Dillon Brooks se mira al espejo y no se reconoce. O al menos no percibe lo que resto del mundo parece ver. El exalumno de Oregón llegó a la liga con una desaforada autoestima por bandera. Concordase esta o no con sus aptitudes. Cinco años después, Brooks sigue afrontando sus partidos con la misma mentalidad, tomando responsabilidades que su carácter devora, aunque su baloncesto no las excuse.
El escolta lleva años estando entre los tres jugadores de Memphis que más tiros toman por noche sin ser uno de los jugadores más talentosos de la plantilla. Incluso lanzó más que Demond Bane el curso pasado y esta campaña tan sólo ejecuta un tiro menos. La brusquedad ofensiva de Brooks se hace aún más evidente en una era obsesionada con la eficiencia de la que él parece ser enemigo. Y sigue tirando más de 15 veces por partido aun estando muy por debajo de la media de la liga en tiros de campo efectivo o true shooting.