Los Heat confirman la machada en Milwaukee

Los Heat no han tenido que esperar siquiera a volver a casa para culminar la mayor sorpresa de esta primera ronda de playoffs. El cuadro de Eric Spoelstra se impuso en Milwaukee por 126-128 y se convirtió en el sexto octavo clasificado de la historia en eliminar al líder de su conferencia en primera ronda. Tras una temporada regular que despertaba muchas dudas, parece que Miami ha llegado a estos playoffs para hacer mucho ruido. Y que a los Bucks les esperan muchos cambios en la offseason.

Durante muchos minutos parecía sin embargo que esta iba a ser una noche tranquila y que los líderes iban a hacer sus deberes en casa y a forzar el Game 6. Los locales tuvieron tramos de buen baloncesto y, especialmente durante el tercer cuarto, hicieron que la diferencia de la clasificación quedase reflejada sobre la pista. Con una excelente defensa y algo de acierto de sus hombres importantes, Milwaukee logró cerrar el tercer periodo con una ventaja de 16 puntos que parecía ponerles el triunfo en bandeja, pero llegó entonces uno de los mayores colapsos que se recuerdan recientemente.

Y es que con el arranque del último cuarto, cualquier atisbo de fluidez ofensiva o de criterio en la toma de decisiones desapareció en los Bucks, que jugaron sus 12 peores minutos de baloncesto en muchos años. Con un 3/18 en tiro, se fueron poco a hundiendo ante unos Heat que se habían visto noqueados pero que empezaron poco a poco a creer a medida que la distancia se iba reduciendo. Aun con Jimmy Butler en el banquillo, los visitantes volvieron al partido en cuestión de un par de posesiones, y cuando el alero regresó a pista terminó de darles el impulso necesario para remontar.

El terror de los playoffs

Jimmy volvió a ser una pesadilla para Milwaukee, que parecía haber logrado frenarle durante los tres primeros cuartos pero que no hizo sino dejarle con más hambre de cara al último. Butler aniquiló cualquier esfuerzo defensivo de Jrue Holiday y logró un total de 14 puntos en el cuarto parcial para alcanzar los 40, a los que llegó con una acción tan heroica como inverosímil.

Tras un final absolutamente loco que condensó un triple de Gabe Vincent, un challenge, un salto entre dos, un saque de banda salvado milagrosamente por Middleton y un tiro libre fallado por Holiday en un lapso de 5 segundos de juego, se llegó con 118-116 a la última posesión. Con solo 2,1 segundos por jugarse, los Heat contaban con un saque de banda para buscar empatar o ganar, y, aprovechando que Budenholzer dejó a Brook Lopez en el banquillo, optaron por lanzar un balón a la pintura para que Butler buscase el alley-oop. Y aun rodeado de dos defensores y cayendo al suelo, pasó lo único que podía pasar.

El de los Heat puso el empate en el marcador a falta de cinco décimas de segundo y confirmó la que, según datos de ESPN, fue la mayor remontada jamás vista en un último cuarto en un partido a vida o muerte de playoffs. Con esta canasta, superó a Dwyane Wade como el jugador de Miami con más partidos de 40 o más puntos en postemporada (terminó con 42), y puso una guinda inmejorable a otra actuación para el recuerdo.

Pese a que seguía habiendo cinco minutos de baloncesto por delante, la prórroga pareció sentirse como una derrota en el Fiserv Forum. El lenguaje corporal de los locales dirigiéndose al banquillo hablaba por sí solo. Y aunque el tiempo extra terminó resultando más parejo, solo había un equipo mentalmente capacitado para cerrar este partido.

¿El adiós de Budenholzer?

Con todo, y sin restar un ápice de mérito a la titánica actuación de Butler, resulta inevitable mirar a Milwaukee, un equipo con experiencia ganando Finales y que viene de ser el líder de la temporada regular, y preguntarse cómo ha sido posible. Porque hay formas y formas de perder. Y lo visto en el último cuarto del Game 4 y del de esta madrugada no es precisamente la manera en que uno imagina a un equipo así cayendo.

Los últimos 12 minutos estuvieron plagados de malas decisiones, de tiros cuestionables, de pérdidas evitables. Los Bucks estuvieron a punto de perder el balón dos veces en los últimos diez segundos, Jrue Holiday falló un tiro libre que habría obligado a Miami a buscar un triple en la última posesión, y Budenholzer no pidió un tiempo muerto con el que intentar aprovechar las cinco décimas de partido que quedaban. Como tampoco lo pidió para preparar la última posesión en la prórroga. Y para rematar, la temporada acabó de la manera más coherente con lo visto sobre la cancha: con Milwaukee agotando el tiempo sin ni siquiera tirar a canasta. Sin ni siquiera intentarlo.

Cabe preguntarse si hemos visto esta madrugada el último partido de Mike Budenholzer al frente del equipo. El técnico ha sido siempre muy cuestionado por su capacidad para ser determinante en playoffs, y esta es quizás la serie que mejor define este problema. Y por injusto que sea culparle solo a él, porque también habría que hablar del hundimiento de Jrue Holiday o del mal cierre de Giannis pese a sus 38 puntos y 20 rebotes (nunca sabremos cuánto le afectó la lesión de espalda), termina inevitablemente como el gran señalado. Y quizás como la primera decisión a tomar de cara al próximo curso.

(Fotografía de portada: Stacy Revere/Getty Images)


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