Aún no han sido traspasados, pero James Harden y Damian Lillard siguen centrando gran parte de la información de la NBA. El hecho de que los dos hayan pedido el traspaso casi al unísono y que además lo hayan hecho con ciertas exigencias respecto a sus destinos, ha levantado tanta polvareda como para que la propia NBA haya lanzado un mensaje de advertencia a la estrella de los Blazers y su agente. Es un debate abierto, ese que busca el equilibrio entre los derechos de las franquicias y los propios jugadores.
Justo sobre ese tema, el de buscar la mejor solución para todos en estos casos, habló recientemente James Harden. Lo cierto es que no dijo mucho. El aún jugador de Philadelphia 76ers explicó que comprendía a ambas partes y que se trataba de encontrar un punto intermedio. Poco más aportó.
Mientras La Barba se muestra equidistante –es lógico siendo uno de los involucrados–, quien ha tenido menos ‘miedo’ a la hora de hablar ha sido Austin Rivers. El guard de Minnesota Timberwolves tiene claro que la NBA es un negocio con unas reglas y que estas las conocen todos al llegar, por lo que querer saltárselas por un deseo personal no acaba de estar bien.
«Si eres un agente libre, puedes elegir a dónde vas a ir, ese es el negocio. Pero cuando no lo eres y firmas un contrato, eso es también parte del negocio. Si te traspasan a algún lado, tienes que ir a jugar y punto», sentencia durante una intervención en su podcast.
Más allá de cómo se terminen resolviendo estas dos peticiones de traspaso, la realidad es que parece necesario que se ponga cierto coto a las peticiones de traspasa y al desarrollo posterior de las mismas.
(Fotografía de Steph Chambers/Getty Images)