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]]>Por quinta vez desde su marcha y primera como Laker, LeBron James regresaba a la ciudad donde ganó sus dos primeros campeonatos NBA. El mejor jugador que haya pasado por Miami, con permiso de un ausente Dwyane Wade por permiso de paternidad, aún no conocía la victoria en su antiguo hogar desde su salida con destino a Cleveland en 2014. Cuatro años y medio después lo logró de la forma más dominante posible. Sus inapelables 51 puntos lanzaron a los Lakers para imponerse por 97-113.
Antes que LeBron James, solo Michael Jordan (56 puntos en los playoffs de 1992) había anotado más puntos como visitante en Miami. El dominio en la cancha fue claro desde el principio, estrenándose con un espectacular mate a la carrera a una mano. A poco más de un mes de cumplir 34 años y en segunda noche de back-to-back con viaje entre medias, el físico de LeBron James sigue desafiando al paso del tiempo.
Más que nunca
51 PTS
8 REB
3 AST
6/8 en triples¡Victoria de @LosLakers! #LakeShow pic.twitter.com/lDEjmnXl6n
— NBA Spain (@NBAspain) November 19, 2018
No solo la estadística equiparaba a LeBron James y a Michael Jordan. “Es verdaderamente extraordinario lo que ha sido capaz de hacer por tanto tiempo y lo que es capaz de hacer”, confesaba su nuevo compañero Tyson Chandler tras el duelo. “Viendo toda la expectación con la que llegó (a la NBA), uno piensa: ‘es imposible que nadie pueda cumplir estas expectativas’. No solo lo ha hecho, las ha superado, lo cual, honestamente, no puedes describirlo. Y solo hay un único otro jugador en este planeta con el que puedes compararle, y ese es MJ. En este momento, posiblemente está luchando por ser el mejor de todos los tiempos”.
Los Heat, sin Goran Dragic ni Dwyane Wade, no encontraban la fórmula para parar a LeBron James, quien estuvo a punto de anotar más que su rival al completo en el primer cuarto, con 19 puntos (de 34 totales para los Lakers) por solo 21 de Miami. Los hombres de Erik Spoelstra nunca tuvieron la oportunidad de adelantarse en el marcador, si bien nunca renunciaron a una heroica remontada hasta los segundos finales.
Sintiéndose inspirado de cara al aro (terminaría con un 19/31 en tiros de campo y un 6/8 en triples), LeBron James raramente desperdiciaría una oportunidad para castigar a Miami. Lo hizo de todas formas posibles: 14 puntos en la pintura (incluyendo varios mates antológicos), 12 puntos desde media distancia y 18 desde la línea de triple, dejando los otros 7 para la línea de tiros libres. No había mucho que hacer para Miami, lastrado por la falta de actividad de James Johnson, el jugador más capacitado para defenderle, pero justo debutando esta temporada tras salir de una lesión.
“Puede anotar ante los mejores”, explicaba Kyle Kuzma. “La gente siempre habla sobre su capacidad para facilitar y su mentalidad de dar primero el pase, pero probablemente promediaría 40 (puntos por partido) si quisiera”. Los sufridos Derrick Jones Jr., Justise Winslow o Josh Richardson, quienes compartieron la tarea de defenderle, pueden dar fe de ello.
Fueron un ex-Laker como Wayne Ellingon (19 puntos) y el propio Richardson (17), el jugador más fiable de Miami esta temporada, los que intentaron contrarrestar el torrente ofensivo de LeBron James. Para colmo, Kentavious Caldwell-Pope volvió a emerger como anotador desde la segunda unidad angelina con 19 puntos. Y la defensa de Luke Walton tuvo momentos de gran brillantez en momentos clave para apuntalar la ventaja, particularmente en la segunda mitad.
La frustración podría al final con Josh Richardson. Tras protestar una falta no señalada en la que perdió una de sus zapatillas, acabó arrojándola al público ganándose su expulsión a 6 minutos del final. Pese a ello, los Heat llegaron a reducir su desventaja a solo 8 puntos tras triple de Wayne Ellington. Pero esto solo sirvió para que LeBron James tuviera la excusa perfecta para ir a por una cifra redonda.
Una canasta lejana pisando la línea a 43 segundos del final dejaba a los Lakers 11 arriba y su cuenta particular en 48 puntos. El partido estaba ya sentenciado, pero nadie esperaba que LeBron James se relajara antes de buscar los 50 puntos. Una entrada a canasta le bastaba, pero un viejo enemigo en batallas de Playoffs en Miami le hizo cambiar de opinión.
“Lance (Stephenson) me dijo que terminara el partido y que ‘apuesto a que no lanzas un triple’”, explicó James tras el partido. “Me dijo ‘ve a por el triple, apuesto a que no lo haces’. Así que fui a por el triple. Y por eso señalé directamente a Lance”
Y así fue. Desde casi 10 metros, LeBron James se jugó un triple absurdo para cualquier otro jugador (con la excepción de otro ilustre nacido en Akron como Stephen Curry), pero que acabaría entrando para superar la cincuentena de puntos. Volviendo a su cancha, apuntaba a su compañero en el banquillo. Era el broche perfecto para una noche perfecta.
Los hitos estadísticos se acumulaban: quinto jugador con un partido de más de 50 puntos en tres equipos diferentes (tras Wilt Chamberlain, Moses Malone, Bernard King y Jamal Crawford) y el sexto que lo hacía por 12ª vez en temporada regular, deshaciendo su empate a 11 con Allen Iverson. Al final, su antigua afición le dedicaría cantos de “MVP, MVP”, como en los viejos tiempos.
Fue el aperitivo de un regreso todavía más especial. El miércoles volverá a Cleveland por primera vez como jugador de los Lakers. Un ambiente seguramente mucho menos hostil que el de su retorno allá en 2010, entonces con los Heat y todavía con la etiqueta de traidor que tardaría algún tiempo en quitarse. Tras volver como héroe 4 años después y dar a los Cavaliers el único campeonato de su palmarés, su recibimiento tendrá mucho más de agradecimiento por darle vida a una franquicia de nuevo moribunda. Sea en la ciudad que sea, LeBron James aún sigue siendo uno de los mejores jugadores que jamás haya pisado una cancha de baloncesto. En Miami dejó 51 razones para seguir creyéndolo.
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]]>Hace ya bastantes años, desde las buenas temporadas de Dwight Howard, que Orlando dejó de ser un nombre temible en la NBA. Visitar a un equipo alejado durante tanto tiempo de los Playoffs hace marcar sus visitas al hogar de Disneyworld con una cierta relajación. Y los Lakers, tras cuatro victorias consecutivas, lo pagaron caro. Los crecidos Magic no desaprovecharon un partido defensivo para olvidar de los angelinos para imponerse por un claro 130-117.
Nikola Vucevic, con 36 puntos (15/23 en tiros de campo) y 13 rebotes, fue la estrella en un partido que empezó de forma inversa a la tónica del resto del partido. Los Lakers salieron con la confianza y la concentración defensiva que les hizo entrar en dinámica ganadora, sin permitir demasiada creación de juego a Orlando. LeBron James, implacable de salida, lo remataba con 9 de sus 22 puntos en sus 7 minutos y medio iniciales de juego. Pareció ser por un cuarto el mismo gigante que empequeñeció a Portland tres días antes.
Orlando no perdió la cara al partido, perdiendo por solo 6 puntos tras 12 minutos jugados. Y le dio la vuelta entrando el segundo cuarto. De la mano de D.J. Augustin, ya un trotamundos en la NBA con ocho equipos diferentes en su historial, Orlando recuperó la creatividad ante unos Lakers dormidos. De forma particular, el daño llegaba para los angelinos en el juego interior. Por primera vez desde el 4 de noviembre, antes de la llegada de Tyson Chandler, los Lakers recibían más de 50 puntos en la pintura con 62 en total.
“Tras el primer cuarto fuimos bastante malos en defensa”, reconocía LeBron James tras el duelo. “Nos descompusimos muchas veces, lo cual no es normal para nosotros últimamente. Pero hay que darle crédito a Orlando. Nos pusieron en posiciones donde simplemente se aprovecharon de que no estuvimos en los lugares correctos en defensa”.
Para colmo, la baja de Rajon Rondo, el director de juego de la segunda unidad de los Lakers, se notaba también en ataque. La solución de Brandon Ingram como base en ausencia de Lonzo Ball no funcionó, y el banquillo de Orlando se sentía más a gusto. Para colmo, LeBron James encontraba con un defensor en estado de gracia: Jonathan Isaac. El especialista defensivo de los Magic firmó una actuación breve pero memorable, terminando en 17 minutos con 7 puntos, 5 rebotes y 5 tapones, dos de ellos a LeBron James en el segundo cuarto. El parcial de 37-22 cambiaba la señal del partido de forma irremediable.
El remate lo pondría Nikola Vucevic, quien presentó con fuerza su candidatura a debutar en un All-Star tras el descanso. Los 24 puntos en la segunda mitad del pívot montenegrino destapaban de forma definitiva la ya tambaleante protección del aro angelino. Tanto JaVale McGee como Tyson Chandler se veían incapaces de superar la excelente movilidad de Vucevic, dejando agujeros que tanto el pívot como sus compañeros no desaprovecharon. Para el final del tercer cuarto, la diferencia se escapaba a 19 puntos.
Lance Stephenson (19 puntos, incluidos dos “robados” en la última posesión sin oposición rival) puso el orgullo en una remontada imposible, pero Orlando nunca permitió sonrisas a los Lakers. Pese a alguna jugada aislada de mérito en defensa, Lonzo Ball terminó con 0 puntos, 4 asistencias y 3 robos, evidenciando la irregularidad del que es hoy por hoy el único base puro a tiempo completo disponible para Luke Walton. Si bien Luke Walton dispone de otros buenos distribuidores, el agujero será considerable hasta el regreso del más regular Rondo.
El cierre ya decidido minutos antes del bocinazo final permitió el debut del alemán Moritz Wagner, ausente en los primeros partidos de la temporada por lesión y hoy por hoy fuera de la rotación habitual del equipo. Mientras Orlando se coloca con un 50% de victorias (8-8) y se afianza en la zona de Playoffs del Este, los Lakers dormirán fuera pese a un balance positivo de 8-7. En un igualado Oeste donde un digno 7-9 puede dejar a un equipo (Minnesota) en penúltima posición), relajarse ante rivales teóricamente inferiores puede ser letal a final de temporada.
El partido en Orlando arranca una mini gira de los Lakers en el Este de tres partidos, con dos paradas muy especiales para LeBron James: este mismo domingo en Miami y el miércoles en Cleveland. En los hogares de sus 15 primeras temporadas NBA y sus tres campeonatos, su equipo volverá a encontrarse ante rivales con balance perdedor y especialmente motivados de vencer a su antigua estrella. Buenas plazas para descubrir si los problemas defensivos de Orlando fueron cosa de un día o un nuevo problema recurrente.
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]]>Tras un arranque de vaivenes, los Lakers viven su mejor momento de la temporada. El equipo angelino logró su cuarto triunfo consecutivo imponiéndose con merecimiento a Portland con 126-117. El Staples Center pudo disfrutar en todo su esplendor de un pletórico LeBron James, terminando con 44 puntos (incluyendo un 5/6 en triples), 10 rebotes, 9 asistencias y 3 tapones. Una actuación que alcanzó categoría histórica tras permitirle superar a Wilt Chamberlain como el 5º máximo anotador en temporada regular de la NBA.
Hi Dame. pic.twitter.com/C6TbRl9sCX
— Portland Trail Blazers (@trailblazers) November 15, 2018
Portland llegaba al Staples Center en plena forma, habiendo ganado siete de sus últimos ocho partidos y solo por detrás de los Warriors en el Oeste. De salida, parecieron el equipo más fuerte de la noche. Damian Lillard (31 puntos, 11 asistencias y 8 asistencias) superaba con suficiencia la frágil defensa angelina en el primer cuarto, repartiendo 7 asistencias bien aprovechadas tanto desde la línea de triple como en la pintura. Un 14-25 tras 8 minutos de partido no auguraba una buena noche para los Lakers.
La diferencia llegó a incrementarse a los 13 puntos de ventaja para Portland a mediados del segundo cuarto. El ataque de los Blazers encontraba el camino del aro sin demasiados apuros, y Al-Farouq Aminu (18 puntos) hacía también daño desde el triple. Pero LeBron James cambiaría pronto el guion. Tanto como distribuidor como ejecutor, la estrella de los Lakers empezaba a hacer presagiar su gran noche. Sus 11 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias en los últimos 7 minutos de segundo cuarto lo cambiaban todo, lanzando un demoledor parcial de 27-10 para cerrar la primera mitad.
The and-1 that put @KingJames ahead of Wilt Chamberlain on the all-time NBA scoring list. pic.twitter.com/5IBqiv4Cli
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 15, 2018
Pese a los esfuerzos de C.J. McCollum (23 puntos) y Jusuf Nurkic (21 y 14 rebotes), Portland ya no volvería a adelantarse en el marcador. LeBron James agarraba el control del partido de forma irremediable con una segunda mitad antológica. Imparable desde cualquier posición, el tres veces campeón anotó 28 de sus 44 puntos tras el descanso, respondiendo cada intento de remontada de los Blazers.
Para colmo, Portland ni siquiera pudo encontrar paz en los descansos de LeBron James. La segunda unidad mantenía e incluso aumentaba la diferencia gracias particularmente a Kentavious Caldwell-Pope, quien anotó 11 de sus 13 puntos tras el descanso. El desacierto de los Blazers en el triple, dañado por una lesión en la rodilla derecha que dejó a Seth Curry fuera de combate en la primera mitad, hacía el resto.
Damian Lillard y C.J. McCollum, flamante mejor jugador de la última semana en el Oeste, no se rendirían hasta el final, pero LeBron James se encargaba de terminar lo que había comenzado. Pese a las duras defensas de Portland, incluyendo una falta fragante de McCollum, la estrella de los Lakers sentenciaría en los minutos finales, superando de paso los 39 puntos que necesitaba para superar a Wilt Chamberlain como quinto máximo anotador histórico de la NBA. Solo Kareem Abdul-Jabbar, Karl Malone, Kobe Bryant y Michael Jordan quedarán por encima de él tras su gran noche.
LeBron James finished with 44 points, 10 rebounds, and 9 assists tonight as he became the fifth-highest scorer in NBA history #LakersWin pic.twitter.com/Wlr3CtHjer
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 15, 2018
Con 44 puntos, LeBron James también logró la máxima anotación de cualquier jugador de Lakers desde la mágica última noche de 60 puntos de Kobe Bryant antes de retirarse. Todo rozando un triple-doble que se escapó por solo una asistencia. Fue de forma indiscutible la mejor actuación individual de un Laker desde la retirada de su última gran leyenda, y suficiente para asegurar la cuarta victoria consecutiva y consolidarse en puesto de Playoffs con un balance de 8-6.
Eso sí, la noche no fue perfecta para los Lakers. Tras el partido, Luke Walton anunciaba ante los medios que Rajon Rondo sufrió una fractura en su mano derecha, concretamente en el tercer metacarpiano, y se perderá varias semanas de competición. La lesión supone un importante golpe para la rotación de los Lakers, más dependiente ahora de la consistencia de Lonzo Ball y del parche de Lance Stephenson como director de juego de la segunda unidad.
Pese a ello, los Lakers tienen motivos para el optimismo sabiendo quién será el alfa y el omega del equipo hasta que su cuerpo aguante. LeBron James llegó a Los Angeles con la clara intención de devolver a la élite a un equipo moribundo durante demasiados años. Noches como la de este miércoles certifican que la apuesta puede ser exitosa.
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]]>La mejor semana de la temporada para los Lakers empezó y terminó con un nombre propio: Tyson Chandler. El veterano pívot de 36 años, tras firmar oficialmente su contrato en martes, salió el domingo con honores de héroe del Staples Center. Un tapón de Chandler a Trae Young sobre la bocina decidía la tercera victoria consecutiva de los Lakers en un final más sufrido de lo esperado para los locales. El premio: dormir en zona de Playoffs por primera vez esta temporada.
Ambos equipos salieron a entrenar con algo más que un partido de baloncesto en la cabeza. Como hicieron Clippers y Bucks dos días antes en el mismo escenario, Lakers y Hawks salían a entrenar con una camiseta recordando a las víctimas del tiroteo indiscriminado en un bar de la cercana localidad de Thousand Oaks que costó la vida a 12 personas inocentes. En la parte trasera, aparecían sus nombres. En la parte delantera, un simple pero contundente mensaje ante la ola de matanzas masivas por armas de fuego en Estados Unidos durante los últimos años: “ENOUGH.” (Basta.)
LeBron hammers it home#LakeShow (: @SpectrumSN) pic.twitter.com/z0Ygh15L3s
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 12, 2018
Ya con el partido en juego, parte del interés se centraba en el duelo de prometedores bases entre Lonzo Ball y Trae Young. Si bien el base angelino pinchó en hueso durante el duelo de la noche anterior ante De’Aaron Fox, en esta ocasión plantó cara, terminando con 8 puntos, 11 asistencias y 6 rebotes. Pero en el otro lado Young fue de menos a más. Su línea estadística de 20 puntos y 12 asistencias, propia de jugadores más veteranos, se queda incluso corta con la importancia que ya tiene en Atlanta.
Poco se mueve en los Hawks sin que pase por las manos de Young. Y Atlanta puede construir un bloque interesante a su alrededor. De forma particular, Taurean Prince (23 puntos y 7 rebotes), sin ser élite todavía en ningún aspecto de su juego, puede ser uno de los aleros más completos de la liga. De su mano llegaba la principal resistencia que los Lakers encontraban en el arranque de partido.
Pese a un mal arranque, con un rápido 0-9 en contra, el equipo angelino encontraba su ritmo, con la excepción de un Brandon Ingram torcido con el balón en las manos (10 puntos, 1 asistencia y 6 pérdidas). Los triples entraban de salida y LeBron James (26 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 2 robos) encontraba pronto el aro de Atlanta, dominando el primer cuarto por 28-22.
En lo que sería una constante en el partido, los Lakers perdían pie a medida que Luke Walton movía el banquillo. Con Trae Young de distribuidor, Alex Len (17 puntos y 11 rebotes) espléndido en la pintura y Kent Bazemore (21 puntos y 5 robos) incordiando la creación de juego angelina, los Hawks recuperaban la ventaja en el marcador dominando incluso al descanso por un punto.
Vince Carter slam in #CrunchTime! #TrueToAtlanta pic.twitter.com/pDHXBXQICh
— NBA TV (@NBATV) November 12, 2018
Tras la pausa, LeBron James y Kyle Kuzma (18 puntos y 8 rebotes) conspiraban con Lonzo Ball para firmar los mejores minutos de los Lakers en el tercer cuarto. Una racha de 13-1 lanzaba al equipo de Luke Walton hacia una escapada que amenazaba con ser decisiva, llegando a ponerse con 15 puntos de ventaja.
Pero Trae Young quiso celebrar su primer partido ante LeBron James con victoria, y su reacción volvió a apretar el partido. De nuevo ante una segunda unidad angelina floja en defensa, Atlanta remontaba y llegaba a ponerse por delante a 5 minutos del final tras una gran combinación entre Young y Alex Len. El duelo quedaba condenado a decidirse en los segundos finales, donde las imprecisiones de ambos equipos marcaron las posesiones definitivas.
Vince Carter, a sus venerables 41 años, brillaba en el tiempo decisivo. Un mate del veteranísimo alero y unas buenas defensas a LeBron James hacían soñar a Atlanta, particularmente ante los errores angelinos. Un punto abajo y con 19 segundos por jugarse, James chocaba de nuevo con su gran debilidad: los tiros libres en finales ajustados.
Dos fallos desde los 4’60 metros colocaban cuesta arriba el partido de los Lakers, pero la lucha de Kyle Kuzma en el rebote ofensivo permitía al ala-pívot recuperar el balón. No consiguió anotar, pero el rechace caía de las manos del rehecho LeBron James, quien lo hundía para adelantar a los Lakers. Eso sí, también arriesgando seriamente una técnica tras quedarse varios segundos colgado del aro.
Ball game. #LakeShow pic.twitter.com/6EoASCu5GG
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 12, 2018
Quedaba todavía una última oportunidad para Atlanta que Trae Young ya tenía entre ceja y ceja utilizar por su cuenta. La jugada funcionó de primeras, escapándose por velocidad del desafortunado Brandon Ingram con autopista libre hacia el aro. El base novato flotó el balón en lo que apuntaba a canasta ganadora, pero se encontró con la mano providencial de Tyson Chandler. Los 2’16 metros de humanidad del pívot se extendieron hasta rozar lo suficiente el balón con los dedos para desviarlo del objetivo. Con eso bastaba. Los Lakers habían logrado su tercera victoria consecutiva.
Por primera vez desde hace casi dos años, los Lakers tienen un balance positivo. No ocurría desde el 22 de noviembre de 2016, al principio de la primera temporada de Luke Walton en los Lakers. Tras aquel 8-7 inaugural, todo fue entonces cuesta abajo, ganando solo 18 de los 67 partidos siguientes. La presencia de LeBron James y la mejora defensiva augura un desenlace diferente. Eso sí, Tyson Chandler no siempre aparecerá con capa de superhéroe en el último segundo de futuros partidos. En teoría.
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]]>La entrada Los Lakers vencen al humo y a los Kings para llegar al 50% de victorias se publicó primero en nbamaniacs.
]]>Por primera vez desde que su primer partido de 2018-19, los Lakers se fueron a dormir sin más derrotas que victorias en su haber. El equipo angelino aprovechó su mejor partido defensivo de la temporada para imponerse a los mejorados Kings por 86-101, colocando su balance en un equilibrado 6-6. LeBron James, con 25 puntos y 7 rebotes, fue el mejor en un duelo en el que Sacramento perdió la frescura de sus últimas semanas.
Pese a la diversión de cualquier partido NBA, el ambiente en el Golden 1 Center de la capital californiana tuvo un aire sombrío. Los aficionados que acudían al encuentro podían ver humo sobrevolando el pabellón, procedente del devastador incendio que está azotando el norte del estado. El conocido como Camp Fire ha asolado ya más de 400 kilómetros cuadrados y provocado 23 muertes en zonas rurales. En la urbana Sacramento, las consecuencias fueron afortunadamente menos tragedia icas.
“Tuve una pequeña jaqueca antes del partido”, explicó LeBron James tras el duelo. “Y no puedo encontrar otra razón de lo que estaba pasando que no fuera el humo. Pero se fue tras el comienzo del partido. Espero ser capaz de descansar de verdad esta noche”. Para el asmático JaVale McGee, el problema era peor. “Mi estómago me dolía como si tuviera hambre o algo así, pero era por culpa del humo, seguro”.
https://twitter.com/SacramentoKings/status/1061458066904801281
Más pareció afectar en el partido la diferencia de descansos entre ambos equipos. Sacramento llegaba tras disputar un partido en el mismo escenario solo 24 horas ante Minnesota. Por su parte, los Lakers jugaban su segundo partido en seis días, con dos de descanso desde su último compromiso, también ante los Timberwolves. Durante gran parte de los 48 minutos de partido, la energía y la frescura estuvieron del lado angelino.
Por primera vez esta temporada, los Lakers recibieron menos de 110 puntos, dejando a Sacramento en solo 86. Los Kings fueron una sombra del equipo alegre y acertado que les mantenía en la zona de Playoffs del Oeste. En estático, el equipo de Dave Joerger fue un desastre, desacertados en el tiro (34,8% en tiros de campo, 24% en triples) y en la distribución de balón (19 pérdidas por 11 asistencias). Pese a algunos destellos al contraataque, a su mala noche se le sumaba una defensa de los Lakers siempre activa.
Kuz with another #LakeShow (: @SpectrumSN) pic.twitter.com/G2JddyMu5t
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 11, 2018
Y la llegada de Tyson Chandler está empezando a tener un efecto positivo. Tras su prometedor debut ante Minnesota, el veterano pívot jugó 23 minutos cumpliendo su papel a la perfección, sumando 3 puntos y 12 rebotes, pero sobretodo usando su intimidación para proteger el aro con efectividad. Desde su llegada, la media de puntos recibidos en la pintura por los Lakers es de 36,0 puntos (34 contra los Kings). Previamente, nunca habían bajado de 48 en el resto de partidos esta temporada.
Luke Walton ha olvidado experimentos como poner a Kyle Kuzma o incluso a LeBron James como 5, dejando siempre a JaVale McGee, Tyson Chandler o Ivica Zubac (en minutos basura) como pívot puro. La consecuencia ha sido minimizar uno de los puntos débiles de los Lakers esta temporada como la defensa interior. Esta mejora ha sido clave para contar los dos partidos desde el fichaje de Chandler como victorias.
No todo fue de color de rosa para los Lakers, quienes tampoco enamoraron en su ofensiva. Lonzo Ball, finalmente presente pese a sus problemas de tobillo, tuvo uno de sus peores partidos de la temporada con solo 4 puntos (incluyendo un 0/6 en triples) y 4 asistencias. A nivel individual, el base angelino volvía a perder la batalla ante De’Aaron Fox, de nuevo el mejor de los Kings con 21 puntos (8/17 en tiros de campo) y 7 rebotes, si bien su imprecisión en el pase (2 asistencias y 4 pérdidas) acabaría lastrando el ataque de su equipo.
LeBron (25 PTS) leads the Lakers to the win over the Kings! #LakeShow pic.twitter.com/cMS34J8DrJ
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Pero LeBron James y un gran trabajo de la segunda unidad, bien liderada por Rajon Rondo (6 puntos y 7 asistencias), castigaban a ráfagas lo que Sacramento desperdiciaba en ataque. Un mal arranque del último cuarto de los Kings les dejaba con 20 puntos de desventaja, rematado con un triple de Josh Hart (11 puntos, 5 rebotes, 2 asistencias y 2 robos) y dejando el partido sentenciado antes de tiempo.
Los Lakers regresaron rápidamente a casa para enfrentarse este domingo a Atlanta, en otro duelo con un aire trágico en el ambiente. Al igual que Sacramento, la ciudad del sur de California se encuentra cubierta por el humo del cercano incendio conocido como Woolsey Fire que ha causado dos muertos y más de 200,000 evacuaciones al oeste de Los Angeles, justo en una zona que vivió días antes el tiroteo en un bar de Thousand Oaks que causó el fallecimiento de 11 personas.
Un esperado triunfo ante los Hawks (con un 3-9 en lo que llevamos de temporada), dejaría a los Lakers con balance positivo por primera vez en la era LeBron James, devolviendo la calma a la franquicia tras un difícil arranque. Además, la llegada de Tyson Chandler parece haber solucionado gran parte de los problemas defensivos de los Lakers. Algo que celebrar en Los Angeles en una semana negra.
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]]>Lonzo Ball sufrió un esguince en su tobillo izquierdo durante el entrenamiento de los Lakers del viernes. Por culpa de este percance, el base es oficialmente duda para el duelo que su equipo disputará este sábado ante los Kings. Hasta aquí, todo normal. El base de 21 años ya se perdió 30 partidos por lesión en la pasada campaña, y pasó por el quirófano en verano por un desgarro en su menisco izquierdo. A su pesar, los problemas físicos han sido recurrentes durante su etapa en los Lakers.
Pero la posibilidad de perderse el partido ante Sacramento despierta otras suspicacias. De ser finalmente baja, Ball evitará enfrentarse a De’Aaron Fox, un base de su misma generación y cuya breve historia cruzada ha estado siempre cargada de un interés especial. Una leyenda que empezó en marzo de 2017 en Memphis.
Era el Sweet Sixteen, los octavos de final del torneo de la NCAA. Dos de los mejores bases de primer año de la competición universitaria se enfrentaban liderando a dos prestigiosas universidades: Lonzo Ball con UCLA y De‘Aaron Fox con Kentucky. Pero el esperado duelo de talentos acabó en monólogo. Fox jugaría su mejor partido con los Wildcats, terminando con 39 puntos, con un 13/20 en tiros de campo, y 4 asistencias.
Más de la mitad de sus puntos (20) los lograba en la pintura, pese a la presencia de tres futuros NBA como T.J. Leaf, Thomas Welsh y Ike Anigbogu en el juego interior de UCLA. La velocidad de Fox desbordó jugada tras jugada a Lonzo Ball, quien cerró su último partido universitario con 10 puntos y 8 asistencias. Kentucky avanzaba al Elite Eight imponiéndose por 86-75. De’Aaron Fox, de paso, mejoraría su cotización en el siguiente Draft.
El partido entre Kentucky y UCLA habría quedado solo para el recuerdo de los aficionados al baloncesto universitario si los padres de Ball y Fox hubieran mantenido un perfil más discreto. Aaron Fox y el ya extrañamente célebre LaVar Ball se enfrascaron en una batalla dialéctica tras el Draft de 2017 en el que De’Aaron Fox acabaría siendo elegido en el 6º puesto, cuatro por debajo de Lonzo Ball. La frase más rotunda no fue sorprendentemente del padre de este último sino de Aaron Fox: “Mi hijo (De’Aaron) ya se lo comió (originalmente, “eat his ass”) dos veces”.
Ya con Ball en los Lakers y Fox en los Kings, el primer duelo entre ambos iba a llegar en la Liga de Verano de Las Vegas. Ball había empezado a un gran nivel en lo que eran los primeros pasos a un premio final de MVP del torneo. Pero su duelo contra el base de Sacramento nunca llegaría. Un esguince de tobillo, la misma lesión que ahora, le dejaba sin jugar. Las bromas sobre el “miedo” de Ball hacia Fox, especialmente desde la afición de Sacramento, empezaban a llegar a la NBA.
Equipos cercanos geográficamente, Lakers y Kings acostumbran a enfrentarse en pretemporada, y la de 2017 no fue una excepción. El primer enfrentamiento como profesionales entre Lonzo Ball y De’Aaron Fox estaba a punto de celebrarse. Pero el tobillo de Ball volvió a entrometerse. Otro esguince le dejaba fuera de combate para el duelo californiano.
Hubo que esperar al 22 de noviembre para ver por fin a Lonzo Ball y a De’Aaron Fox encontrarse en una cancha de baloncesto por primera vez desde el March Madness. Los Kings se llevarían el partido de temporada regular con 13 puntos de Fox ante los 11 puntos, 11 asistencias y 7 rebotes de Ball. Fueron los interiores de Sacramento, con 48 puntos combinados entre Willie Cauley-Stein y Zach Randolph, los que acabarían decidiendo el partido.
El balance de victorias entre ambos se equilibró en enero, con una victoria de los Lakers por 99-86. Ninguno de sus jóvenes bases tuvo un buen día mirando al aro, con 15 puntos (6/16) para Fox y 5 (2/10) para Ball. Eso sí, los 11 rebotes, 11 asistencias y 5 robos, incluyendo uno a Buddy Hield a 44 segundos del final, de Ball serían importantes para el triunfo de los Lakers.
Saliendo de una lesión de rodilla, Lonzo Ball volvería a perderse otro enfrentamiento contra De’Aaron Fox en febrero, descansando en el segundo partido en días consecutivos de sus Lakers. Y la lesión de menisco que terminó su temporada a dos semanas del cierre de la temporada regular también le dejó fuera del último duelo de su equipo ante Sacramento. En total, de seis opciones de jugar contra Fox en 2017-18, solo aprovechó dos.
Pese al precedente de Memphis, De’Aaron Fox nunca pareció superior a Lonzo Ball en su primer año en la NBA. De hecho, el base de los Lakers acabaría entrando en el segundo mejor quinteto de novatos, algo que Fox no logró. Pero en la presente temporada, la nueva estrella de los Kings ha dado un paso adelante que aún no se ha visto en Los Angeles. Con un balance de 7-5, Sacramento está viviendo uno de sus arranques más dulces en tiempos recientes, igualando su mejor inicio desde 2004.
Y De’Aaron Fox tiene mucha culpa. El base promedia 18,5 puntos, 7,5 asistencias y un 39,4% en triples. Números de estrella en potencia para un jugador que aún no ha cumplido los 21 años. A su extraordinaria explosividad se le ha añadido una impresionante mejora en su tiro y en su visión de juego. De su mano, los Kings vuelven a soñar con los playoffs.
Para Lonzo Ball, el arranque ha sido más irregular. Pese a ganarse el puesto de titular y mejorar sus porcentajes de tiro, ha estado más discreto compartiendo cancha con otros directores de juego, particularmente LeBron James. Sus 9,0 puntos y 4,5 asistencias por partido en 26,1 minutos en pista no despiertan demasiado entusiasmo en lo que iba a ser su año de consolidación.
En ese contexto, su nueva lesión de tobillo antes de un partido contra De’Aaron Fox vuelve a arquear las cejas de todo aficionado y profesional que recuerda la historia entre ambos. Contando también el duelo de la última pretemporada que Ball no jugó, todavía recuperándose de su operación de menisco (debutaría al partido siguiente), serían ya seis ausencias en ocho duelos directos desde la llegada de ambos en la NBA. Pensar que hay algo sospechoso en estas bajas ha creado ya una pequeña leyenda que incluso puede explicarse con tres emojis:
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— CJ Fogler (@cjzero) November 9, 2018
“Ball ducks Fox” (Ball evita a Fox), explicado con un balón de baloncesto, un pato y un zorro. Como en toda leyenda, la mayoría es falso. Conociendo el historial de lesiones de Lonzo Ball incluso cuando no tiene que enfrentarse a Sacramento, su 2 de 7 (quizás 2 de 8) de ausencias está en los márgenes de la normalidad estadística. Sin embargo, es Fox quien está imponiéndose en las comparaciones por rendimiento y por su mera presencia en la cancha. Si el tobillo se lo permite, el partido de este sábado tendrá un valor extra para Lonzo Ball. La rivalidad que empezó en Memphis aún sigue muy viva.
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]]>El potencial siempre estuvo ahí. Reconocido por el legendario entrenador Mike Krzyzewski como uno de los jugadores con mejor ética de trabajo que ha tenido nunca, Brandon Ingram siempre pareció tener herramientas suficientes para ser una estrella de la NBA.
Moldeado con un similar físico que Kevin Durant, bendecido por una envergadura de espanto y forjado con un control de balón nada habitual para un jugador de su altura (una virtud a la vez oscurecida por el auténtico unicornio que evitó que fuera el número 1 del draft de 2016: Ben Simmons), solo faltaba la bendición de Coach K para entender la elección de los Lakers. La carretera del potencial a la realidad se supera mucho más fácilmente con una mentalidad preparada para el trabajo duro.
Los destellos no faltaron. A ratos en una primera temporada en el que el tiro y el conservador ideario de Byron Scott le lastraron demasiado, y con más regularidad en una meritoria secuela. Jugando al ritmo rápido de su entrenador Luke Walton, Ingram brilló en la pasada campaña. Las lesiones le dejarían sin jugar demasiado tras el All-Star, pero su mes de febrero fue para enmarcar, promediando 18,6 puntos, 5,6 asistencias, 5,2 rebotes y un demoledor 52,2% en triples.
Los Lakers de 2018-19 son muy diferentes, especialmente por la compañía de un jugador de la magnitud de LeBron James a su lado. Todo el análisis de Brandon Ingram esta temporada tiene que entenderse por la presencia de su nuevo compañero. De los 30,7 minutos por partido que ha jugado el joven alero de 21 años esta temporada, 24,8 han sido con James al lado.
Esto no es poca cosa. Los mejores momentos de Brandon Ingram en la temporada anterior con el balón en las manos, utilizando sus insultantemente ágiles y potentes 2,06 metros de altura para darle ritmo al juego, amenazando con atacar la pintura y dejando a tiradores abiertos ante las ayudas defensivas que su presencia atrae. De forma no casual, solo Lonzo Ball repartió más asistencias totales en 2017-18 que él, algo con especial mérito para quien también fue el máximo anotador del equipo.
El problema: nadie hace mejor eso que LeBron James, quizás solo superado entre jugadores por encima de dos metros por el también cercano Magic Johnson. El aprendizaje de Brandon Ingram como point forward tendrá que esperar, o al menos reducirse a jugadas puntuales. Pero el rol de lugarteniente le está sentando estupendamente a Brandon Ingram. Incluso con LeBron James a su lado, Ingram está siendo más importante que nunca en los Lakers.
Los números marcan que el 22,7% de las posesiones ofensivas angelinas cuando está en cancha acaban finalizadas por el alero, lo cual supone de momento su máximo de carrera. Con más espacios para encontrar opciones de tiro, está anotando más y mejor. Su promedio es de 16,1 puntos, calcado al de de 2017-18 pero jugando casi tres minutos menos, con un 48,9% de acierto y un 40% en triples. En ambos casos, mejoras que rondan el 10% desde su año de novato y que también superan los porcentajes de la pasada campaña.
Pero es en la defensa donde Brandon Ingram se está encontrando más a gusto. Desde que está seindo utilizado como escolta defensivo titular a costa de Kentavious Caldwell-Pope, el alero ha sido una pesadilla para exteriores rivales de menor altura. Jugadores en buen momento como C.J. McCollum y Luka Doncic tuvieron instantes de auténtico pánico defendidos por Ingram, lo cual acabaría siendo clave para dos victorias angelinas esta temporada. Capaz de aguantar en velocidad a jugadores más bajos y explosivos, sus eternos brazos hacen el resto. Para un equipo con serios problemas para defender en la pintura, complicar la vida a los exteriores rivales evita apuros todavía mayores.
No todo es de color de rosa para Ingram. Aparte de los cuatro partidos de forzado descanso por su innecesario puñetazo a Chris Paul, su efectividad defensiva cae ante jugadores cuya virtud radica más en buscar posición para tiro rápido que en crear juego, como ocurrió con Danny Green días atrás en la paliza de Toronto a los Lakers. Pero el actual quinteto ideal para Luke Walton, con otros tres jugadores altos como LeBron James, Kyle Kuzma y JaVale McGee a su lado, no le deja otra opción.
Pese a ello, a los Lakers les está sirviendo todo lo que está aportando. LeBron James dedicaba elogios a Ingram tras la victoria ante Minnesota donde terminó con 20 puntos y 6 asistencias Para James, Ingram “juega al ritmo de B.I., al que nadie más puede jugar. Él es simplemente así de bueno, así de confiado en sus habilidades. B.I. juega a su propio ritmo. Simplemente tienes que darle el balón y dejar que haga lo que hace”. Es decir, una descripción perfecta para un jugador estrella de un equipo NBA.
Esta temporada será clave para Brandon Ingram, quien será elegible el próximo verano para una extensión de contrato de hasta cinco años con los Lakers. Es decir, con la posibilidad de asegurarse una posición en el futuro “post-LeBron” cuyo contrato expirará en 2022 como muy tarde. Su trabajo no solo consiste en ahora un buen complemento para LeBron James, sino convencer de su candidatura a futura estrella del equipo. La evolución, todavía en curso, está dando ya frutos.
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]]>Por segunda vez en 21 días de temporada regular, los Lakers añaden a un jugador para el equipo. La franquicia anunció este martes la llegada de Tyson Chandler, esperada tras la salida del pívot dos días atrás de Phoenix. Es el segundo refuerzo desde el arranque de la campaña de los angelinos, tras firmar a Johnathan Williams con contrato dual. Que ambos sean jugadores para apuntalar el juego interior no es casualidad.
Tras la dura derrota ante Toronto del domingo, con Serge Ibaka dominando a placer durante el primer cuarto, los Lakers se afianzaron a su pesar como el segundo peor equipo defendiendo su pintura de la NBA, recibiendo ahí 54,9 puntos por cada 100 posesiones. Una sangría que ha salido muy cara a Luke Walton esta temporada.
Fue el propio entrenador de los Lakers el que pidió a su presidente Magic Johnson la contratación de otro interior para ayudar en la zona. JaVale McGee, jugando más de 20 minutos por partido por primera vez desde 2011-12 se ha encontrado demasiado exigido en un rol mucho más importante que en sus dos últimos años con Golden State. El otro pívot puro, Ivica Zubac, sigue aún lejos de mostrar un nivel consistente para pelear ante interiores NBA noche tras noche. Y el parche de Kyle Kuzma como 5 ha sido un desastre sin paliativos en defensa.
La solución llega con uno de los pívots con un currículum más impresionante de la NBA. Tyson Chandler es All-Star, campeón NBA como titular indiscutible y ganador del premio al Mejor Jugador Defensivo de la liga. Su salida de Phoenix, cantada desde la elección de Deandre Ayton como número 1 del Draft y la llegada del más joven Richaun Holmes desde Philadelphia, solo esperaba a un equipo con el que tuviera interés mutuo. Y para Chandler, volver al área de Los Angeles donde se formó como jugador fue demasiado atractivo para perdérselo.
Casualidad o no, su único partido destacable a nivel individual de esta temporada fue ante los Lakers, sumando 14 puntos y 11 rebotes en lo que fue la primera victoria angelina de la temporada ante Phoenix. Su doble-doble quizás llamó la atención de Magic Johnson y Luke Walton, pero ese partido es una rareza, su único en 2018-19 con más de una canasta anotada o más de un rebote ofensivo capturado.
Pese a su mal arranque, los Lakers no son la peor defensa interior de la NBA, al menos tomando como referencia puntos recibidos en la pintura por posesión. Y eso es gracias precisamente a los Suns. El equipo entrenado por Igor Kokoskov ha sido especialmente horrendo, encajando 56,6 puntos en la pintura por 100 posesiones . A la vez, comparte con Detroit el mal ganado honor de ser el equipo que mejor porcentaje de acierto recibe en la zona restringida, con un 71,7%.
Pero Tyson Chandler, quien solo jugó 12,7 minutos por partido esta temporada, no puede cargar con la mayor parte de las culpas de estos números. Si bien Deandre Ayton ha mostrado una efectividad espectacular en ataque, la defensa está muy lejos de ser su punto fuerte. Con Chandler en cancha, los números del equipo mejoraron con unos más dignos 50,2 puntos recibidos por 100 posesiones en la pintura. Sus imponentes 2,16 de altura y su experiencia defensiva son todavía factores que Luke Walton espera exprimir en Los Angeles.
Tras un calendario infernal a principio de temporada, los Lakers tienen una semana aparentemente más sencilla con duelos ante Minnesota, Sacramento y Atlanta. Dos días sin partido tras el desastre ante Toronto pueden haber servido para aclarar ideas y corregir errores, pero la mejora angelina es ya urgente.
El debut de Chandler llegará con los Lakers este mismo miércoles. Incluso en el ocaso de su carrera, el pívot puede reducir el sufrimiento angelino defendiendo el aro, además de ser una presencia impagable en el vestuario por su experiencia ganadora. Y su primera prueba de fuego llegará este mismo miércoles ante los Timberwolves de Karl-Anthony Towns. Sus minutos y su responsabilidad en detener tanto al All-Star de origen dominicano como las entradas a canasta del renacido Derrick Rose están todavía por ver.
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]]>Una victoria de mérito y unas declaraciones tranquilizadoras pueden hacer milagros en un equipo inestable. Los Lakers regresaban al Staples Center para su duelo ante Toronto con una cierta calma tras superar un día antes a domicilio a Portland. Además, Magic Johnson ponía freno a las especulaciones sobre el futuro del entrenador Luke Walton asegurándole acabar la temporada en el banquillo angelino. Poco podía salir mal en el duelo dominical ante los Raptors, pero así ocurrió.
Pese a la baja de Kawhi Leonard, recuperándose de un golpe en su pie izquierdo, el equipo canadiense se regaló un festín en Los Angeles, imponiéndose por un engañosamente apretado 107-121. Un Serge Ibaka colosal (34 puntos, récord de carrera NBA, 20 de ellos en el primer cuarto) lanzó a Toronto en un arrollador comienzo del que los angelinos nunca se recuperaron. Incluso LeBron James, con 18 puntos y 6 asistencias en su partido más discreto como Laker, pareció olvidar su dominio pasado ante los Raptors durante su etapa en Cleveland.
Todo llegaba justo después de que Magic Johnson se reuniera con periodistas del Los Angeles Times con una única misión: asegurar la continuidad de Luke Walton como entrenador. En referencia a su filtrada tensa reunión del pasado martes, Johnson explicaba simplemente que “se lo dije, Luke lo asumió y estamos bien. No es importante”. Algo más claro, aseguró también que Walton “va a acabar la temporada salvo que algo drástico ocurra, que no va a pasar”.
BAKA NICE https://t.co/NO8CfAJYPs
— x – Toronto Raptors (@Raptors) November 5, 2018
Si algo “drástico” acaba pasando, se parecerá bastante al primer cuarto ante Toronto. Los Lakers ofrecieron su peor imagen de la temporada. Dirigidos por un soberbio Kyle Lowry (9 de sus 15 asistencias en sus 10 primeros minutos de partido), los Raptors superaron con velocidad a un rival apagado y lento de reflejos. Quizás cansados por el duelo de la noche anterior en Portland, los angelinos carecieron de fórmula alguna para parar el ataque canadiense. Particularmente, gracias a un Serge Ibaka de ensueño.
La llegada de Nick Nurse ha revitalizado al pívot español de origen congoleño. Alternándose en el puesto de 5 con Jonas Valanciunas, y jugando con cuatros más exteriores como Pascal Siakam u OG Anunoby, Ibaka ha recuperado su mejor versión. En Los Angeles, fue un torbellino. Ibaka no falló ninguno de sus 11 intentos en la primera mitad, tanto finalizando en la pintura como en tiros en suspensión. En sus 9:39 primeros minutos anotó 20 puntos. En el otro lado, los Lakers se quedaron en 17 en el primer cuarto. El resultado era entonces de un inapelable 17-42.
Vencidos desde el principio, los Lakers tardaron una eternidad en encontrar su juego. LeBron James pareció más pasivo que nunca, quizás guardando fuerzas para partidos donde la victoria fuera más realista. Solo con la lógica relajación de Toronto, particularmente en la segunda mitad, el partido pareció equilibrarse, pero muy lejos de ofrecer esperanzas a los locales.
Cherry on top. https://t.co/crmP0rL5KW
— x – Toronto Raptors (@Raptors) November 5, 2018
De forma particular, fue Kyle Kuzma quien mostró un mayor orgullo para evitar una derrota de escándalo. El ala-pívot de segundo año acabó con 24 puntos, 18 de ellos tras el descanso. De su mano, y ya con LeBron James descansando desde el tercer cuarto, los Lakers se colocaron a 10 puntos de Toronto a poco más de dos minutos del final. Suficiente para maquillar el resultado final, pero no para incordiar a los Raptors más de la cuenta. Kyle Lowry, otro año más a nivel de All-Star, tomaría el testigo de Serge Ibaka para sentenciar el partido.
Al final, el veterano base terminó con 21 puntos, 15 asistencias y solo 1 pérdida de balón, cubriendo a la perfección la ausencia de Kawhi Leonard. Pese a las recurrentes bajas del alero, quien se ha perdido varios partidos por descanso, Toronto lidera ahora el Este en solitario y la NBA junto a los Warriors con un balance de 9-1, el mejor arranque de toda su historia tras 10 partidos.
Ingram finishes strong with a two-handed slam#LakeShow (: @SpectrumSN) pic.twitter.com/pygjbDFkxU
— Los Angeles Lakers (@Lakers) November 5, 2018
Los angelinos tendrán ahora una semana más relajada, con solo un partido en los próximos cinco días, en casa ante Minnesota. Tiempo para volver al gimnasio y encontrar ese sistema de juego que Magic Johnson reclamaba días antes a Luke Walton. La llegada de Tyson Chandler, pese a estar muy lejos del que fue en Dallas o New York, añade otro jugador interior defensivo necesario para ayudar al sobreexigido JaVale McGee. Si todo sigue el plan previsto, el pívot de 36 años se incorporará a la disciplina del equipo el martes.
Con el apoyo público de Magic Johnson, Luke Walton tiene oxígeno extra para trabajar con en una semana en la que su labor en las instalaciones de entrenamiento de los Lakers será más importante que nunca. El próximo calendario ayudará, con unos menos temibles Wolves, Kings y Hawks en el horizonte. No es descabellado predecir que los Lakers (4-6 tras la derrota de Toronto) superarán la próxima semana con un balance ganador y de nuevo en calma relativa para afrontar duelos más peligrosos.
Pero el margen de error sigue siendo escaso. Una mala imagen en esos duelos ante equipos a la vez impredecibles puede crear otra tormenta. Luke Walton y el proyecto de los Lakers acabarán la temporada, según Magic Johnson. Pero en el difícil negocio del entrenador, no hay nada menos fiable que las garantías a largo plazo. Algo drástico siempre puede ocurrir.
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]]>La moral de los Lakers ha vivido tiempos mejores. El entusiasmo por el fichaje de LeBron James en verano se ha topado con la realidad de una feroz Conferencia Oeste sin mucho perdón para los errores. El balance de 3-5, pese a no ser en absoluto irrecuperable, no satisface a nadie. Y la tensión se está notando en los despachos angelinos.
El primer síntoma serio llegó este viernes, con la filtración de una reunión celebrada entre Magic Johnson y Luke Walton antes del duelo del miércoles ante Dallas, y cuyos detalles más suculentos llegaron el viernes a través de la prensa local. Según el diario Los Angeles Times, el presidente de los Lakers “gritó y soltó palabrotas a Walton”, cuestionando qué estaba haciendo con el equipo y molesto con la falta de un sistema ofensivo establecido.
Pese a esta sonora bronca, el puesto de Luke Walton, entrando en su tercera temporada en los Lakers, no peligra a corto plazo. Ni Magic Johnson quiere hacer todavía cambios bruscos, ni la propietaria Jeanie Buss ha retirado su apoyo. La máxima responsable de la franquicia quiere mantener una cierta estabilidad en el banquillo, especialmente en comparación a los años de su hermano Jim Buss al frente de la dirección deportiva. Su simpatía personal por Luke Walton, jugador clave en el vestuario de Phil Jackson en sus dos últimos campeonatos, también ayuda.
Pero esto puede no ser suficiente para Walton. Magic Johnson es la gran apuesta personal de Jeanie Buss, quien despidió a su propio hermano y al histórico Mitch Kupchak para darle total poder en la faceta deportiva. Por el contrario, el entrenador se mantiene como herencia de la antigua directiva. En caso de ultimátum, parece inviable que la propietaria de los Lakers arriesgue la continuidad de una leyenda como Magic a costa de mantener al último técnico contratado por Jim Buss.
El panorama de la liga juega también a favor del derecho de Magic Johnson de elegir a su entrenador. De las 30 franquicias NBA, solo hay 4 casos en los que el responsable deportivo no nombró a su actual técnico. En dos de ellos (Elton Brand en Sixers y Lawrence Frank en Clippers), el entrenador (Brett Brown y Doc Rivers, respectivamente) fue de facto su predecesor en el cargo. En el tercer caso, el ejecutivo al cargo es todavía interino (James Jones en Phoenix). El cuarto caso: Magic Johnson y Luke Walton.
Dejando los despachos y llegando al vestuario, Walton mantiene de momento una buena sintonía con LeBron James. La nueva cara del equipo no ha registrado ni en público ni en privado ninguna queja sobre su técnico, pero su poder es el más bajo que nunca ha tenido quizás desde sus primeros años en la NBA. En el peor de los casos, su contrato multianual no le permitiría amenazar con dejar los Lakers en la agencia libre, y cualquier exigencia de traspaso al estilo de Jimmy Butler afectaría de forma dramática su popularidad.
La situación de LeBron James recuerda al del arranque de su etapa en Miami. Escasos meses después de “The Decision”, tras llegar al final de noviembre con un decepcionante balance de 9-8, James pidió la cabeza de su entrenador Erik Spoelstra, tal y como el presidente de los Heat Pat Riley admitió años después a Ian Thompson en el libro “The Soul of Basketball”. La petición de LeBron James fue que el propio Riley tomara las riendas del equipo en el banquillo, algo rechazado de plano por el que fuera entrenador de los Lakers del Showtime.
Como entonces, ser la mayor estrella de la liga no servirá a LeBron James, sin demasiado margen de maniobra hasta 2021, para forzar la continuidad de Walton. Para colmo, el entrenador no puede presentar muchos méritos más allá de los deportivos. Tras dos años centrado más en el desarrollo de jugadores jóvenes, los Lakers no pueden presumir de haber formado todavía a ningún All-Star o al menos cercano a ese nivel. De los “primera ronda” que han pasado por las manos de Walton, ni los que se fueron (DeAngelo Russell, Julius Randle) ni los que siguen (Brandon Ingram, Lonzo Ball, Kyle Kuzma, Josh Hart) han pasado de un mero nivel de titular en equipo perdedor. El potencial para ser mucho más sigue ahí en la mayoría de los casos, pero hay dudas legítimas sobre si Luke Walton es el mentor más indicado para desarrollarlo al máximo.
Por tanto, solo le queda una salida. Quizás Magic Johnson pudo haber sido más diplomático al respecto, pero a estas alturas el balance de victorias es la única tabla de salvación de Walton. Devolver pronto a los Lakers a un récord ganador y a los puestos de Playoffs será vital para su futuro, aunque el implacable calendario no ayuda. Ya acumulando un buen puñado de partidos ante potencias del Oeste, el fin de semana angelino es todavía más infernal, jugando el sábado en Portland (con un balance de 6-2) y recibiendo al día siguiente a Toronto (8-1).
Ganar al menos uno de esos partidos y mantener una imagen digna en el otro aliviaría la presión sobre Walton. Dos derrotas, especialmente sin una mejora en el juego, dejarían a los Lakers con un terrible balance de 3-7, a ritmo cercano de las 35 victorias que el equipo logró la temporada pasada con ambiciones mucho más mundanas. Ser una persona querida por la afición, por Jeanie Buss e incluso por LeBron James no serviría de mucho si los números no salen. En este caso, los de victorias y derrotas.
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]]>La entrada Luka Doncic sufre y brilla ante su ídolo LeBron James se publicó primero en nbamaniacs.
]]>Una tímida sonrisa delataba a Luka Doncic antes del salto inicial. Por primera vez esta temporada, sus Mavericks viajaban a Los Angeles para enfrentarse a los Lakers, un partido que el joven talento esloveno esperaba con singular emoción. LeBron James saludaba uno a uno a sus rivales, incluyendo a Doncic. Chocaron sus manos y se dieron un breve abrazo. Lo protocolario para James tan tantos miles de partidos y de rivales diferentes. Para Doncic, todo lo contrario.
Luka Doncic got to matchup with his idol LeBron James tonight pic.twitter.com/hvWSgKrcgS
— Def Pen Hoops (@DefPenHoops) November 1, 2018
Preguntado por ESPN el pasado verano sobre a qué jugador tenía más ganas de enfrentarse en la NBA, su respuesta fue clara: “Es definitivamente LeBron James porque fue mi ídolo. Es mi ídolo. Será divertido”.
Desde hace ya unos años, ya sea con el Real Madrid o la selección eslovena, Luka Doncic solo era reconocible en la cancha como un adolescente por su disperso vello facial y por su acné juvenil. Su insultante dominio del juego no solo le dio minutos en los campeones europeos de clubes y de selecciones. Le dio también las riendas del juego, la capacidad de crear jugadas para otros o para él, sintiendo el respeto que los entrenadores solo sienten hacia los grandes veteranos.
Así fue con Pablo Laso en Madrid y con Igor Kokoskov en Eslovenia. En Dallas, el veterano Rick Carlisle tampoco había presentado demasiadas dudas, si bien la presencia de otro exterior insultantemente talentoso como Dennis Smith Jr. le hace compartir responsabilidades. Sin embargo, ante los Lakers, Carlisle pareció sentir esas dudas por primera vez.
Lakers start the game by having LeBron post up on rookie Luka Doncic on back-to-back possessions.
Drains the fadeaway and makes a near-psychic pass to Ingram after drawing the double-team. pic.twitter.com/9yVwHZlQ0f
— Joey Ramirez (@JoeyARamirez) November 1, 2018
Quizás por el impacto emocional de compartir cancha por primera vez con LeBron James, por los problemas de espalda que ha arrastrado en los últimos o por la dificultad del muy especial quinteto de los Lakers, Doncic perdió su magia al arrancar el duelo. La pegajosa defensa y los interminables brazos de Brandon Ingram fueron una pesadilla para él desde la primera posesión.
En defensa, tampoco mejoraba su situación. Los Lakers volvieron a salir con un equipo donde LeBron James era el segundo jugador más bajo. Más acostumbrado a emparejarse con jugadores de su tamaño o menor, Doncic se encontraba intentando detener a Ingram, a Kyle Kuzma o al propio LeBron James, quienes encontraban fáciles caminos al aro en el uno contra uno.
En el primer cuarto, Doncic fue incapaz de sumar un punto, con un 0/4 en tiros de campo incluyendo un 0/3 en triples, su única solución para superar la envergadura de Ingram. En el segundo, Rick Carlisle le dejó sentado más tiempo del habitual, jugando solo 3 minutos. Un parcial de 0-11 lanzado por los suplentes, especialmente por un J.J. Barea que siempre se crece ante los Lakers, le deba la razón
El equipo de Luke Walton volvió a encontrar buena sintonía en su cinco inicial. LeBron James siguió su reciente tradición de ejercer más de distribuidor de juego en los minutos iniciales (5 de sus 6 asistencias en el primer cuarto), involucrando a sus compañeros desde el principio, para atacar más el aro en el resto del partido. El sistema funcionó, con todos los titulares anotando al menos 12 puntos.
Pese a ello, y a que nunca llegaron a dominar en el partido, los Mavs nunca se vinieron abajo. Además, recuperarían por fin a Luka Doncic tras el descanso. LeBron James presentó su versión más letal, con 14 puntos de sus 29 totales en el tercer cuarto. Pero Doncic empezaba a sentirse más cómodo con el balón en las manos, encontrando mejores situaciones para superar la defensa angelina. Si los Mavs iban a tener alguna opción de asaltar el Staples Center, muy probablemente iba a pasar por el número 3 del último Draft.
Crunch. Time. Doncic. pic.twitter.com/TmuIhTrPxH
— Dime (@DimeUPROXX) November 1, 2018
Y así fue. A 6 minutos del final, Doncic regresaba a cancha con sus Mavs 11 abajo, tras una gran combinación entre Lonzo Ball y JaVale McGee rematado por el pívot. En su primera jugada, el esloveno subía el balón, aprovechaba una pantalla de DeAndre Jordan para ganar espacio sobre Kentavious Caldwell-Pope y clavaba sin dudar un triple limpio tras solo 8 segundos de posesión.
Era el aperitivo de un final estelar, anotando 6 de sus 14 puntos totales en los últimos 3 minutos, además de repartir 2 asistencias. De una forma u otra, 11 de los últimos 13 puntos de Dallas, por solo 3 de los Lakers en ese parcial, tuvieron su firma. La última canasta suya, a solo 7 segundos del final, fue especial: jugada individual entrando a canasta ante el complicado Josh Hart resuelto con una bomba casi acrobática. Dentro y empate a 113, poniendo de los nervios a un Staples Center que había visto a los Lakers dominar por hasta 19 puntos de ventaja.
Al final, un doloroso error defensivo le costó el triunfo a Dallas. No fue de ninguno de sus jóvenes estrellas, sino de un veterano de mil batallas como Wesley Matthews. Con los Lakers en bonus desde hacía bastantes minutos y sin tiempo muerto disponible, cometió una falta a LeBron James lejos del aro con solo 2 segundos por jugarse. James metió el segundo, obligando a los Mavs a un milagro para ganar que J.J. Barea, con un lejano y forzado triple, no pudo ofrecer. El más que necesario triunfo se fue para los Lakers por un ajustado 114-113.
Luka Dončić still had a smile on his face after a close loss in L.A. Why? He got LeBron’s jersey afterwards. pic.twitter.com/mRfUyn7tpX
— Dave McMenamin (@mcten) November 1, 2018
Para Dallas, otro equipo con problemas para cerrar partidos, suponía su quinta derrota seguida, todas ellas por menos de 10 puntos de ventaja. Para Luka Doncic, pese a la decepción, quedaba quizás su último capricho del adolescente fanático del baloncesto que acababa de conocer a su ídolo. Tras el partido, esperó a la puerta del vestuario de los Lakers para recibir el uniforme firmado de LeBron James. “Siempre quise tenerlo”, declaraba a continuación. “Fue algo importante para mí”.
Aparte de su firma, LeBron James escribía también de su puño y letra uno de sus lemas favoritos: “Strive For Greatness” (“Lucha por la grandeza”). Doncic se permitió quizás una mitad para dejarse dominar por las emociones, pero en los minutos finales fue a por la grandeza y a por la yugular de los Lakers. La próxima vez también sonreirá cuando salude a LeBron James, aunque ya no tan tímidamente. Tanto los Lakers como la NBA están ya sobre aviso: Luka Doncic es un jugador especial.
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]]>“No sé cuál es el nivel de frustración pero va a ser un vuelo difícil de vuelta a casa”, afirmaba Luke Walton tras otro partido perdido de sus Lakers decidida en los minutos finales. La quinta derrota de la temporada llegaba en una secuencia ya vista, de nuevo sucumbiendo en un duelo ante Minnesota sin dominador claro, en el que nadie pasó de los 10 puntos de ventaja en ningún momento, por 124-120.
El ambiente en Minneapolis sigue enrarecido por la petición aún no concedida de traspaso de Jimmy Butler, quien sigue en el equipo ante la dura posición negociadora de los Wolves. Pese a ello, el alero sigue jugando a nivel de estrella. Los 32 puntos de Butler, incluyendo un 12/20 en tiros de campo y un 6/7 en triples, coincidieron además con la vuelta del mejor Karl-Anthony Towns, quien terminó con 25 puntos, 16 rebotes, 5 asistencias y 4 tapones.
Brandon Ingram has a game-high 17 PTS as the @Lakers hold a halftime lead in Minnesota!#LakeShow | #PlayersOnly pic.twitter.com/ZMqgz6JIoZ
— NBA TV (@NBATV) October 30, 2018
Los Lakers también tenían un regreso en cuerpo y en alma como el del suspendido Brandon Ingram. Con todos sus hombres de rotación disponibles, el equipo angelino sacó un equipo gigantesco para el estándar actual de la NBA, cambiando a Josh Hart por Ingram, escolta nominal pese a sus 2,06 metros de altura. Y el experimento funcionó a ratos.
La combinación entre LeBron James y Brandon Ingram volvió a ilusionar, especialmente con el segundo sacando su rabia contenida tras sus cuatro partidos de suspensión de la mejor forma posible. Agresivo de cara al aro y en defensa, terminaría con 24 puntos, 5 rebotes y 3 tapones. Por su parte, James terminaría con 29 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias. Estar ya a menos de dos meses de cumplir los 34 años sigue sin reducir su estelar producción.
CLUTCH AS THEY COME. https://t.co/dcFTjhl9f8
— Minnesota Timberwolves (@Timberwolves) October 30, 2018
Pero como en toda la temporada, sin contar su duelo ante los débiles Suns, esto no sirvió a los Lakers para escaparse en el marcador. Pequeños detalles, particularmente en el rebote y en su acierto exterior, les lastran en exceso. No lo suficiente como para irse irremediablemente de ningún partido (aún no han perdido por dobles figuras esta temporada), pero sí para quedarse sin margen de error cuando el tiempo se termina. Y de nuevo, los fallos aparecieron en los minutos calientes.
“Necesitamos ser mejores. Lo sabemos”, explicó LeBron James tras el partido. “Hablamos sobre paciencia, pero no podemos repetir lo mismo, hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente. Eso es una locura. Así que tenemos que ser mejores. No podemos cometer los mismos errores una y otra vez”.
Dos momentos claves sellaron el destino de los Lakers en Minneapolis: permitir un 11-0 de parcial a mediados del último cuarto lanzado por dos triples de Jimmy Butler, y un olvidable último minuto cargado de malas decisiones ofensivas. La defensa de Taj Gibson, con dos tapones finales, y otro triple definitivo de Butler acabaron dando el triunfo para unos Timberwolves que encontraron al menos durante 48 minutos una armonía que brilló por su ausencia en los últimos partidos.
What’s it like when LeBron’s patience runs out? He was asked that postgame. Watch his reaction at the end of this clip pic.twitter.com/LaIAGlngvA
— Tania Ganguli (@taniaganguli) October 30, 2018
Tras terminar su primera minigira de la temporada con un 0-2, los Lakers volverán a casa para enfrentarse a los Mavericks de Luka Doncic en la noche de Halloween del miércoles. Un rival a priori más asequible en un ambiente propicio para recuperar terreno. Pero los números duelen, ya con un balance de 1-5 en finales ajustados (con solo el 0-4 de Oklahoma City y el 0-3 de New York como claramente peores).
Y más molesta a LeBron James, quien apareció ante los medios más seco y con cara de circunstancias que en otras ocasiones. Desde su llegada a la NBA en 2003, solo una vez empezó la temporada con un 2-5 o peor en sus 15 años anteriores, y fue en su año de novato. Sus Cavaliers no entraron entonces en playoffs, con un balance de 35-47.
Tras la derrota, le preguntaron qué ocurre cuando su paciencia se termina. Su respuesta: “No quieras estar cerca cuando se me acabe la paciencia. Lo digo en serio”. Una ligera sonrisa asomó en su cara, quizás intentando quitar hierro a una declaración que rápidamente sonaba a aviso a sus compañeros, a su entrenador y a la organización. Pero nadie duda que la paciencia de LeBron James, viendo los playoffs desde fuera por primera vez en muchos años, no será eterna.
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]]>La entrada Lonzo Ball se afianza de titular en un plan con luces y sombras se publicó primero en nbamaniacs.
]]>El escupitajo de Rajon Rondo a Chris Paul no solo le costó la expulsión en el duelo ante Houston, dos partidos extra de suspensión y casi 159.000 dólares descontados de su sueldo. El base también perdió de forma efectiva el puesto de titular con los Lakers en beneficio de Lonzo Ball, quien conservó su condición en el primer partido con Rondo de vuelta, el sábado en San Antonio.
De esta forma, Ball recupera el rol que parecía tener garantizado durante años tras ser elegido como número 2 del draft en 2017 y etiquetado por Magic Johnson como “la nueva cara de la franquicia”. Superada una operación de menisco a la que se sometió el pasado verano, sus buenas actuaciones individuales a principio de temporada le han devuelto a la titularidad.
Such an intelligent entry pass from Lonzo Ball.
Waits for DeRozan to turn his head away from the ball. Puts it on the opposite shoulder from the help defender. pic.twitter.com/lrewyl19xe
— Joey Ramirez (@JoeyARamirez) October 23, 2018
Las suspensiones de Rondo y Brandon Ingram han tenido un efecto secundario inesperado. De forma forzada al principio, Luke Walton se ha encontrado con un quinteto que funciona a las mil maravillas. Tras seis partidos de temporada regular, el grupo formado por Lonzo Ball, Josh Hart, LeBron James, Kyle Kuzma y JaVale McGee ha compartido cancha en 47 minutos, 19 más que cualquier otra combinación disponible.
El resultado es llamativo. Los Lakers anotan 110,5 puntos por 100 posesiones con lo que es también el cinco inicial en los últimos tres partidos, recibiendo solo 100,0. Su diferencia positiva de 10,5 puntos por 100 posesiones le convertiría en el séptimo mejor quinteto de la NBA con al menos 40 minutos jugados, una categoría donde el actual cinco inicial de New Orleans (Payton, Holiday, Moore, Mirotic, Davis) domina con un aplastante +34,4.
Más importante, supone también una clara mejora respecto al cinco inicial que abrió la temporada para Lakers. Sustituyendo a Ball por Rajon Rondo, a Kuzma por Brandon Ingram y a Hart por Kentavious Caldwell-Pope, su balance neto fue de solo +1,6 por 100 posesiones. Y una parte fundamental de esta mejora radica en la presencia de Lonzo Ball y en una forma diferente de jugar: más pausada que con Rajon Rondo a los mandos y mucho más segura moviendo el balón.
El quinteto de Lonzo Ball ha repartido 2,3 asistencias por balón perdido, en comparación con un menos brillante 1,4 con Rajon Rondo de titular. Todo jugando a un ritmo menos acelerado, más al gusto de la pareja de creadores de juego formada por Ball y LeBron James.
Step-backs by Lonzo!
17-4 run for the @Lakers.#LakeShow @NBAonTNT pic.twitter.com/CnlBBEf3DF
— NBA (@NBA) October 26, 2018
Esto coincide con la recuperación de un Lonzo Ball más fiable en su tiro que en su año de novato. El base, quien promedió un más que interesante 41,2% en triples durante su temporada en UCLA, fue una montaña rusa en su debut con los Lakers. Alternando momentos de pavor con otros de mayor acierto, su porcentaje de acierto desde la línea de tres no pasó del 30,5%, claramente por debajo de la media de la liga.
Como otros tiradores poco eficientes como Ben Simmons, Ricky Rubio o el propio Rajon Rondo han sufrido en mayor o menor medida, esto influye también en su trabajo como pasadores. Su defensor principal no necesita estar encima de él, consciente de que permitirle un tiro lejano es mejor opción que dejarle crear, y esto complica tantos las líneas de pase a otros jugadores del atacante como sus propias entradas a canasta.
En 2018-19, Lonzo Ball está promediando un notable 40,6%, especialmente cuando los Lakers no van sobrados de tiradores. Y la mejora radica fundamentalmente en sus tiros tras pase, pasando de 33,1% de acierto la temporada pasada a un 41,2% en la presente. Esto le convierte en un jugador mucho más valioso a la hora de compartir cancha con LeBron James que Rajon Rondo, un base cuyo peligro ofensivo disminuye radicalmente sin el balón en sus manos.
.@StephensonLance @ZO2_ #LakeShow pic.twitter.com/UNaBgyqnBV
— NBA TV (@NBATV) October 25, 2018
El experimento de Lonzo Ball, eso sí, tiene sus sombras. Pese al buen rendimiento del nuevo quinteto inicial de Luke Walton, los números castigan de forma severa al joven base de 21 años recién cumplidos. Aislado del resto de jugadores, los Lakers solo anotan 103,2 puntos por 100 posesiones con él en cancha, mientras se disparan a 121,0 cuando descansa en el banquillo. Eso sí, es difícil echarle directamente la culpa de este bajón.
Un repaso a fondo muestra que el acierto de cara al aro se hunde con Ball en cancha (de un 54,8% en tiros de campo a un 45,7%) y el porcentaje de rebotes ofensivos también se desploma (de un 31,1% a un 22,2%). A la vez, pese a que la eficiencia ofensiva baja considerablemente, los Lakers pierden el balón con menos asiduidad (solo el 10,9% de sus posesiones) con Ball que sin él (13,6%). En resumen, el equipo ha tenido más oportunidades de mirar al aro con el base en cancha. El problema es de ejecución y de encontrar segundas oportunidades.
La muestra aún pequeña de seis partidos permite aún demasiadas distorsiones como para sacar diagnósticos concluyentes. Por lo visto hasta ahora, el cinco inicial por el que ha apostado Luke Walton, aunque fuera a la fuerza, ha funcionado con Lonzo Ball compartiendo la dirección con LeBron James. En otros contextos, Ball quizás no ha sido el principal problema del equipo, pero tampoco la solución para ser competitivo.
Con un balance de 2-4 y fuera de la zona de playoffs, los Lakers necesitan victorias con urgencia para evitar descolgarse de la zona noble antes de tiempo. La juventud y potencial de Lonzo Ball no le darán muchas ventajas respecto a Rajon Rondo ante la presión de ser competitivos desde el primer día, como la presencia de LeBron James obliga. Ser el base del presente, no solo del futuro, es ya una obligación.
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]]>Por segunda vez esta temporada, la sangre fría de los Spurs les valió un triunfo ante los Lakers. Pese a ir a remolque durante gran parte del partido, el equipo dirigido por Gregg Popovich se impuso por 110-106 gracias a un DeMar DeRozan (30 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias) ya perfectamente adaptado a su nuevo entorno. LeBron James (35 puntos y 11 rebotes) jugó uno de sus mejores partidos como Laker, subiendo de paso peldaños en diferentes categorías estadísticas históricas, pero la victoria se le acabó escapando una vez más.
El duelo, eso sí, empezó de forma inmejorable para los Lakers. Dos triples de Kyle Kuzma, quien acabaría como segundo máximo anotador angelino con 15 puntos, abrían las primeras diferencias en San Antonio. La diferencia nunca iría más allá de los 14 puntos, pero los Lakers no perdieron el control del marcador hasta el último cuarto. Pese a ello, como cinco días antes en el Staples Center, las últimas posesiones les condenaron.
LeBron James records 35 PTS, 11 REB, 4 AST for the @Lakers in San Antonio. #LakeShow #KiaTipOff18 pic.twitter.com/K7SXSplRIs
— NBA (@NBA) October 28, 2018
En medio, LeBron James volvió a jugar a nivel de estrella. Sus 35 puntos fueron la máxima anotación con su nuevo equipo, con un 13/21 de acierto. Efectivo de cara al aro, de su mano y de un Lance Stephenson otra vez arrollador en pequeñas dosis (10 de sus 14 puntos en los 5 últimos minutos de primer cuarto) los Lakers consolidaban la iniciativa, dominando 29-36 tras 12 minutos y escapándose con un 37-51 a mediados del segundo cuarto en lo que fue su mayor ventaja del partido. Además, LeBron James aprovechaba su acierto para hacer historia.
Contando solo partidos de temporada regular, James alcanzó los 31.202 puntos para convertirse en el sexto máximo anotador histórico de la NBA, superando a Dirk Nowitzki, y quedándose a solo 217 del quinto, Wilt Chamberlain. Además, también adelantó a dos Lakers de alcurnia en otras categorías. Primero, rebasó a Shaquille O’Neal en la 6ª posición de más tiros de campo anotados (11.339 tras el partido en San Antonio). Posteriormente, hizo lo propio con Kobe Bryant alcanzando 30 puntos por 432ª vez en su carrera. Por delante, solo Michael Jordan, Wilt Chamberlain y Karl Malone.
DeMar DeRozan goes off for 30 PTS, 12 REB, 8 AST to fuel the @spurs win at home over LAL! #GoSpursGo #KiaTipOff18 pic.twitter.com/qbbl5RQbyw
— NBA (@NBA) October 28, 2018
Pese a un LaMarcus Aldridge discreto (15 puntos), San Antonio nunca se fue del partido, particularmente gracias al siempre incisivo DeMar DeRozan y a un Rudy Gay (16 puntos, 10 rebotes, 5 asistencias) no siempre acertado, pero apareciendo en los momentos complicados. Además, en el tercer cuarto brillaba su base titular accidental, Bryn Forbes, quien reducía las diferencias con 9 de sus 16 puntos totales. Sin Dejounte Murray ni Derrick White, el jugador de tercer año ha mantenido el nivel para los diezmados Spurs.
Y ante esta presión, los Lakers se vinieron abajo. En los últimos 12 minutos, los hombres de Luke Walton no pasaron de 18 puntos, su anotación más baja en un cuarto de la temporada, metiendo solo 6 tiros de campo por 6 pérdidas de balón. La defensa de los Spurs fue efectiva anulando el ataque de los Lakers para forzar la remontada, y solo LeBron James mantuvo ahí el nivel en los minutos calientes.
Por el contrario, DeMar DeRozan seguía consolidándose como el mejor jugador de los renovados Spurs. No solo con su efectividad anotadora que ya había desarrollado en Toronto, sino cubriendo las bajas en la retaguarda tejana como creador de juego. El escolta roza las 8 asistencias de promedio esta temporada, todo un hito para un jugador que solo había pasado de 4 una vez en su carrera, en 2017-18 (5,2).
El partido pareció terminar con una canasta de Rudy Gay a minuto y medio del final que colocaba 8 arriba a San Antonio, pero LeBron James tenía aún recursos para forzar la remontada. Cuatro puntos seguidos y una asistencia para triple de Josh Hart calentaban el partido, si buen nuevamente DeMar DeRozan lo congelaba con una canasta desde media distancia. Los Lakers se encontraban con el balón 3 abajo y con 16 segundos por jugarse.
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El siguiente ataque no pasó a la historia por su brillantez. LeBron James encontraba un preciso pase a Rajon Rondo solo en la pintura de los Spurs, pero el base prefirió renunciar a una bandeja fácil para intentar buscar un triple abierto que nunca llegó. Dos tiros libres de Josh Hart con 3,5 segundos por jugarse fue todo lo que encontraron, insuficiente para aspirar de forma realista a la victoria.
Tras meter el primero, Hart tiró el segundo tiro libre a fallar, con el rebote cayendo en las manos de un Pau Gasol que previamente había derribado a LeBron James con un codazo aparentemente accidental que los árbitros no señalaron. El pívot de Sant Boi culminó su doble-doble (11 puntos y 12 rebotes) con dos tiros libres, dando la victoria a unos Spurs que volvían a la zona ganadora de la clasificación con un 3-2 de balance.
Detrás seguirán los Lakers, con solo 2 victorias por 4 derrotas, sabiendo que la rotación volverá a estar completa en su próximo duelo en Minnesota con el regreso de Brandon Ingram. LeBron James está ya a pleno rendimiento, pero el equipo sigue careciendo de la consistencia necesaria para sobrevivir en el Oeste. En San Antonio, lo pagaron caro.
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]]>Denver perdió su condición de invicto tras caer ante unos Lakers que lograron su primera victoria como local de la temporada. El 121-114 final fue un marcador demasiado abultado para un duelo lleno de alternativas, donde ningún equipo llegó a dominar por más de 8 puntos. Fue en un final vibrante, lanzado por Lance Stephenson, culminado por Kyle Kuzma y dirigido por un magistral LeBron James, en el que los Lakers se llevaron su mejor victoria del año. Todo con un visitante de excepción Kobe Bryant, quien se asomaba por primera vez esta temporada al Staples Center.
El partido se presentaba con un duelo de contrastes, al menos estadísticas básicas en mano. Los Lakers eran el segundo equipo más anotador de liga. Denver, el segundo que menos recibía. Y fueron los que empezaban pronto a mostrar su gran mejoría defensiva en la presente temporada, congelando de primeras las ganas de generar juego de su rival. Complicando el ataque angelino desde el perímetro, anulaban de salida a Lonzo Ball y Josh Hart, dejando a LeBron James como el único jugador capaz de hacer daño a Denver.
DRAW IT UP https://t.co/yGaaSci2Hi
— x – Denver Nuggets (@nuggets) October 26, 2018
En el otro lado, los Nuggets encontraban huecos en la defensa angelina, particularmente gracias a la incisiva presencia de sus exteriores Jamal Murray (22 puntos y 10 rebotes), ya uno de los jugadores menos queridos en el Staples Center, y Gary Harris (13 puntos y 5 asistencias). Sin necesidad de que Nikola Jokic destapara aún su mejor juego, era suficiente para empezar dominando tras 12 minutos, con un 22-26 en el marcador. Era el segundo cuarto menos anotador de los Lakers en 2018-19.
A partir de ahí, en un periodo especialmente cargado de rachas para ambos equipos, las estrellas tomaban el control. LeBron James se quedaba ya cerca de su primer triple-doble de la temporada, llegando al descanso con 14 puntos, 8 asistencias y 6 rebotes. Lonzo Ball empezaba a sacudirse la presión de los exteriores de los Nuggets, pero era el constante peligro de James el que daba aire a los Lakers ante uno de los últimos invictos de la temporada NBA.
Por Denver, pese a algunos apuros ante el debutante y peleón Johnathan Williams, era Nikola Jokic (24 puntos y 11 asistencias) quien respondía. Su duelo en la pintura de Lakers ante JaVale McGee no tuvo color alguno, anulando sus esfuerzos defensivos por su gran movilidad dentro y fuera de la pintura. Pero fue Kyle Kuzma, en un dulcísimo momento desde que volvió a la titularidad, el que cerró con lazo dorado la primera mitad, anotando un triple sobre la bocina que daba a los Lakers una ventaja de un punto al descanso.
Lance Stephenson stops on a dime, steps back, and connects! #LakeShow 104 | #MileHighBasketball 106
5:15 remaining on @NBAonTNT pic.twitter.com/3c3WuRDTt9
— NBA (@NBA) October 26, 2018
El panorama no cambiaba tras la pausa. Ambos equipos se intercambian ataques cortos, a un ritmo siempre frenético y donde los Lakers se sentían más cómodos. El resultado no siempre fue baloncesto brillante, con demasiados tiros fáciles fallados cerca del aro. Los malos porcentajes desde lejos, un problema de ambos equipos esta temporada, tampoco ayudaban. De nuevo, los que sobresalían a ratos eran Nikola Jokic y Jamal Murray, devolviendo para Denver una ligera ventaja al final del tercer cuarto, pero insuficiente para llegar calmados a los minutos calientes del duelo.
Eso sí, los Nuggets parecieron tomar la directa hacia su quinta victoria consecutiva. Monte Morris, en su mejor partido en la NBA, despegaba a Denver a una ventaja de 8 puntos a 6 minutos del final. Era ya la mayor ventaja de cualquiera de los dos equipos en todo el partido y amenazaba con aumentar. Pero ahí apareció Lance Stephenson, y lo cambió todo.
El siempre peculiar ex-jugador de los Pacers se ha adaptado a la perfección a su nuevo equipo, y ante Denver acabó siendo el alma de la remontada angelina. Dos triples consecutivos cerraban cualquier sueño de los Nuggets de romper el partido a su favor, y su energía incontenible acabó contagiándose al resto de Lakers y a un Staples Center vibrante. La defensa apretó, particularmente de la mano de un activo Lonzo Ball que terminó con 12 puntos, 8 asistencias, 6 rebotes y 5 robos, y Denver se atascó de forma irreversible.
LeBron (28 PTS, 11 REB, 11 AST) put together his first triple-double in purple & gold to lead the @Lakers to victory! #LakeShow pic.twitter.com/kjZc7xEl1N
— NBA on TNT (@NBAonTNT) October 26, 2018
La remontaba llegaba como un ciclón, con un parcial de 19-4 rematado por dos mates de Kyle Kuzma, cerrando otro buen partido con 22 puntos. En la sala de mandos seguía LeBron James, logrando su primer triple-doble como jugador de los Lakers con 28 puntos (10/17 en tiros de campo), 11 asistencias y 11 rebotes. Una entrada a canasta a 38 segundos del final, superando sin apuros a un envejecido Paul Millsap, daba la sentencia definitiva al partido.
Como testigo de excepción, Kobe Bryant aplaudía la primera victoria en casa de los Lakers. El equipo angelino dejando destellos del juego generoso y rápido que Luke Walton siempre quiso impartir, con 27 asistencias como su mejor prueba estadística. Hacerlo contra Denver, en plena cumbre defensiva de la liga, tuvo mérito doble.
Para los Nuggets, aún con un 4-1 del que estar orgulloso, queda como una buena lección para los minutos finales. El partido no se perdió en la pizarra táctica, donde van en camino de ser un equipo implacable, sino en la emoción de un final donde los Lakers encontraron su lugar feliz, en su mezcla de actividad defensiva y rapidez ofensiva. En el geográficamente bien correspondido duelo entre calor y frío, acabó imponiéndose la anoche hirviente sangre angelina.
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