Aunque Derrick Favors, tal y como él mismo llegó a relatar el año pasado, fue quien pidió ser traspasado de los Jazz a los Pelicans, lo cierto es que la historia podría sufrir un efecto boomerang bastante curioso. Informan fuentes de The Athletic de que tanto el pívot como la franquicia de Salt Lake City tienen interés mutuo en volver a unir sus caminos profesionales, pero todavía es una puerta que no está ni abierta para que pueda ejecutarse.

Los Jazz buscan con tesón un jugador que sustituya a Rudy Gobert cuando este descanse en los partidos; y Favors no vería con malos ojos abrazar esta posición más secundaria y regresar a la que fue su casa durante nueve años. Pero insistimos: de momento solamente es interés por ambas partes. Utah tendrá que evaluar, en términos de salarios, si quiere mover ficha para hacerse con Favors, ya que uno de los principales intereses que tiene ahora mismo la organización reside en hacerse con un alero que incremente las prestaciones del equipo a ambos lados de la cancha. Dicho esto, a Favors no le van a faltar novias, empezando por su actual equipo, los Pelicans.

En este curso en New Orleans, el interior ha acumulado 24,4 minutos de juego por encuentro. En ese tiempo sus números han estado en 9 puntos y 9,8 rebotes. Durante su longeva etapa en Utah, sus guarismos estuvieron en 12,1 tantos y 7,4 rebotes en 26,3 minutos por partido.

(Fotografía de portada de Chris Graythen/Getty Images).

Bombazo de última hora. Según acaba de informar Adrian Wojnarowski, de ESPN, Mike D’Antoni va a trasladarle a los Rockets su intención de no continuar como entrenador de la franquicia. Al parecer, el deseo del técnico es convertirse en agente libre y explorar las oportunidades que el mercado pueda depararle.

«Con una tremenda tristeza y gratitud, mi esposa Laurel y yo anunciamos que nuestro increíble viaje en Houston ha terminado por ahora y que pasaremos a un nuevo capítulo», trasladó D’Antoni a ESPN en un comunicado.

Tras caer en la eliminatoria con los Lakers durante la pasada madrugada, el contrato de D’Antoni finalizaba su vigencia y le ofrecía la opción de cambiar de aires, camino que finalmente ha escogido el veterano preparador. Apunta el mismo Wojnarowski que todo podría responder a un movimiento de D’Antoni para postularse como próximo entrenador de los 76ers, quienes andan sin dueño de su banquillo tras la marcha de Brett Brown. En las últimas semanas, el técnico también ha sido vinculado a otras franquicias como Indiana Pacers, New Orleans Pelicans o Chicago Bulls.

En su periplo de cuatro temporadas como técnico de Houston, D’Antoni ha acumulado un balance nada desdeñable de 217-102. Durante ese camino ha llevado a los Rockets tres veces a las semifinales de Conferencia y una vez a las finales del Oeste, siendo el cuarto equipo con más triunfos en playoffs (28) bajo ese lapso de cuatro cursos.

Como es habitual en este tipo de situaciones, un banquillo tan codiciado como el de Houston atraerá un gran número de candidatos al puesto. Los nombres no dejarán de trascender en los próximos días, pero desde ESPN sugieren que existe un interés mutuo entre los Rockets y Sam Cassell. Jeff Van Gundy también sonó recientemente para el puesto.

En desarrollo.

(Fotografía de Photo by Kevin C. Cox/Getty Images).

¿Cuál es la prioridad para los Spurs en corto y medio plazo? Bien, la respuesta para la primera pregunta no es otra que seguir compitiendo con la fiereza y profesionalidad que ha caracterizado al equipo de Gregg Popovich durante tantísimos años. Intentar encontrar su hueco en los playoffs y superar el récord de más de 22 ocasiones que un equipo, de forma consecutiva, alcanza las mieles de la postemporada. La racha la ha creado Popovich a su imagen y semejanza, y seguro que los texanos van a dar la mejor versión de sí para intentar luchar ese puesto.

En el medio (¿largo?) plazo, los Spurs tienen más planes en su mente. Son conscientes de que es momento para el cambio; toca respirar hondo y saber qué les espera en el nuevo camino trazado para los próximos años. El mejor conocedor de las circunstancias es, cómo no, Pops. Y por eso cada vez que es preguntado sobre los siguientes Spurs, el veterano entrenador tiene claro cuál es el mensaje que toca lanzar ahora mismo.

«Si jugamos lo suficiente bien como para entrar en los playoffs, será algo genial. De verdad. Pero mi meta ahora mismo está centrada en el desarrollo del talento. Para nosotros, en nuestra situación actual. ese desarrollo es más importante que nada. No estoy demasiado preocupado a la hora de ver cómo le vamos a jugar a los Lakers, Clippers, Celtics, Raptors, Rockets, Nuggets o quien sea que nos toque», esgrimió el técnico en declaraciones para Express News.

La vehemencia de Popovich llega, efectivamente, hasta la manera de encarar los duelos que le esperan en Orlando. Pops no va a poner en riesgo ni a cargar de minutos a los veteranos del equipo. Sobre todo si no han podido entrenar al 200% en la vuelta a la práctica deportiva tras el confinamiento. Todo lo que se vea en estos partidos se va a poner sobre los hombros de los jugadores más jóvenes: Dejounte Murray (23 años), Lonnie Walker IV (21), y Keldon Johnson (20). Y eso significa que estará muy encima para poner en liza el desarrollo del talento en el que tanto insiste ahora mismo Popovich.

(Fotografía de portada de Rob Carr/Getty Images).

Patrick Beverley es de sobra conocido por sus facultades a la hora de defender rivales. Al pensar en su manera de proteger su aro, se puede decir perfectamente que el base se caracteriza por una enorme entrega, un gran sacrificio y mucha, pero que mucha personalidad. Además, su rendimiento se multiplica en los días clave, lo que hace de él una garantía para cualquier entrenador que le tenga a su disposición.

Por eso, cuando un defensor de tal nivel te dice quién es el jugador más difícil de detener, uno no puede hacer otra cosa que escuchar con atención. Durante una entrevista en el podcast The J.J. Redick de The Ringer, Beverley fue preguntado por esta cuestión. Y su respuesta no se focalizó en aquellas nombres que suelen ser habituales, como James Harden, Kevin Durant o Giannis Antetokounmpo.

«Digo que Dame Lillard. Para mí lo es. Dame ha sido una de las razones por las que le he dado más caña al tema de levantar peso durante este parón. Le dije a mis compañeros: ‘Tengo que ser mucho más rápido en los desplazamientos laterales. No siento que lo esté siendo. No puedo alcanzar ahora mismo el pico de velocidad para ello. No sé si el tema está en que debo perder algo de peso. No sé. Quizás sea que tengo que ser más fuerte. No sé si necesito contratar un nuevo equipo entero, pero sí sé que tengo que lograr ser más rápido…», señaló en primer lugar.

Y continuó de esta manera: «Lillard está dentro de un sistema en el que se le permite ser tal y como es él para poder lograr que su equipo compita al más alto nivel. Para él, los tiros desde media cancha tienen la misma dificultad que para mí una bandeja o un lanzamiento desde la esquina. La dinámica cuando te enfrentas a un jugador así es muy diferente. Por mucho».

(Fotografía de portada de Emilee Chinn/Getty Images).

Las primeras retransmisiones de partidos de fútbol en Europa, concretamente en Alemania, eran desangeladas. Solo se escuchaban los sonidos de los propios jugadores, los golpeos a la bola o las instrucciones de los entrenadores. Un ambiente más propio de un entrenamiento o un encuentro amistoso que de un partido oficial de liga. Después se ha intentado mejorar este clima con sonido ambiente grabado (y gradas virtuales), como se ha visto en La Liga, pero tampoco acaba de ser la gran fórmula; y luego está la Premier League, inclinada a dar vida a los encuentros mediante cánticos virtuales provenientes del FIFA 2020.

En la NBA no convence ninguna de estas tres ejecuciones. Y por eso el comisionado Adam Silver está dándole una vuelta a diferentes propuestas que tiene sobre la mesa. De momento parece que gana la siguiente: usar el sonido de los fans animando desde sus casas para incorporarlo en las retransmisiones en directo de los partidos. ¿Y cómo se haría? A través de una App. Pero no es tan sencillo.

Tal y como ha contado Mark Cuban en New York Post, «habrá diferentes propuestas tecnológicas con las que experimentaremos para intentar introducir el sonido de los fans durante los partidos, logrando que el encuentro sea más divertido para jugadores y espectadores. Hay Apps que son realmente divertidas y que permiten llevar ese sonido de los aficionados a los partidos. Es decir, no solo habrá duelos en la cancha, sino también entre los fans para ver quién hace más ruido».

Silver estudió la propuesta para usar sonido ambiente del videojuego 2K, pero cree que puede darle a los partidos un toque excesivamente virtual. Sea como fuere, y encuentren la solución que encuentren, lo cierto es que todo seguirá sonando ciertamente extraño. Y eso solo lo corrige el tiempo… o el esfuerzo por acostumbrarse.

(Fotografía de portada de Harry How/Getty Images).

Justo cuando se produjo el parón en la NBA debido a la pandemia, Anthony Tolliver estaba inmerso en un contrato de diez días con los Grizzlies. El veterano ala-pívot encontró en la franquicia de Tennessee un lugar en el que probar suerte de manera temporal, pero todo se congeló, su contrato se dio por finalizado y su futuro quedó en el aire.

Sin embargo, Tolliver parece que va a tener otra oportunidad con Memphis. Según informa Marc Stein de The New York Times, el equipo se plantea firmar al jugador para todos los partidos que disputen en la reapertura de Orlando. Recordemos que todo aquel que tuviera firmado un contrato de diez días en el periodo de parón se convierte automáticamente en agente libre a partir de este 23 de junio, fecha en la que NBA permitirá acometer operaciones para reforzar las plantillas de cara a los próximos partidos.

Tolliver, con una experiencia de 12 años en la liga, va a proveer a los Grizzlies de una sólida presencia defensiva, así como profundidad para su banquillo. Hasta que se pausó la temporada, presentaba unos promedios de 3,3 puntos en 13,1 minutos de acción por noche. Empezó el curso en los Blazers, y después jugó nueve partidos con los Kings antes de firmar temporalmente con los Grizzlies.

(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images).

Shane Larkin es feliz en Estambul. El base de Florida decidió marchar de la NBA hacia el antiguo continente allá por el verano de 2016. Su destino entonces fue Vitoria y su pasaporte marcaba solamente 23 años. Tras un fulgurante año, los Celtics decidieron firmarle un contrato en el verano de 2017. Sin embargo, esa temporada en Boston no dejó en el base las sensaciones suficientes como para replantearse seguir en la NBA. Y ahí fue cuando llegó a Turquía.

Casi dos años después de aquello, y con un buen ramillete de ofertas en la mesa, Larkin solo volvería (por tercera vez) a la liga norteamericana si se le diera un rol realmente importante en una franquicia. Nada de ser el tercer base y acumular los minutos de la basura. Para eso, prefiere seguir en las filas del Efes, donde estaba cuajando una temporada sobresaliente en lo individual.

«No voy a volver a la NBA para ser el tercer base del equipo. Así que si alguna franquicia está interesada en mí de esa manera, no voy a responder al teléfono», comentó el jugador en una entrevista para FanSided. Es decir, que Larkin buscaría, como él mismo dice, «una oportunidad de verdad» que le granjeara al menos de 18 a 25 minutos por encuentro. En la Euroliga, antes de que fuera detenida y posteriormente cancelada debido a la pandemia, Larkin tenía muchas papeletas para llevarse el MVP de la competición.

(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)

La reanudación de la NBA conlleva un montón de particularidades y situaciones que deben atacarse y resolverse con tino. Una de ellas, la cual surgió el pasado viernes durante una videollamada con el sindicato de jugadores, apunta a una petición que proviene por parte de algunas de las jóvenes estrellas de la competición: un seguro especial en caso de lesión durante los partidos que se disputen en Orlando.

¿A qué es debido esta propuesta? Simple. Hay un buen puñado de jugadores que van a estar en disposición de firmar sus primeros grandes contratos como profesionales, y una lesión podría enturbiar dicha firma. Por ejemplo, Jayson Tatum va a poder obtener una extensión por el máximo con los Celtics; lo mismo sucede con Donovan Mitchell y los Jazz; De’Aaron Fox obtendrá una suculenta cifra con los Kings; y tres cuartos de lo mismo para Bam Adebayo, Lonzo Ball, Brandon Ingram o Kyle Kuzma.

Por eso, y tal como ha informado Adrian Wojnarowski de ESPN, bastantes de estos jugadores que finalizan su contrato rookie para adentrarse en uno de muchos más ceros están removiendo la posibilidad de que la liga financie pólizas de seguro para proteger sus carreras ante una circunstancia tan inconveniente como una lesión de cierta gravedad o relevancia. En la cabeza de los jugadores que lideran la petición está el aumento del riesgo de sufrir problemas físicos después de tres meses sin competir, además de no haber podido entrenar el suficiente tiempo como para afrontar esta suma de partidos concentrados en pocas semanas.

No sería extraño que se alcanzase algún acuerdo en esta línea, ya que el sindicato y la NBA han hablado ya sobre otras pólizas de seguro que cubran un posible positivo por COVID-19 por parte de alguno de los jugadores. Sea como fuere, todo este tipo de informaciones no hacen otra cosa que subrayar el cierto malestar que hay desde algunos sectores de la competición, especialmente desde el lado de los jugadores, por haber iniciado el arranque de la liga sin haber consensuado muchas circunstancias particulares con ellos.

(Fotografía de portada de Alex Goodlett/Getty Images).

El carácter de Gregg Popovich siempre ha sido y será indomable. Y ojalá no cambie nunca. Si hace apenas unos días le soltaba un bofetón dialéctico a Donald Trump al calificarle de «idiota trastornado», ayer se quedó bien a gusto en un vídeo que se publicó en el perfil de Twitter de los Spurs. En su intervención hizo un alegato del todo poderoso para describir cómo ve él la situación que está pasando ahora mismo Estados Unidos tras la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco. De veras que no tiene desperdicio:

«Es realmente extraño. Porque creo que el momento de mayor aprendizaje de lo que ha sucedido en esta tragedia lo hemos podido ver en la mirada del oficial de policía», comenzaba soltando el técnico. «Esto sirve para que la gente blanca pueda ver cuánto de despreocupado y cotidiano es el trabajo [del policía] cuando es capaz de meterse la mano en un bolsillo y mover su rodilla para enseñarle una especie de lección. Como que, en su mente, era su obligación y deber hacer algo así».

«Me da vergüenza como blanco pensar que todas esas cosas puedan suceder. Ver un linchamiento así. Todos hemos leído libros en los que ves cómo hay personas negras que cuelgan de los árboles. Y en ese momento te asombras, pero es que acabamos de verlo otra vez. Nunca creí que fuera a ver algo así con mis propios ojos. Es como un barrio en el que hay un lugar peligroso y sabes que algún día pasará algo. Pero nadie hace nada. Sin meterme demasiado en la parte política, creo que ahora mismo hay suficientes señales como para que nos detengamos un poco. Porque nuestro país está en problemas. Y la razón principal es el conflicto racial».

«Tenemos que hacerlo. Los negros han soportado esta carga durante 400 años. Y la única razón por la que esta nación ha seguido creciendo es por la persistencia, la paciencia y el esfuerzo de los negros. La historia de nuestra nación, en sus comienzos, tuvo muchas partes cargadas de grandes mentiras. Y eso se ha continuado hasta nuestros días. Así que tenemos que ser nosotros [los blancos] quienes digan la verdad de lo que está ocurriendo, sin importar las consecuencias. tenemos que hablar. No podemos dejar que pase.»

«Para parar esto, ¿vamos a tener que necesitar otra persona negra más con una rodilla al cuello? No lo creo. No puede suceder. Para la gente muchas veces es fácil dejar ir las cosas porque no les involucran», añadió Popovich. Da qué pensar. Y mucho.

(Fotografía de portada de Lintao Zhang/Getty Images).

Los Knicks han estado desde febrero explorando la posibilidad de un traspaso por Julius Randle. Incluso estuvieron en negociaciones con los Hornets antes del cierre de mercado, pero dichas aproximaciones fueron infructuosas y el ala-pívot continuó su estancia en la Big Apple. Ahora que la liga comienza a andar de nuevo, los neoyorquinos están volviendo a sondear el mercado y parecen abiertos a encontrarle un nuevo destino a su jugador.

Según Marc Berman, de New York Post, los Knicks «están explorando de nuevo un posible traspaso por Randle». Su contrato para la siguiente temporada es de 18,9 millones de dólares, pero el equipo desea crear espacio salarial para acometer operaciones y, también, pensar en el draft de 2021, el cual se augura tendrá un alto impacto en la liga. Como señala Berman, «aunque todavía Randle tiene tiempo para dar su mejor rendimiento, lo cierto es que su defensa está por debajo del promedio y su empeño en intentar driblar demasiado genera ciertas frustraciones en algunos compañeros del equipo, incluyendo a R.J. Barrett».

En lo que iba de año, Randle estaba promediando 19,5 puntos y 9,7 rebotes en 32,5 minutos por encuentro; sin embargo, la sensación que genera es que sigue siendo ese jugador promesa que no acaba de romper en una figura de peso para sus equipos. Ese sambenito le persiguió durante su estancia en los Lakers, continuó en los Pelicans y ha terminado por corroborarse en esta etapa con los knickerbockers. Su papel en los Knicks del año que viene estará determinado por quién sea el entrenador de turno, cosa que probablemente pueda recaer sobre Tom Thibodeau, así como por las decisiones que tome la franquicia para lograr un equilibrio entre las jóvenes promesas que puedan llegar y los veteranos del vestuario. Veremos.

(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images).

La NBA ya se está poniendo en marcha. Y eso supone tener que lidiar con un montón de circunstancias y detalles colaterales que pueden suceder en cualquier momento y que necesitan una contundente respuesta antes de seguir dando pasos hacia delante. Una de esas particularidades es, sin duda, qué se haría si un jugador da positivo por COVID-19 durante la disputa de la competición en Orlando.

Para ello, la liga norteamericana está trabajando en diferentes mecanismos legales y medidas que permitan reemplazar a los jugadores si se da un positivo. También entraría dentro de este arco de casuísticas las posibles lesiones de gravedad que pueda sufrir un jugador durante las próximas semanas, así como durante los partidos que reanudarán la liga. Al parecer, y según fuentes de ESPN, este tema se va a abordar con detalle la próxima semana, teniendo que salir de ahí una resolución que dé mucho peso a cómo los equipos van a poder usar los contratos duales.

Estos, recordemos, son contratos híbridos mediante los cuales el jugador que lo firma puede prestar sus servicios tanto para un equipo de la NBA como para su afiliado de la G League. Esto permitiría mover fichas con una mayor flexibilidad y tener una despensa de posibilidades en el caso de que un jugador caiga enfermo o se lesione para más tiempo que lo que dure este nuevo tramo de la competición.

Según esta propuesta de la liga, los jugadores de contrato dual se unirían a los equipos solo cuando se les necesitase e irían directamente a la concentración sin haber estado entrenando con ellos en los últimos meses. La postura de los equipos se inclina más hacia obtener cierta flexibilidad a la hora de contar con los jugadores de contrato dual. De este modo, vivirían y entrenarían con las franquicias NBA en Orlando.

A priori y bajo estas restricciones, ningún equipo podría (por ejemplo) fichar a un jugador de la liga de otro país. Así mismo, todo aquel jugador que sea reemplazado no podría volver a jugar en esta temporada, aunque supere el COVID-19 a tiempo o se recupere antes de lo previsto. Es decir, que el reemplazo sería del todo definitivo. La NBA propondrá este paquete de medidas al sindicato de jugadores, y ambas partes tendrán que ponerse de acuerdo para activar los cambios que se van a producir sobre el acuerdo de negociación colectiva.

Protocolo ante un positivo

Y si un jugador de positivo, ¿cuál va a ser el protocolo de actuación? Pues según parece, la NBA va a actuar de un modo muy similar al que se está viviendo en todo el mundo con el confinamiento y la posterior desescalada. El jugador pasaría a estar de manera automática en cuarenta por un mínimo de siete días. Este plazo, que ahora mismo suena corto, seguramente sería ampliable hasta los 14 dependiendo de diferentes circunstancias que evaluaría el departamento sanitario de la liga.

¿Y si el positivo viene de tu jugador más importante? La respuesta colectiva que estarían dando ahora mismo las franquicias es que no tiene demasiado sentido reemplazar a un jugador clave si podría volver a estar disponible en un plazo máximo de dos semanas, pero también dependerá del momento en el que el contagio se produzca y cuáles sean las circunstancias del equipo en ese momento de la competición.

(Fotografía de portada de Stacy Revere/Getty Images).

«He conducido 15 horas para poder estar en Georgia, en mi comunidad. Se trata de una protesta pacífica. Ser una persona famosa, ser un jugador de la NBA no me puede excluir de situaciones como la que ha ocurrido. Lo primero de todo es que soy negro y parte de esta comunidad. Estamos creando conciencia sobre algunas de las injusticias que hemos estado viendo. Porque no está bien lo que está pasando».

Estas fueron las palabras que Jaylen Brown pronunció al llegar a la marcha pacífica de protesta que se dio en Atlanta ayer por la noche en favor de George Floyd, cuya muerte el pasado lunes en Minneapolis ha sacudido a los Estados Unidos. Floyd, de origen afroamericano, falleció después de que Derek Chauvin, un oficial de policía blanco, se arrodillase sobre cuello durante varios minutos. El hecho ha producido diferentes revueltas y protestas en varios puntos del país.

Brown es nativo de Marietta, en Georgia, a tan solo 20 minutos de donde se iba a celebrar anoche esta marcha. Por lo que el escolta no se lo pensó dos veces: cogió su coche y se dispuso a conducir desde la madrugada anterior para poder llegar y convertirse en una de las personas que encabezaba dicha protesta. Transmitió en directo a través de Instagram lo que estaba viviendo, fue lanzando mensajes por un megáfono y portó un cartel que rezaba: «No puedo respirar». Recordemos que Brown, con solo 23 años, es vicepresidente del sindicato de jugadores de la NBA.

«Como personas jóvenes que somos, han de escuchar nuestro punto de vista. Todas las voces han de ser escuchadas. Puede que no sepa todas las respuestas, pero sí sé cómo se sienten los demás. De eso no hay duda», comentaba el jugador en retazos sueltos durante ese directo en Instagram.

No fue el único jugador

Brown marchó al lado de otros jugadores como Malcolm Brogdon y Justin Anderson, quienes decidieron estar presentes para apoyar la causa. «Tengo hermanos, hermanas y amigos que experimentan esta sensación en el día a día. Están siendo detenidos, solo por un tema de discriminación, día tras día», señalaba Brogdon, jugador de los Pacers.

«Es sistemático. Hemos construido esta ciudad. Esta es la ciudad más orgullosamente negra del mundo. Debemos estar orgullosos de eso. Concentremos nuestra energía. Disfrutemos esto juntos. Tenemos cierto poder de influencia en estos momentos, aprovechémoslo. Tengo un abuelo que marchó junto a [Dr. Martin Luther King Jr.] en la década de los 60, y fue increíble. Estaría orgulloso de vernos a todos aquí. Tenemos que seguir avanzando. Jaylen ha liderado esto, y estoy muy orgulloso de él. Necesitamos más líderes así», esgrimió Brogdon, quien también forma parte del sindicato de jugadores de la liga.

(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images).

La NBA nos deja historias increíbles. Situémonos. Es una mañana del año 1992. Charles Barkley, estrella de Philadelphia 76ers, recibe una importante llamada. Era su agente, quien le comenta un tema de última hora que le deja boquiabierto: «Charles, hoy te van a traspasar a los Lakers». Su vida, tal y como cuenta en el podcast de Zach Lowe de ESPN, cambiaba en cuestión de segundos; en una sola conversación. Y claro, Barkley decidió que había que celebrar por todo lo grande la buena nueva. Así que llamó a unos cuantos amigos y salieron a beber como si no hubiera mañana. Acabar ebrio era una opción muy plausible. ¿Barkley jugó borracho por esa celebración? Eso parece. Sigamos.

Rato más tarde, su agente volvió a llamarle para corroborar lo que estaba pasando: «Hey, efectivamente te traspasan a los Lakers. En cuanto se finalice el acuerdo, te volveré a llamar». Todo parecía encauzado, así que Barkley continuó su particular fiesta. Nada hacía presagiar lo que iba a suceder tres horas más tarde de esa última charla. 15:30 PM y vuelve a sonar el teléfono del jugador:

«Los 76ers se han retirado del acuerdo. Parece que Philly tiene miedo de apretar el gatillo». El jarro de agua fría sobre Barkley hacía incomprensible para él ese giro de los acontecimientos: «Debes estar de coña. Estoy borracho y tenemos un partido esta noche, ¿de qué estás hablando? Llevo bebiendo desde bien pronto. Me debes estar tomando el pelo por completo».

Lo gracioso, relata Barkley, es que finalmente tuvo que jugar esa misma noche con los 76ers estando aún ebrio por la fallida celebración de su fichaje por los Lakers. «Acabé jugando, pero estaba realmente enfadado porque Philadelphia no se hubiera atrevido a consumar el acuerdo», añadió. Barkley jugó borracho, sí.

Ese verano, Barkley acabaría poniendo rumbo a Phoenix. Allí su carrera siguió creciendo, logrando un MVP de la temporada regular, así como llevar a los Suns a unas Finales de la NBA, donde se toparon con los todopoderosos Bulls de Michael Jordan, una serie que se ha podido ver en detalle en The Last Dance. A fecha de hoy, en 2020, Barkley y Jordan no tienen relación ya que MJ está molesto por unas declaraciones que Barkley realizó sobre la gestión del considerado mejor jugador de la historia al frente de Charlotte Hornets.

(Fotografía de portada de Scott Halleran/Getty Images).

Que ningún familiar se contagie de Coronavirus es la mayor preocupación que tiene cualquier ser humano durante el desarrollo de la pandemia mundial, pero tampoco se puede perder de perspectiva otro daño sibilino que siempre se cuela para empeorar las cosas cuando uno ya no cree que puedan ir más a remolque: la salud mental.

Kevin Love, quien hace un par de años fue valiente al reconocer que la ansiedad y la depresión llevaban tiempo acompañándole en su vida diaria y en las canchas, ha querido poner el foco sobre este punto ya que considera que la pérdida de un ser querido en estos días, la soledad generada al confinamiento o la inseguridad laboral y financiera de muchas personas generan situaciones prolíficas para la aparición de graves problemas como son el estrés y las ya señaladas ansiedad y depresión.

«No tengo todas las respuestas y quizás nunca las tenga. Pero hablando por mi experiencia propia, sí que puedo decir que existen personas y recursos para ayudar en una situación así. Es realmente aterrador lo que está sucediendo en el mundo en estos momentos. Pero no hay que sufrirlo solo. Lo dice alguien que ha gestionado las cosas por su cuenta durante demasiado tiempo», expresó un sincero Love, en declaraciones vertidas para ESPN.

Un nuevo Love

Desde que el ala-pívot dio el paso de decirle a todos que padecía dificultades para gestionar ciertos aspectos de su vida personal y profesional, su vida ha cambiado como si pasáramos de la noche al día. No solo se ha convertido en el rostro de diferentes asociaciones y plataformas de ayuda a personas con este tipo de problemas, sino que creo su propia organización (la Kevin Love Fund) cuyo máximo objetivo es normalizar las conversaciones sobre la salud mental y ayudar a que la gente pueda expresarse sin miedo sobre ello.

«Mi vida ha cambiado por completo. Ahora sé hacia dónde me dirijo. Y también hacia dónde se dirige esta sociedad en cuanto a eliminar el estigma que existe sobre hablar de problemas de salud mental. Aún no se trata de la misma manera lo que sucede en nuestra mente que en nuestro cuerpo. Si tienes un problema cardíaco, vas al especialista y se tomarían una serie de medidas para que se te pueda ayudar. ¿Por qué debería ser diferente con la salud mental?», agregó el jugador.

«Sé que a mucha gente le cuesta reconocer lo que le pasa, pero, en mi caso, la medicación me ha ayudado muchísimo», continuó. «Me ha ayudado a controlar esta sensación constante de irritabilidad. Esa sensación en la boca del estómago que no era capaz de quitarme antes por mí mismo. Estos medicamentos me ayudan a relajarme sin necesidad de que baje mis niveles de energía».

Y terminó con otro mensaje potente: «Llevo luchando contra la depresión toda mi vida, eso es así. Y cuando mi mente entra en bucle, los medicamentos me ayudan a salir de él. Me posibilitan que no caiga en ese lado oscuro en el que siempre caía. Si algo he aprendido es que mi lucha contra la mente nunca cesará. Y los desequilibrios que yo tengo en mi interior se han regulado gracias a la ayuda de los medicamentos».

(Fotografía de portada de Hannah Foslien/Getty Images).

Gestionar emociones es una tarea realmente compleja durante el confinamiento tan extenso que estamos viviendo. Y eso le sucede al vecino, al presidente del Gobierno o a una estrella de la NBA. De eso no se libra nadie. Y los Warriors, a pesar de su desastrosa temporada, cuentan con varios jugadores bajo ese status de jugador franquicia. Tenerles motivados para retomar el presente curso es un reto al que se están teniendo que enfrentar desde su directiva y staff técnico. Más teniendo en cuenta esto que dijo Steve Kerr hace tan solo unas semanas:

«Mirad. Para nosotros la temporada está básicamente acabada. Si la liga encuentra la manera de retomar la competición, es poco probable que nosotros jugáramos partidos de temporada regular porque serían los primeros que habría que recortar para poder finalizar el curso».

Los Warriors dijeron que estas declaraciones se habían sacado de contexto, aunque a Kerr no le faltaba razón en algún punto. Sin embargo, se retome o no la liga, o se puedan jugar mayor o menor cantidad de partidos de temporada regular, Golden State va a estar ahí para apoyar las medidas que tome la NBA.

«La verdad es que tenemos actualmente el peor registro de la liga. Eso es un hecho. Es complicado motivar desde nuestra posición. Pero eso no significa que los jugadores no tengan el orgullo de querer volver a jugar y competir. Queremos ser buenos compañeros y lo seremos», relató Bob Myers, manager general del equipo, en declaraciones para ESPN. «Nos encantaría ver juntos a Stephen Curry y Andrew Wiggins. Creo que podremos ver algún partido en el que jueguen juntos».

(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images).