Habrá séptimo partido. Un descomunal LeBron James empató la serie en un caliente y fascinante partido que los Cavs dominaron de principio a fin. Los 41 puntos y 11 asistencias del alero remataron una actuación que llegó a su punto cumbre en un último cuarto espectacular para reprimir los intentos de remontada de Golden State. Al final, la serie deja Cleveland con un 3-3 y un 115-101 para el equipo local. El domingo, el Game 7 definitivo en Oakland decidirá el campeón de la temporada 2015-16.
Steve Kerr compensó la baja por lesión de Andrew Bogut sacando al célebre «quinteto de la muerte» de salida, con Andre Iguodala en el cinco inicial y Draymond Green de salida como pívot. Un movimiento que buscaba acelerar el ritmo del partido y poner de salida el duelo a su favor. Por contra, Tyronn Lue apostaba por mantener a su cinco habitual, con el irregular Kevin Love todavía en el quinteto inicial.
Los Cavs golpean primero
Pero, pese a la temida alineación de Golden State, los Cavaliers salieron lanzados con un parcial de 8-0 inicial pese al temprano descanso de Kevin Love con dos faltas. En defensa, Cleveland dejó a todos los titulares bien atados salvo a Harrison Barnes, quien mantuvo su mala muñeca del partido anterior. Los Warriors tardaron cinco minutos para anotar mientras Cleveland, con un encendidos LeBron James y Kyrie Irving, empezaba a abrir hueco. Stephen Curry, para colmo, también se sentaba antes de la cuenta tras cometer su segunda personal, y Golden State se derrumbó con estrépito.
El dominio de Tristan Thompson en la pintura, ante la ausencia de Andrew Bogut y la irrelevancia de Draymond Green primero y de Festus Ezeli a continuación, fue abrumador. Sin el rebote controlado, sin acierto exterior y con varios jugadores totalmente desenchufados, la diferencia empezó a ser de escándalo bien pronto con un demoledor 31-11 al final del primer cuarto para Cleveland. Se igualaba así la segunda mayor desventaja en un primer cuarto de la historia de las Finales.
Remando contra corriente
El regreso de Stephen Curry empezó a animar a los Warriors, que recuperaban al menos su peligro ofensivo. La dañada espalda de Andre Iguodala disminuía su efectividad, pero pese a todo Golden State encontraba su ritmo. La inspiración casi divina de los Cavs en el primer cuarto se transformaba en una versión más mundana y previsible, especialmente durante los descansos de LeBron James. Pese a llegar a ponerse a solo 8 puntos, los Warriors volvían a sucumbir al poderío interior de Thompson, mientras Irving y James (34 puntos combinados al descanso) remataban en el otro lado. Al final del segundo cuarto, la diferencia volvía a ser relativamente cómoda para Cleveland: 59-43.
El panorama en la segunda mitad iba a peor para los Warriors, que veían desesperados como hasta Kevin Love se metía en el partido. Incapaces de parar a un LeBron James que mezclaba a su antojo la precisión de sus pases con la destrucción de sus entradas a canasta, seguían encomendándose a intentar enlazar una racha de aciertos para construir una remontada. Y en los últimos minutos de tercer cuarto, apareció Klay Thompson. Un parcial de 0-10 para cerrar el parcial ponía el susto en el cuerpo a los Cavaliers, que de repente veían como su ventaja se reducía a un 80-71 demasiado corto para sentirse cómodos.
Final caliente
LeBron with an emphatic block on Curry. https://t.co/BYTWJvprwg
— RealGM (@RealGM) June 17, 2016
Los Warriors seguían peleando, con Leandro Barbosa apareciendo desde el banquillo para sumar unos puntos que su equipo necesitaba con ansia. Pero LeBron James, avasallador durante todo el partido, sacó todo lo mejor de su envidiable repertorio. El alero se echó al equipo se multiplicó en todas las facetas, anotando, reboteando, asistiendo y poniéndole un enfático tapón a Stephen Curry que mostraba definitivamente que la serie había cambiado de dinámica.
Curry reacts to his sixth foul. https://t.co/47daRlIhh9
— SLAM (@SLAMonline) June 17, 2016
Curry perdió los nervios tras su sexta falta, ganándose de rebote una técnica y una muy posible multa tras lanzar a un espectador su protector bucal. No hubo mucho más que hacer a partir de ahí. Los Cavaliers administraron con más frialdad la diferencia ante la escalada de nervios de los Warriors, forzando un séptimo partido en el que el Oracle Arena será una olla de presión. El domingo se celebrará un Game 7 con aroma de clásico inmediato.
El balance final de LeBron James fue apabullante: 41 puntos (16/27 en tiros de campo), 11 asistencias, 8 rebotes, 4 robos de balón y 3 tapones. Una salvaje actuación que mantiene el sueño en Cleveland. Kyrie Irving (25 puntos), Tristan Thompson (15 puntos y 16 rebotes) y J.R. Smith (14 puntos) ejecutaron su papel a la perfección en el séquito de James. Por los Warriors, Stephen Curry acabó con 30 puntos, por los 25 de Klay Thompson, ayudado por los 14 puntos de Leandrinho Barbosa. Aparte de eso, poca aportación de jugadores como Draymond Green y, especialmente, Harrison Barnes (0 puntos, 0/8) que acabó costando caro a los aún vgentes campeones.
Los datos de la jornada
Un 3-3 casi inédito. En toda la historia de la NBA, solo dos equipos habían conseguido para de un 3-1 en contra a un 3-3 en las Finales NBA, y en precedentes bastante alejados en el tiempo. En 1951, los Knicks estuvieron cerca de remontar un 3-1 contra los Rochester Royals para acabar cayendo en el 7º y definitivo partido. Igual suerte sufrieron los Lakers en 1966 ante los Celtics, su íntimo enemigo. En 2016, Cleveland tendrá la oportunidad de ser el primer equipo de la historia que remonta un 3-1 para acabar llevándose el campeonato.
LeMVP: Pase lo que pase en el último partido de la serie, LeBron James lo tiene todo a favor para ser el MVP. Su actuación en el 6º partido volvió a ser espectacular. El alero acabó con 41 puntos, 11 asistencias y 8 rebotes, unos números que nadie había alcanzado nunca en unas Finales NBA. Además, aprovechó para adelantar a John Havlicek y Tom Heinsohn y colocarse como el 7º máximo anotador de la historia de las Finales, ya solo por detrás de Jerry West, Kareem Abdul-Jabbar, Michael Jordan, Elgin Baylor, Bill Russell y Sam Jones.
Inicio desastroso: Los Warriors enterraron gran parte de sus opciones en un terrible inicio de partido. La mejor ofensiva de la liga se quedó en 11 puntos en el primer cuarto, con un doloroso 5/22 en tiros de campo (1/9 en triples) y 4 pérdidas de balón. Fue la peor anotación en Finales en los 12 primeros minutos de partido desde que la NBA estableció el reloj de posesión en 1954 y la peor de los Warriors (temporada regular o Playoffs) desde 2004, cuando solo anotaron 10 puntos ante Utah en el primer cuarto.