Con el cuarto título en la Atlantic Divison consecutivo en el bolsillo, y en plena lucha por asegurarse el primer puesto del Este con los Bulls y los Heat, Danny Ainge, presidente de operaciones de los Boston Celtics, ya está pensando en el futuro. Y el primer paso está claro: renovar a Glenn «Doc» Rivers.
El técnico de los Celtics está considerado unánimamente como uno de los factores principales de la nueva era dorada de la franquicia, y su permanencia es prioritaria para Ainge. Pero, Rivers, de 49 años, y en el cargo desde 2004, ya ha avisado alguna vez que le gustaría dejar los banquillos para estar más con su familia. Su hijo, Austin, es una de las mayores promesas de Estados Unidos, y el próximo año será uno de los «freshman» más esperados de la NCAA con Duke.
Aún así, CSN New England ha adelantado que las negociaciones entre Ainge y Rivers, cuyo contrato expira este verano, ya se han iniciado. La principal baza de Ainge, irónicamente, es el lockout que se avecina sobre la NBA, lo que le dejaría a Rivers más tiempo para estar con su familia, y acompañar a su hijo en su principio de temporada con los Blue Devils.
«Doc sabe lo que siento», confiesa Ainge, «estoy haciendo todo lo que puedo para retenerle todo el tiempo que sea posible«. Pero confiesa que la posibilidad de que Rivers no siga en el cargo la próxima temporada es real. «Creo que intentará decidir si volverá a Boston, o si se tomará un tiempo libre, quizás un año o dos, y hacer otras cosas».
Las cartas de Ainge están sobre la mesa. La primera opción es y será Rivers. Pero la decisión, en este caso, estará enteramente en las manos del entrenador que guió a los Celtics a su 17º anillo.