumula tres partidos consecutivos colocando siete o más tapones le define. Un jugador clave en un equipo que aspire a lo más alto.
James Harden: Apuesta personal de Sam Presti (GM de los Thunder), Oklahoma le drafteó por delante de jugadores como Tyreke Evans o Steph Curry que, en principio, parecerían mejores opciones para el roster de OKC. Pero, con el tiempo, si aprende a jugar con actitud, Harden puede ser exactamente lo que necesiten los Thunder para el puesto de dos: un anotador consistente, recambio de Thabo Sefolosha, el mejor defensa del equipo y siempre titular. O, al menos (y eso también es un activo muy valioso), una pieza muy codiciada de mediar un intercambio que pueda reforzar aún más a los de Scott Brooks.
Así que, básicamente, las piezas parece que encajen casi tanto como las personalidades que allí comparten vestuario. Obviamente, todas las esperanzas están puestas en el talento de Durant y Westbrook, los dos All-Stars, cuyas aptitudes crecerán cuando empiece la post-temporada. Después de lo sucedido el año pasado en primera ronda contra los Lakers, el siguiente paso previsto para este año es llegar a las Semifinales de Conferencia por primera vez en la historia de la franquicia. Y ahí, en un supuesto enfrentamiento ante los Spurs, caerán con dignidad.
Puede que este año todavía ese sea el tope. Pero da la sensación que con los Thunder estamos inmersos en un meticuloso proyecto de planificación de un equipo campeón de la NBA en un tiempo no demasiado lejano. Disfrutaremos esperando.