Hace horas saltó la bomba. James Harden ejercía su opción de jugador por valor de 35,6 millones de dólares, pero no para quedarse en Philadelphia, sino para buscar un traspaso.
El guard, a quien desde hace semanas se colocaba únicamente en los 76ers o en los Rockets –un retorno al lugar en el que fue MVP–, finalmente ha cambiado el curso de la historia motivado por el que entiende ha sido un trato inmerecido por parte de la organización de Pensilvania.
Según informa Sam Amick de The Athletic, Harden se siente hasta cierto punto engañado. Cuando el curso pasado perdonó dinero para ayudar a la flexibilidad financiera de los Sixers, lo hizo esperando firmar ahora un acuerdo a largo plazo; sin embargo, se ha encontrado con que su actual equipo pretendía sellar su continuidad con un nuevo contrato corto. Ahí ha estallado.
Con su enfado ‘en la mano’, La Barba se reunió con la gerencia de Philadelphia y puso las cartas sobre la mesa pidiendo el traspaso, un camino mucho más sencillo para acabar en un equipo de su elección, ya que a través de la agencia libre pocos tendrían espacio salarial para contratarle.
Siguiendo esa pista, Adrian Wojnarowski de ESPN señaló rápidamente que New York Knicks y Los Angeles Clippers se situaban como los dos equipos más probables para recibirle en un intercambio. Pues bien, Sam Amick señala que el MVP de 2018 se habría decantado por jugar en la franquicia angelina, donde Kawhi Leonard y Paul George apoyarían su llegada.
¿Cuál es la postura de los 76ers ante tal situación? Intentar ayudar a Harden. Así es. Lejos de tomarse esto como una afrenta, en Pensilvania van a hacer lo posible por ayudar a que su aún jugador aterrice en algún lugar de su agrado.
(Fotografía Tim Nwachukwu/Getty Images)