El draft… No es un partido de las Finales, no es un encuentro de 60 puntos de algún jugador, ni siquiera un gran concurso de mates del All-Star, pero… ¡qué noche!
Las ilusiones de 30 equipos y millones de aficionados se centran en dos momentos: la lotería del draft –hay que empujar para que los tuyos obtengan el mejor pick posible– y el día de las elecciones de los jugadores. Llegados a este punto final, los ejecutivos sudan tinta china para acertar. Tras meses, incluso algún año de seguimiento, toca tener buen ojo y no desperdiciar la que puede ser una elección que cambie la historia de la franquicia.
En una noche en la que los nervios están a flor de piel, siempre hay errores y aciertos, siempre hay quien hace un mal uso de un pick alto y quien convierte uno mucho más bajo en uno de los famosos robos del draft. De esos se ha hablado mucho –Nikola Jokic (41), Manu Ginóbili (57), Khris Middleton (39)…– pero hoy queremos ir más allá; en esta ocasión vamos a hablar de chicos que se presentaron al draft en los que ningún equipo reparó hasta el punto de no ser seleccionados. ¿Acabó eso de forma prematura con sus carreras? No. Toca detenerse en los mejores jugadores de la historia de la NBA que no fueron elegidos en el draft. Empezamos.
Ben Wallace, el gran ejemplo
Es imposible empezar por otro sitio. Por ética de trabajo, determinación, pasión sobre la cancha, reconocimientos individuales y colectivos… Ben Wallace es quien está a la cabeza de los mejores de la historia que alcanzaron la gloria sin ser elegidos en el draft.
En el caso de Big Ben, hablamos de un chico que pasó su etapa universitaria en la modesta Virginia Union de la Division II de la NCAA, donde la realidad es que no hizo demasiado ruido. Con ese pequeño cartel, ninguna franquicia reparó en su presencia durante el draft de 1996, algo a lo que ayudó el hecho de que fuese un pívot de 2,06 (se prefería a chicos interiores con más altura).
Visto que en la NBA estaba complicado hacerse un sitio, se marchó durante algunos meses a Europa, donde probó con el Reggio Calabria antes de ser finalmente firmado por Washington como agente libre. Allí, durante tres campañas, fue aumentando su peso en el equipo hasta marchar en 1999 a Orlando, donde por primera vez fue titular indiscutible para promediar 4,8 puntos y 8,2 rebotes. Sin embargo, no sería hasta el curso siguiente, ya en Detroit, cuando llegaría a convertirse en uno de los mejores defensores de la NBA.
Con los Pistons fue cuatro veces mejor defensor de la Liga (solo Dikembe Mutombo también lo ha hecho), formó parte del mejor quinteto defensivo en cinco ocasiones, disputó cuatro veces el All-Star (primer titular no elegido en el draft) y consiguió el anillo de 2004 al ganar por 4-1 a Los Angeles Lakers. Y todo ello cerrando su etapa con la franquicia de Michigan promediando 6,6 puntos, 11,1 rebotes y 2,3 tapones en un total de 655 partidos. Y por supuesto tiene retirada su camiseta con el número ‘3’ en el pabellón del equipo. Leyenda del último gran equipo de los Pistons.
Los que han sido All-Star
Sí. Wallace lo fue en cuatro ocasiones. Pero ahora toca echar el ojo a esos chicos que se codearon con los mejores pero que no pudieron tocar plata pese a estar realmente cerca, y es que uno de ellos incluso disputó en una ocasión las Finales de la NBA.
John Starks
Empezamos por un jugador que tuvo en sus manos cambiar su historia y la de los New York Knicks. Un jugador que en el sexto partido de las Finales de 1994 lanzó en un triple que le hubiese dado el anillo a los neoyorquinos y a él: John Starks.
La historia de este chico de Tulsa (Oklahoma) empieza con una etapa universitaria en la que jugó en hasta cuatro equipos, algo que sin duda no sumó de cara al draft de 1987, en el cual no fue elegido por ningún equipo. Sin sitio en la NBA optó por jugar en la CBA (liga profesional menor profesional de baloncesto que existió de 1946 a 2010 y que hasta el año 2000 funcionó como liga de desarrollo de la NBA). Tras esa salida momentánea, en 1988 se unía a los Warriors, donde apenas tuvo oportunidades.
Sería en la temporada 1990-91 cuando su carrera diese un vuelco. En aquel año pasó a formar parte de los Knicks, donde una lesión producida en un entrenamiento con Patrick Ewing impidió a los de la Gran Manzana despedirlo. Para cuando se recuperó su rol había cambiado al tener que sustituir a Gerald Wilkins, escolta titular del equipo que había caído lesionado. Fue ese el momento en el que pudo desplegar su talento y hacerse con un sitio en el equipo hasta llegar a completar ocho campañas.
En ese periodo, entre 1990 y 1998, fue All-Star en 1994 al promediar 19 puntos, 5,9 asistencias, 3,1 rebotes y 1,6 robos, formó parte del segundo mejor equipo defensivo en 1993 y fue nombrado Mejor Sexto Hombre en 1997. A nivel colectivo, como decíamos, tuvo su momento colmen en 1994, cuando perdió las Finales ante Houston Rockets por 4-3.
Brad Miller
Un caso extraño sin duda el de Brad Miller. Formado en la reputada Universidad de Purdue, allí brilló hasta el punto de ser el único jugador que ha logrado alcanzar al menos los 1,500 puntos, 800 rebotes y 250 asistencias en la historia de la institución; una gran marca que sin embargo no le sirvió para que ningún equipo se decidiese a elegirlo en el draft de 1998.
Pese a no contar con esa confianza de inicio, ya para ese primer año logró un contrato con Charlotte Hornets, equipo en el que pasaría dos temporadas antes de jugar por el mismo periodo de tiempo en Chicago Bulls e Indiana Pacers. Sería justo en su segundo curso en la franquicia de Indianapolis cuando sería por primera vez All-Star al promediar 13,1 puntos, 8,3 rebotes y 2,6 asistencias; un reconocimiento que repetiría la siguiente campaña, ya en Sacramento Kings, al conseguir una media de 14,1 puntos, 10,3 rebotes, 4,3 asistencias y 1,2 tapones.
En California, donde pasó cinco años y medio, vivió sus mejores momentos a nivel individual, pero solo en 2004 sería capaz de pasar de primera ronda de playoffs para caer en las semifinales de la Conferencia Oeste ante los Minnesota Timberwolves por 4-3. Acabaría su carrera en Minneapolis en 2012 para cerrar su carrera con un promedio de 11,2 puntos, 7,1 rebotes y 2,8 asistencias.
Campeones de la NBA
Jugadores no elegidos en el draft que se han hecho con el anillo hay bastantes, pero que lo consiguiesen siendo fundamentales en sus respectivos equipos, no tantos. Es momento de poner el acento en aquellos chicos que sin llegar a ser elegidos All-Star sí que dispusieron de ese rol en sus franquicias hasta el hecho de convertirlos en fundamentales para alcanzar la gloria a nivel colectivo.
Avery Johnson
Avery Johnson, el base de aquellos Spurs que lograron el primer anillo de su historia en 1999, tampoco fue elegido cuando se presentó al draft de 1998.
Aunque en los dos años que pasó en la universidad promedió 9,2 puntos, 12 asistencias y 3,1 robos, su nombre no sonó en 1988. No por ello su carrera se hundió. Ya ese mismo año firmaría con Seattle Supersonics, donde lo cierto es que apenas contó con minutos. Denver, Houston, San Antonio (donde pasaría tres etapas) y Golden State lo tuvieron en sus filas antes de que se asentase definitivamente en los Spurs a partir de 1994. Ahí se abrió un periodo de siete años que culminaría con el anillo de 1999 ante New York Knicks.
Aquella temporada 1998-99, en la cual se iría en la postemporada hasta los 12,6 puntos, 7,4 asistencias y 1,2 robos de promedio, sería determinante para que los de Texas lograsen su primer campeonato, ya que en el cinco partido disputado en el Madison Square Garden logró la canasta ganadora en el último minuto del encuentro.
Bruce Bowen
Y seguimos sin movernos de San Antonio para hablar ahora de Bruce Bowen. Sin ser elegido en el draft de 1993, este jugador californiano pasaría dos años jugando en Francia y probaría igualmente en la ya mencionada CBA antes de que en la campaña 1996-97 los Miami Heat le diesen la oportunidad de debutar en la NBA; eso sí, con un solo minuto en un único partido.
Al curso siguiente, en Boston, ya jugó bastante más antes de pasar igualmente por Philadelphia y volver a Miami, donde empezaría a dejar claro la clase de jugador que era con una última campaña en la fue titular 72 partidos promediando 32,7 minutos. Ese despegue de presencia en la Liga le sirvió para firmar en 2001 con los Spurs, equipo en que sería clave –jugando todos los partidos de titular hasta el curso 2008-09– para lograr los anillos de 2003, 2005 y 2007.
Su energía e intensidad sobre la cancha lo convirtieron en uno de los grandes perros de presa de la historia de la NBA, algo que sería recompensando en hasta cinco ocasiones con su presencia en el mejor quinteto defensivo de la temporada (2004-08). Los de Texas tienen retirado su número ’12’.
Udonis Haslem
Cambiamos de costa, aunque no tanto de perfil de jugador para centrarnos ahora en Udonis Haslem. Con una gran carrera de cuatro años en la NCAA en la que incluso llegó a ser nominado al Naismith of the year, se esperaba que en el draft de 2002 algún equipo confiase en sus posibilidades, pero no fue así.
Para alcanzar la NBA tuvo que pasar un año en Francia con un gran promedio de 16,1 puntos y 9,4 rebotes. Visto su despliegue de cualidades, los Miami Heat se lanzaron a contratarlo en 2003, y no se arrepintieron. Con toda su carrera en la franquicia de Florida –los últimos años casi a modo testimonial– fue muy importante en el anillo de 2006 jugando 29,5 minutos por noche en aquella postemporada para firmar 8,6 puntos y 7,4 rebotes de promedio. Más allá de sus estadísticas, por entonces hacía con facilidad el doble-doble, destacó su personalidad y liderazgo, el cual compartió con Dwyane Wade en los mejores años de la historia de los Heat.
Ya con la llegada de LeBron James y Chris Bosh sumaría otros dos campeonatos para hacer un total de tres. En aquellos años, 2012 y 2013, aún era clave en la rotación al promediar en ambos playoffs unos 20 minutos por partido.
J.J. Barea
Cerramos este apartado con una de las leyendas de la historia de Puerto Rico: J.J. Barea. El aún jugador de Dallas Mavericks tampoco vio las puertas de la NBA abiertas de par de par cuando se asomó a ellas. Era el año 2006, venía de cerrar cuatro años de universidad con los Huskies de la Northeastern de Boston con un promedio de 21 puntos y 8,3 asistencias, pero nadie apostó por él.
Tras participar en las ligas de verano, los Mavericks se fijaron en él si bien para empezar le hicieron alternar la NBA con la liga de desarrollo. En la temporada 2008-09, justo coincidiendo con la llegada al banquillo de Rick Carlisle, se estableció en la rotación como uno de los jugadores más importantes de la segunda unidad del equipo; un papel que lo convertiría en clave para que los Mavs se terminasen haciendo con el anillo de 2011. En aquella postemporada el puertorriqueño promedió 8,9 puntos y 3,4 asistencias en 18,6 minutos por encuentro.
Para sorpresa de muchos, tras ese gran éxito –el mayor en la historia de Dallas– Mark Cuban terminó mermar un equipo campeón del que además de marcharse Barea también se fue Tyson Chandler. Ya en Minnesota, J.J. mantendría su línea ascendente con dos campañas por encima de los 11 puntos de promedio antes de volver a Dallas, donde en las cuatro últimas temporadas ha estado por encima de los 10 puntos. Un talentoso loco bajito de los que ya no abundan.
Brillando desde el backcourt
Porque no todo son premios y galardones, sería de muy mala educación no dar su sitio a aquellos jugadores que se labraron una gran carrera tras tener que pelear duro por hacerse un sitio en la NBA. Ahora nos ocupamos de esos chicos que tuvieron fantásticos años en la Liga pero que no vieron recompensado tal esfuerzo tocando el cielo con un anillo o alguna presencia en el All-Star. Hablamos de chicos –todos de backcourt– que en algunos casos brillaron desde el talento y en otros desde la intendencia –como diría Andrés Montes–.
David Wesley
Empezamos este apartado dando un salto al pasado para echar un ojo a David Wesley. Formado en la Universidad de Baylor, donde promedio 21 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias en su último año, no recibió la confianza de ningún equipo en el draft de 1992 –algunos dicen que su escasa altura siendo escolta, 1,85 metros, tuvo bastante que ver–.
Sea como fuere, tuvo que pasar por la CBA y la liga venezolana antes de que en 1993 los Nets le diesen la oportunidad de debutar en la NBA; eso sí, con escasa participación. Sería con los Boston Celtics, donde pasaría los tres siguientes años, cuando explotaría como un gran anotador capaz igualmente de hacer de playmaker; no en vano en el curso 1996-97 promedió 16,8 puntos, 7,3 asistencias, 3,6 rebotes y 2,2 robos.
Ya establecido como uno de los jugadores importantes de la competición, pasaría los mejores años de su carrera con Charlotte Hornets, equipo en el que jugó ocho campañas. Allí, junto a Baron Davis y Jamal Mashburn, llegaría en hasta dos ocasiones a las semifinales de la Conferencia Este. Especialmente dolorosa fue la derrota del año 2001 frente a Milwaukee Bucks por 4-3. En aquellos playoffs Wesley promedió 17 puntos, 3,9 asistencias, 3 rebotes y 1,6 robos en 39,4 minutos por noche. Acabaría su carrera jugando un año en Houston y otro en Cleveland, equipo del que formó parte justo el año en el que llegaron a sus primeras Finales con LeBron James, si bien Wesley no participó en aquella postemporada.
Raja Bell
Damos paso ahora a los 3&D. Vale, siendo rigurosos Raja Bell era un escolta, pero su juego se basaba justo en eso: en defender fuerte y esperar abierto en ataque para anotar desde fuera.
Concluyendo sus estudios universitarios, este chico de las Islas Vírgenes –como Tim Duncan–, se presentó al draft de 1999 sin suerte aunque en su último año firmó 16,7 puntos y 4,3 rebotes de promedio. Sea como fuere, finalmente tuvo que decantarse por iniciar su carrera profesional en la CBA, tal y como otros muchos de esta lista hicieron.
Su oportunidad en la NBA le llegó de la mano de los Philadelphia 76ers, conjunto en el que pasaría dos temporadas con escasa participación, al igual que le ocurrió a la siguiente con Dallas Mavericks. El punto de inflexión de su carrera llegaría con su aterrizaje en Salta Lake City. En la campaña 2003-04, la primera con los Jazz, dejó atrás la sombra de Texas para firmar 11,2 puntos, 2,9 rebotes y 1,3 asistencias en 24,2 minutos por noche. Fue el inicio de de una serie de temporadas en las que se asentó en la Liga como titular.
Los éxitos y reconocimientos llegarían en Phoenix. Con las Suns pasó cuatro temporadas jugando las finales de la Conferencia Oeste de 2006 cayendo 4-2 ante Dallas. Un año después, en 2007, era incluido en el mejor quinteto defensivo de la temporada. Pondría fin a su periplo por la competición en 2012, de nuevo como miembro de los Jazz.
José Manuel Calderón
Le damos un toque europeo y español a la lista con José Manuel Calderón. El base extremeño se presentó al draft en 2003 sin ser elegido. Para entonces ya era un jugador asentado en la liga ACB y llegaría a jugar otras dos campañas de sus cinco totales antes de dar el salto a la NBA, el cual tendría lugar en 2005.
Fueron los Toronto Raptors el equipo que se fijó en él y que en agosto del mencionado año cerraba su contratación. Allí, en Canadá, encontró un hogar. Fueron hasta siete temporadas y media con los Raptors en las que llegaría a disputar dos veces los playoffs sin llegar a pasar de primera ronda. Dejó la franquicia canadiense mediado el curso 2012-13 con un promedio de 10 puntos y 7,2 asistencias, apartado este último en el que es segundo en la historia de la franquicia con 3.770 pases de canasta.
Tras dejar Toronto pasó por Detroit, Dallas, Nueva York, Los Ángeles, Atlanta, Cleveland y de nuevo Detroit antes de anunciar su retirada en noviembre de 2019. Un señor de las canchas de baloncesto.
Darrell Armstrong
De olvidado por todos a ser uno de los emblemas de los Orlando Magic durante varios años. Ese es el caso de Darrell Arsmtrong, un chico que no jugó al baloncesto hasta su último año de instituto, que fue olvidado en el draft de 1993 y que hasta 1997 no empezó a destacar en una NBA a la que llegó de la mano de la franquicia de Florida en el curso 1994-95 (solo disputaría tres partidos).
Pese a ese comienzo errático y verse obligado a emigrar a Europa –jugó en Ourense–, Armstrong supo hacerse con un sitio en la NBA labrándose poco a poco un sitio; tanto es así que en la temporada 1998-99 fue nombrado tanto Mejor Sexto Hombre como Jugador más Mejorado, una combinación de galardones que nadie más ha conseguido en la historia de la NBA.
Con nueve temporadas con los Magic y otras cinco repartidas entre Nets, Mavericks, Pacers y Hornets, cerraría su carrera con un promedio de 9,2 puntos, 4 rebotes, 2,7 asistencias y 1,3 robos en un total de 840 partidos.
Los últimos en sumarse
En este último apartado nos ocupamos de los jugadores que siguen activo (además del anteriormente mencionado J.J. Barea) y que ya han tenido una gran carrera o están en disposición de conseguirlo. Pese a que los métodos de scouting se han perfeccionado enormemente, aún hay jóvenes que pasan desapercibidos y que de pronto explotan en grandes jugadores que incluso el algún caso llegan a cobrar el máximo salarial.
Wesley Matthews
Empezamos por el más veterano de ellos. Formado en la universidad de Marquette, Wesley Matthews completó los cuatro años universitarios para promediar en el último de ellos 18,3 puntos y 5,7 rebotes por partido. Pese a esas buenas estadísticas adornadas con un 52,9% en tiros de campo y 39,1% en triples, ningún equipo quiso hacerse con él cuando se presentó al draft de 2009; eso sí, fue invitado por Sacramento Kings y Utah Jazz a las ligas de verano, siendo finalmente firmando por los de Salt Lake City.
Aunque con los Jazz tuvo un buen desempeño, llegando a ser titular en 48 partidos y promediando 9,4 puntos, estos finalmente no igualaron la oferta que el escolta recibió de Portland Trail Blazers. Allí, en Oregon, ha vivido sus mejores años a nivel individual y colectivo. De 2011 a 2015 disputó en tres ocasiones los playoffs, siendo siempre titular y alcanzando las semifinales del Oeste en 2014, cuando cayó 4-1 ante unos Spurs que finalmente serían campeones.
Tras cinco excelentes campañas en Portland firmó por Dallas Mavericks por el máximo salarial, en su caso 4 años y 70 millones. Fue una apuesta fuerte por parte de los de Texas, quienes no llegaron a ver esa inversión del todo recompensada en la pista. Ahora, a sus 33 años, juega un papel relevante como titular en el que era el mejor equipo de la NBA hasta el parón, los Milwaukee Bucks.
Kent Bazemore
Uno de esos casos en los que la oportunidad de tener minutos es altamente recompensada. Presentándose al draft de 2012, nadie apostó por Kent Bazemore en esa noche, aunque sí poco después, ya que los Golden State Warriors lo contrataron en julio de ese mismo año. En California sin embargo no tuvo el protagonismo que demandaba su talento, ya que en una campaña y media no pasó de promediar 6,1 minutos por encuentro.
Su carrera cambiaría drásticamente en febrero de 2014. Los Lakers, equipo que ese año ya tenía prácticamente imposible ser equipo de playoffs, lo recibía vía traspaso y lo ponía a jugar 28 minutos por encuentro. ¿La respuesta de este chico de Carolina del Norte? Promediar 13,1 puntos, 3,3 rebotes, 3,1 asistencias y 1,3 robos. Ese gran final de campaña le sirvió para que los Atlanta Hawks se fijasen en él. Allí, en Georgia, pasó cinco temporadas estando presente en la campaña de las 60 victorias, la cual concluiría en las finales de la Conferencia Este, así como en otras dos carreras de postemporada. En sus últimos cuatro años con los Hawks superó los 11 puntos de promedio estableciéndose como titular. Actualmente está jugando con los Sacramento Kings, equipo al que aporta 10,3 puntos y 5 rebotes desde el banquillo.
Fred VanVleet
Sí. Fred VanVleet ha ganado el anillo la última temporada con los Raptors y no aparece en el apartado de los campeones. Está hecho así porque los jugadores incluidos más arriba tienen una dilatada carrera en la NBA mientras que la del jugador de Toronto acaba de empezar como quien dice. Por supuesto no queremos decir que vaya a ir a menos –al revés, confiamos en que estará muchos años rindiendo a gran nivel–, pero será entonces cuando dé el salto de los últimos en sumarse a aquellos que tuvieron una gran carrera y llegaron a ser campeones.
Centrándonos en este chico de Illinois, fue en 2016 cuando nadie confió en que tuviese cualidades para ser importante en la NBA. Pese a ese varapalo, los Raptors lo llamaron para Las Vegas Summer League y en noviembre de ese mismo año debutaba frente a los Thunder. Aquella primera campaña solo jugó 37 partidos, una escasa participación que cambiaría drásticamente al curso siguiente y sobre todo en el 2018-19. Como todos sabemos, VanVleet fue fundamental en la consecución del título por parte de Toronto. Tras varios partidos desacertado, firmó un 53% en triples en los 9 últimos encuentros, y en definitivo, el sexto ante Golden State, se fue hasta los 22 puntos.
Kendrick Nunn
Es pronto para ponerle entre los mejores que no han sido elegidos en el draft, pero no para asegurar que apunta a ello. Sin ser seleccionado en 2018 ni contar con minutos en la temporada 2018-19, en la cual fue cortado por los Warriors, Kendrick Nunn, quien hizo en su último año de universidad en Oakland 25,9 puntos de promedio, no ha podido demostrar su valía hasta la presente temporada con los Miami Heat.
En la franquicia de Florida han confiado tanto en él como para darle la titularidad desde el primer día. Así, jugando 29,8 minutos por noche, se ha marchado a un promedio de 15,6 puntos, 3,4 asistencias y 2,7 rebotes por partido. Lo suyo no ha sido un robo, sino un voto de confianza con una gran recompensa.
(Fotografía de Jed Jacobsohn/Getty Images)