Adam Silver tiene la mirada puesta en los culebrones de Damian Lillard y James Harden. El comisionado de la NBA ha confesado que no le complace ver a los jugadores solicitando traspasos de sus equipos.
«En términos de demandar un cambio, por supuesto, no me gustan. Como liga, queremos que los jugadores y equipos cumplan sus contratos. Estoy atento a la situación de Portland y Filadelfia y espero que resuelvan a satisfacción de todos antes de que empiece la temporada. Y me alegro que las cosas parezcan haberse calmado un poco, al menos en términos de discurso público», aseveró Silver en una conferencia de prensa después de una Junta de Gobernadores en Nueva York.
El directivo ha tenido que intervenir en ambos casos. Primero con el base de los Trail Blazers le lanzó una advertencia a él y a su agente por expresar públicamente que solo jugaría con los Miami Heat en caso de concretarse su salida de la organización de Oregon. Después multó con 100.000 dólares al guard de los 76ers, quien llamó mentiroso al presidente de operaciones Daryl Morey y anunció que no realizaría los servicios solicitados en su contrato de jugador a menos que fuera traspasado a otro equipo.
La situación de los dos jugadores permanece igual. Sus equipos no consiguen convencerlos de continuar, pero tampoco se muestran atraídos con lo que ofrece el resto de la liga por ellos. Con la cercanía del training camp seguro habrá novedades y Silver estará observando con la expectativa de que lleguen a un acuerdo sin ventilar a la prensa los trapos sucios.
(Fotografía de portada: Alex Goodlett/Getty Images)