La mejor semana de la temporada para los Lakers empezó y terminó con un nombre propio: Tyson Chandler. El veterano pívot de 36 años, tras firmar oficialmente su contrato en martes, salió el domingo con honores de héroe del Staples Center. Un tapón de Chandler a Trae Young sobre la bocina decidía la tercera victoria consecutiva de los Lakers en un final más sufrido de lo esperado para los locales. El premio: dormir en zona de Playoffs por primera vez esta temporada.
Ambos equipos salieron a entrenar con algo más que un partido de baloncesto en la cabeza. Como hicieron Clippers y Bucks dos días antes en el mismo escenario, Lakers y Hawks salían a entrenar con una camiseta recordando a las víctimas del tiroteo indiscriminado en un bar de la cercana localidad de Thousand Oaks que costó la vida a 12 personas inocentes. En la parte trasera, aparecían sus nombres. En la parte delantera, un simple pero contundente mensaje ante la ola de matanzas masivas por armas de fuego en Estados Unidos durante los últimos años: “ENOUGH.” (Basta.)
Partido sin dueño
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Ya con el partido en juego, parte del interés se centraba en el duelo de prometedores bases entre Lonzo Ball y Trae Young. Si bien el base angelino pinchó en hueso durante el duelo de la noche anterior ante De’Aaron Fox, en esta ocasión plantó cara, terminando con 8 puntos, 11 asistencias y 6 rebotes. Pero en el otro lado Young fue de menos a más. Su línea estadística de 20 puntos y 12 asistencias, propia de jugadores más veteranos, se queda incluso corta con la importancia que ya tiene en Atlanta.
Poco se mueve en los Hawks sin que pase por las manos de Young. Y Atlanta puede construir un bloque interesante a su alrededor. De forma particular, Taurean Prince (23 puntos y 7 rebotes), sin ser élite todavía en ningún aspecto de su juego, puede ser uno de los aleros más completos de la liga. De su mano llegaba la principal resistencia que los Lakers encontraban en el arranque de partido.
Pese a un mal arranque, con un rápido 0-9 en contra, el equipo angelino encontraba su ritmo, con la excepción de un Brandon Ingram torcido con el balón en las manos (10 puntos, 1 asistencia y 6 pérdidas). Los triples entraban de salida y LeBron James (26 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 2 robos) encontraba pronto el aro de Atlanta, dominando el primer cuarto por 28-22.
En lo que sería una constante en el partido, los Lakers perdían pie a medida que Luke Walton movía el banquillo. Con Trae Young de distribuidor, Alex Len (17 puntos y 11 rebotes) espléndido en la pintura y Kent Bazemore (21 puntos y 5 robos) incordiando la creación de juego angelina, los Hawks recuperaban la ventaja en el marcador dominando incluso al descanso por un punto.
Veteranos en forma
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Tras la pausa, LeBron James y Kyle Kuzma (18 puntos y 8 rebotes) conspiraban con Lonzo Ball para firmar los mejores minutos de los Lakers en el tercer cuarto. Una racha de 13-1 lanzaba al equipo de Luke Walton hacia una escapada que amenazaba con ser decisiva, llegando a ponerse con 15 puntos de ventaja.
Pero Trae Young quiso celebrar su primer partido ante LeBron James con victoria, y su reacción volvió a apretar el partido. De nuevo ante una segunda unidad angelina floja en defensa, Atlanta remontaba y llegaba a ponerse por delante a 5 minutos del final tras una gran combinación entre Young y Alex Len. El duelo quedaba condenado a decidirse en los segundos finales, donde las imprecisiones de ambos equipos marcaron las posesiones definitivas.
Vince Carter, a sus venerables 41 años, brillaba en el tiempo decisivo. Un mate del veteranísimo alero y unas buenas defensas a LeBron James hacían soñar a Atlanta, particularmente ante los errores angelinos. Un punto abajo y con 19 segundos por jugarse, James chocaba de nuevo con su gran debilidad: los tiros libres en finales ajustados.
Dos fallos desde los 4’60 metros colocaban cuesta arriba el partido de los Lakers, pero la lucha de Kyle Kuzma en el rebote ofensivo permitía al ala-pívot recuperar el balón. No consiguió anotar, pero el rechace caía de las manos del rehecho LeBron James, quien lo hundía para adelantar a los Lakers. Eso sí, también arriesgando seriamente una técnica tras quedarse varios segundos colgado del aro.
Y apareció Chandler
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Quedaba todavía una última oportunidad para Atlanta que Trae Young ya tenía entre ceja y ceja utilizar por su cuenta. La jugada funcionó de primeras, escapándose por velocidad del desafortunado Brandon Ingram con autopista libre hacia el aro. El base novato flotó el balón en lo que apuntaba a canasta ganadora, pero se encontró con la mano providencial de Tyson Chandler. Los 2’16 metros de humanidad del pívot se extendieron hasta rozar lo suficiente el balón con los dedos para desviarlo del objetivo. Con eso bastaba. Los Lakers habían logrado su tercera victoria consecutiva.
Por primera vez desde hace casi dos años, los Lakers tienen un balance positivo. No ocurría desde el 22 de noviembre de 2016, al principio de la primera temporada de Luke Walton en los Lakers. Tras aquel 8-7 inaugural, todo fue entonces cuesta abajo, ganando solo 18 de los 67 partidos siguientes. La presencia de LeBron James y la mejora defensiva augura un desenlace diferente. Eso sí, Tyson Chandler no siempre aparecerá con capa de superhéroe en el último segundo de futuros partidos. En teoría.