Historias del South Side: el básquet y el blues

Hay tres formas para empezar una historia en el South Side de Chicago: con baloncesto, con blues, o con ambas.

Estamos en 1926. El distrito sur de Chitown vive en la época de El Golpe; con Paul Newman y Robert Redford siendo guapos y pícaros entre fábricas, humo y edificios de ladrillo visto. Los inmigrantes europeos han habitado los barrios del South Side desde el siglo XIX, pero ahora ven llegar oleadas de afroamericanos que escapan del sur de los EEUU. La mayoría, desde la región del Delta del Mississippi. Su objetivo es empezar una nueva vida en un norte que, en teoría, es más libre.

Y lo acabó siendo, solo que menos de lo que esperaban.

Los miles de negros llegados al South Side de Chicago adoptan ahí el mismo deporte que sus homólogos de otras urbes del norte: de Nueva York, Boston, Detroit. Una disciplina que un tal James Naismith inventó en 1891, bautizada como basketball, y a la que comienzan a jugar a su muy particular manera. Una más libre, más física, más divertida y desinhibida que la que se juega en las escuelas de la YMCA, en las universidades. En lugares a los que los afroamericanos no tienen acceso a principios del siglo XX.

En el South Side, pocos interpretan esa nueva partitura baloncestística como los Savoy Big Five, un equipo de espectáculo formado por jugadores afroamericanos, algo así como los primeros malabaristas del balón. En 1928, muchos de sus integrantes se separan para formar un equipo propio: su nuevo nombre, Globe Trotters.

Ahí es cuando Abe Saperstein, emigrante judío en Chicago, ve la oportunidad. Se convierte en mánager y entrenador del conjunto, se lo lleva a girar por todo EEUU. Y ya que el barrio de Harlem en Nueva York era por aquel entonces el centro de la cultura afroamericana, de la que ese baloncesto jugado a rienda suelta y sin freno de mano se estaba convirtiendo en parte fundamental, Saperstein rebautizó al conjunto del South Side de Chicago con el nombre que pasó a la historia: Harlem Globetrotters.

La emergencia del Chicago blues

Los Harlem Globetrotters se convirtieron en escudo y bandera del baloncesto afro en un época en la que la NBA todavía no aceptaba a jugadores negros. De hecho, cuando para la década los 50 la liga abrió sus puertas a todos, sin importar el color de piel, muchos de sus pioneros afroamericanos —Chuck Cooper, Nat Sweetwater Clifton, Hand DeZonie, Wilt Chamberlain— habían pasado antes por los Harlem Globetrotters.


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