El fin de semana se ha visto sacudido en la NBA y no precisamente por un gran fichaje, aunque algo relacionado con el mercado sí ha sido. El domingo supimos que Indiana había denunciado formalmente a los Lakers ante la NBA por incumplir las normas de la liga, según las cuales los equipos no pueden hablar sobre posibles fichajes con jugadores que tienen contrato con otros equipos. Para los Pacers, la franquicia angelina se habría saltado estas normas al contactar con Paul George para incorporarlo a sus filas.
Como consecuencia de la denuncia, la NBA abrió una investigación para comprobar si ha existido o no tampering, es decir, si los Lakers no han respetado las leyes de la liga en cuanto a entablar contacto con jugadores que disponen de contrato en vigor con otras franquicias.
Silencio moderado de los Lakers
La NBA ha instado a las partes afectadas, tanto a los Pacers como a los propios Lakers, a que se abstengan de hacer valoraciones del asunto. En ese sentido, la organización californiana, a través de su encargada de relaciones con los medios, Alison Bogli, ha emitido un comunicado donde no entra a valorar las acusaciones de los Pacers pero en el que sí quiere dejar claro el deseo de limpiar el nombre de la franquicia lo más pronto posible.
“Como dejó clara la declaración de la NBA, no podemos comentar los detalles de ninguna investigación en curso. Podemos confirmar, sin embargo, que estamos cooperando plenamente con la NBA con la esperanza de limpiar nuestro nombre tan pronto como sea posible”.
Aunque oficialmente no se produce una negación de los hechos, tanto Adrian Wojnarowski como Ramona Shelburne, para ESPN, informan de que los Lakers no aceptan las acusaciones de los Pacers y que confían en que pronto todo se aclare a su favor.