El elegido irrumpe en la final de conferencia Este. Con nueve puntos en el momento decisivo de la madrugada, LeBron silenció al United Center y Miami recupera el factor cancha. Bien secundado por Wade, Chris Bosh y el factor Haslem, James hizo añicos la pizarra de Tom Thibodeau. Defensa, rebote, equipo y una leyenda: LeBron James. Quiere el anillo. Y su misión parece de todo menos imposible.
- Bulls 75 Heat 85
Queda serie. Mucha serie. Miami recupera el factor cancha tras asaltar el United Center dos días después de perder de forma estrepitosa en el estreno de la final de conferencia Este. Por momentos, y en especial en la recta final de partido, la franquicia de Florida recuperó su mejor versión defensiva. Los Heat fueron un verdadero equipo en el último cuarto. Dominio del rebote (41-45), control y defensa de manual ante Derrick Rose -el MVP finalizó la madrugada con un preocupante 7/23 en tiros de campo-, mejores porcentajes y, como no, King James. LeBron dio un paso al frente. Una zancada gigantesca. Recital incontestable: 29 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias. Sus prestaciones en la hora de los valientes acabaron con la resistencia de los Bulls. James anotó 9 puntos en los últimos 4:27 para certificar el triunfo del equipo de Erik Spoelstra.
Férreo rival Chicago. Como ya ocurriera en la madrugada del lunes al martes, arrancó el partido enchufadísimo. Gran intensidad detrás, trabajo defensivo hasta la extenuación, ayudas constantes, traps académicos contra James y Dwayne Wade. Una auténtica lección de conocimiento del rival a cargo de Tom Thibodeau. Con triplazo de Luol Deng desde su propio campo y at the buzzer, los Bulls finalizaban el primer periodo siete arriba (26-19). Spoelstra buceaba en las profundidades de su rotación. Preocupado por la derrota parcial en la batalla por el control del rebote y los problemas de faltas personales de Joel Anthony, recurrió a Udonis Haslem -puede ser una de las claves de la serie- e incluso a Jamaal Magloire y Juwan Howard. La respuesta, sin embargo, llegó procedente de la galaxia Flash. Dwayne Wade anotó 12 puntos en el segundo cuarto. Incontenible. El genuino solo de guitarra. Que razón tenía Andrés Montes. Todos los jugones sonríen igual. Miami recuperaba la ventaja en el intermedio (46-48).
Tras el paso por vestuarios, aparecieron las defensas. Thibodeau y Spoelstra debieron tirar de pizarra en la pausa. Cada canasta suponía una vida para los flamantes finalistas del Este. Los Heat resultaron ganadores de la guerra de guerrillas. Limitada la genialidad de Derrick Rose, Chicago ve reducidas sus opciones. Al 99%. A falta de tres minutos para la conclusión del tercero, Miami disfrutaba de una cómoda renta de once puntos (56-67). Fue el periodo de Udonis Haslem. Con nueve puntos casi consecutivos, el versátil pivot del Instituto de Florida encendió las alarmas en la pintura de los Bulls.
Pero de nuevo apareció el alma de Chicago. El deseo mayúsculo de hacer historia. El hambre de ganar. Contra las cuerdas y prácticamente con todo en contra, la franquicia de Illinois volvía a meterse en el partido gracias al estallido del períimetro. Rose y Ronnie Brewer encontraron por fin una vía de agua en la muralla generada por Spoelstra. Un mate de Taj Gibson en el ecuador del último cuarto devolvía las tablas al electrónico: 73-73. Vuelta a empezar. Partido nuevo. Fue el momento James. Un triple y tres tiros estratosféricos para los que Chicago sencillamente no tuvo respuesta. Miami supo sellar su aro, cerrar el rebote y sentenciar el empate en una eliminatoria con aroma a batalla épica. Desde su privilegiada butaca en la guarida de los toros y luciendo el anillo que conquistó con los Lakers en el 85, Pat Riley esbozó una discreta sonrisa. La serie viaja ahora al estado de Florida. El tercer partido de la serie se disputará en la madrugada del domingo al lunes (2.30h).