New Orleans no tiene base. A diferencia de otros muchos equipos, los Pelicans han optado por un esquema en el que varios jugadores asumirán el rol de dirigir el juego, pero sin que ninguno de ellos sea un point guard por antonomasia.

Con ese plan, el curso pasado pudimos ver a C.J. McCollum ejerciendo de base durante gran parte de su tiempo en pista. No es que otros compañeros no ayudasen en la creación de jugadas, pero la mayoría de las veces todo empezaba en sus manos. Pues bien, eso cambiará de cara al curso 2023-24.

Según avanza Christian Clark de NOLA.com, el staff técnico de los Pelicans –con Willie Green a la cabeza–, quedó impresionado por el crecimiento de Ingram como creador de juego el año pasado. Tras no lograr un solo triple-doble en sus seis primeras campañas como profesional, en la último obtuvo dos y promedió 6,5 asistencias en los 25 partidos con los que cerró la temporada. El plan ahora es que ejerza más tiempo como base.

«Puedes poner el balón en sus manos y él toma grandes decisiones. Encuentra a sus compañeros de equipo y tiene capacidad para anotar. Queremos explorar más ese camino esta temporada», explica Willie Green, head coach de la organización de Luisiana.

Más allá de quién empiece con el balón en sus manos, Green está deseando ver sobre el parqué cómo funcionan las diferentes combinaciones una vez que Zion Williamson, ya recuperado, esté sobre el parqué.

«Con Ingram teniendo el balón en sus manos y Zion Williamson corriendo a poner el bloqueo… ¿qué va a hacer la defensa?. Y viceversa. Si Williamson tiene el balón y viene Ingram o McCollum. Estamos jugando con diferentes formas en las que podemos atacar», sentencia.

(Fotografía de Carmen Mandato/Getty Images)

 

Es el turno de publicar la previa NBA 2023-24 New Orleans Pelicans. Datos, resultados de la temporada anterior, un vistazo a su plantilla y a sus futuros agentes libres, los objetivos del curso, el jugador a seguir y un pronóstico sobre la franquicia.

New Orleans Pelicans

• Balance 22-23: 42-40 (9º del Oeste, play-in)
• Entrenador: Willie Green (tercer año)
• Agentes libres más importantes en 2023: Jonas Valanciunas, Jose Alvarado (opción de equipo), Dyson Daniels (equipo), Kira Lewis Jr. (agente libre restringido).
• Historia: Los jugadores más importantes de la historia de New Orleans Pelicans.

La plantilla

• Movimientos en el mercado: salidas de Jaxson Hayes, Josh Richardson, Willy Hernangómez y Garrett Temple; llegada de Cody Zeller. 
• Backcourt: C.J. McCollum, Jose Alvarado, Dyson Daniels, Kira Lewis Jr. 
• Frontcourt: Brandon Ingram, Zion Williamson, Herb Jones, Trey Murphy III, Larry Nance Jr., Naji Marshall, Jonas Valanciunas, Cody Zeller, E.J. Lidl.

Así encaran la temporada

El curso pasado fue una montaña rusa en New Orleans. Empujados por el optimismo de los competitivos playoffs de 2022 y el regreso de Zion, los Pelicans fueron uno de los mejores conjuntos de la liga durante el primer tramo de regular, llegando a 2023 con un 23-13 que les aupaba en lo más alto de la Conferencia Oeste. Sin embargo, el 2 de enero terminaría siendo el día en el que Williamson disputase el último partido de la temporada. Poco antes, el 25 de noviembre, Brandon Ingram también había caído en un dique seco que le obligaría a perderse 29 partidos.

Curiosamente, justo después de esta lesión el equipo encadenó su mejor racha de victorias (7) de toda la campaña. Aunque el inicio fuese positivo en líneas generales, sí existía cierta sensación de dificultad a la hora de calibrar los roles de cada uno. Personalmente, pienso que C.J. McCollum hubiese acabado haciendo de pegamento entre Ingram y Zion; y que este último hubiese acabado más dedicado a la ejecución. La realidad fue otra, y es que sin Ingram el equipo despegó como si todo encajase. 

McCollum firmó los mejores meses de su carrera como playmaker, Zion era tan eficiente como siempre y sus números al fin tenían un impacto directo en el marcador, Valanciunas cerraba el triángulo ofensivo para limpiar las jugadas a ambos y la irrupción de Trey Murphy III como complemento de lujo terminó de pulirlo todo. Herb Jones sufrió cierto estancamiento, sobre todo ofensivo, pero nunca dejó de ser uno de los mejores defensores exteriores de la liga. Esto y la versatilidad que otorgaban los formatos con Nance Jr. al ‘cinco’ les permitió tapar las carencias defensivas de McCollum y Zion para erigirse como la sexta mejor defensa de los primeros dos meses de temporada. 

Las buenas noticias no acababan ahí, ya que la segunda unidad del equipo también funcionó como un tiro entre octubre y diciembre. Jose Alvarado, que se había destapado como un correoso defensor, dio un paso adelante como base de esos que no necesitan amasar demasiado balón para hacer funcionar el equipo. Su liderazgo sumado a jugadores como Naji Marshall o Dyson Daniels les convirtió en la tercera mejor unidad de la liga, superando a sus rivales por 2,3 puntos por cada cien posesiones. 

Caída en picado

Estas dinámicas colectivas mantuvieron su vigencia incluso después de la baja de Zion. En enero, el equipo continuaba siendo competitivo, pero las derrotas se apilaron hasta dilapidar cualquier tipo de inercia positiva. Diez derrotas consecutivas para cerrar la segunda mitad de enero arrojaron por la borda muchas de las ilusiones generadas, hundiendo al equipo en esa masa de conjuntos del Oeste que ha bordeado el 50% de victorias durante la práctica totalidad del curso. 

El desplome ofensivo fue total de ahí en adelante (quinto peor rating ofensivo), mostrando una versión totalmente plana que nada tenía que ver con el dinamismo de aquellos meses de esplendor. Los Pelicans se encomiaron al 2×2 de McCollum y Valanciunas como único pilar de su ataque, lo que acabó desgastando incluso al propio ex de los Blazers, aunque supo mantener los números. Otra baja sensible fue la de Alvarado, dejando una segunda unidad competitiva, pero que ya no era un punto fuerte como lo fue al inicio. 

La vuelta de Ingram llegó a tiempo para mantener el tipo y aprovechar una recta final en la que ningún equipo parecía querer ganar, pero la realidad era que los sureños no estaban preparados para la postemporada. En el partido de play-in ante los Thunder, los Pelicans permitieron 123 puntos a Oklahoma colapsando en el último cuarto, pero lo cierto es que las sensaciones con las que se llegó a aquel encuentro no podían ser peores. 

Un año más, los Pelicans comenzarán la temporada desde cero, naavegando en su mar de dudas cada vez que regresan a esa casilla de salida. Sobre el papel, el conjunto es el mismo que demostró poder dominar la competición en los dos lados de la pista. Un plantel con talentos diferenciales y sobrada profundidad de rotación. Sin embargo, no hay colectivo que no se vea afectado por su pasado inmediato, y la versión vista en la segunda mitad de la liga regular, por mucho que encontrase explicación en las lesiones, puede terminar pesando demasiado en el ánimo general del grupo. 

Tocará de nuevo escalar ese muro que intuye que Zion e Ingram no pueden alcanzar su techo al mismo tiempo mientras C.J. McCollum va sumando años con todo lo que ello conlleva para un jugador de su endeblez física. Aun así, un nuevo paso adelante de Trey Murphy III, Herb Jones y Dyson Daniels sigue dando para otorgarle esqueleto a un equipo necesitado de su principal estilete. 

El jugador a seguir

“Este verano ha pisado más el gimnasio que en todos sus años en Nueva Orleans”

Con esta sentencia anunciaba el entorno de los Pelicans la llegada de Zion 3.0 ¿O ya vamos por la cuarta entrega? La cuestión. Que si otros años ese trabajo en la sombra y los pequeños aperitivos de vídeo en forma de mates monstruosos dispararon el hype por las nubes, esta vez ha sido un poco como el cuento del lobo y las ovejas. 

El año pasado Williamson ya llegó con una gran condición física a la temporada. Además, el estilo de juego impuesto por Willie Green y McCollum le permitía dosificarse dentro de los partidos y que los esfuerzos, aunque explosivos (no existe otra forma con él) no fuesen tan constantes. Es cierto que sus parones van más allá del típico descanso de superestrella y que, normalmente, le tienen dos o tres fechas fuera. Pero perderse ocho de los primeros 37 partidos es una cifra más que asumible para New Orleans. 

La sensación con el prodigio es preocupante porque ya no es que se lesione, es que parece que cualquier dolor tarda en sanar en su cuerpo mucho más que en el jugador promedio. Su año rookie sigue siendo el único que ha finalizado en cancha. No hay nada que decir de Zion en lo deportivo que no se haya sugerido antes. El curso pasado sirvió para despejar las dudas (en mi opinión absurdas) de si era un jugador de cifras vacías. Queda mucho para ver la versión culmen del jugador, que sigue mejorando en pequeñas cosas como dejar de ser un agujero negro en defensa. Pero sin continuidad es imposible. 

Los Pelicans ya han demostrado poder ser un buen equipo sin su gran estrella. No obstante, el proyecto no puede seguir funcionando de esta forma. Asumiendo la ausencia de quien determinará el techo del mismo. La nota positiva, aunque esto suele ser poco relevante, es que el conjunto sureño parte con mucha menor presión que otros años. Poca gente les tiene en el radar por todo lo expuesto. Ojalá este sea la campaña en la que poder seguir a Williamson por televisores o dispositivos multimedia y no por artículos que nos desgranen las interioridades de sus recuperaciones, las tensiones con David Griffin o el punto y final a su etapa en New Orleans. 

Previa NBA 2023-24 New Orleans Pelicans, pronóstico

Elio Martínez, director de nbamaniacs, deja un pronóstico personal y subjetivo sobre lo que cree que hará cada franquicia durante la temporada en la previa NBA 2023-24.

A espensas de Zion. Otra vez. El Oeste está cargado de equipos de nivel medio en los que Pelicans, si Zion no está sano, no destacarán. Como creo que no veremos una temporada de 75 partidos de Williamson, mi pronóstico es dejarlos peleando por el play-in hasta el último día. 42 victorias.

Próximo equipo: Minnesota Timberwolves.

(Fotografía de portada de Cole Burston/Getty Images)

 

El ‘training camp’ emerge en el horizonte de la NBA y muchas cuestiones comienzan a irrumpir con fuerza en las distintas franquicias que componen la liga. La principal pregunta sobre la que gira la actualidad de los New Orleans Pelicans señala a Zion Williamson, de cuyo estado de salud dependerán gran parte de las posibilidades competitivas del equipo.

El número uno del draft de 2019 solo disputó 29 partidos la temporada pasada debido, principalmente, a una lesión en el tendón de la corva, después de perderse toda la campaña anterior por problemas en el pie. Cuando ha estado sano, Zion ha demostrado ser un jugador dominante, pero su estado físico ha lastrado cualquier tipo de continuidad, así como las expectativas de los Pelicans. Ahora, jugador y franquicia afrontan un año vital en el que se juegan su crédito ante los aficionados y la NBA.

De momento, un relativo optimismo se ha instalado en la organización después de que el general manager, David Griffin, compartiese su satisfacción por el sacrificio mostrado por Zion durante el verano. El ejecutivo destacó que el jugador ha estado en las instalaciones de los Pelicans «más veces que en el resto de su carrera» de cara a fortalecer su físico.

Estas declaraciones han sido confirmadas por el periodista de ESPN, Andrew López. El ‘insider’ afirmó, en el podcast de Zach Lowe, que Williamson ha estado trabajando de forma concreta en su tren inferior para ser capaz «de jugar más de 30 partidos en una temporada», algo que solo ha logrado una vez en su carrera. Lo ideal, por supuesto, es que Zion logre romper la barrera de los 61 encuentros que disputó en el curso 2020-21. Y más aun cuando el proyecto de New Orleans pende de un hilo, quizá demasiado fino.

(Fotografía de portada de Tim Nwachukwu/Getty Images)

 

Los New Orleans Pelicans le han extendido un two-way contract a Kaiser Gates para la temporada 2023-2024, de acuerdo a Shams Charania de The Athletic.

El alero participó en la contienda anterior con los Long Island Nets de la G League promediando 13,7 puntos y 55,5 por ciento de efectividad en tiros triples. Desde que no fue seleccionado en el Draft de 2018 ha llegado a acuerdos con los Chicago Bulls, Boston Celtics y Brooklyn Nets sin tener la oportunidad de debutar en la NBA.

El jugador de 26 años de edad acumula cuatro temporadas en la G League y ha disputado 122 compromisos en los que registra 12,5 tantos, 6,5 rebotes y 38 por ciento de efectividad desde el perímetro. También tuvo experiencia en la liga de Israel.

A New Orleans le resta un cupo por completar entre los pactos bidireccionales ya que antes anunciaron la contratación del escolta Dereon Seabron.

(Fotografía de portada: Michael Hickey/Getty Images)

 

Es una de las grandes incógnitas de cara a la temporada 2023-24. Tras enlazar lesiones y más lesiones en el inicio de su carrera, está por ver si Zion Williamson es capaz de permanecer sano durante un curso completo, algo que se antoja esencial para que los Pelicans despeguen definitivamente. Cuestionado justo por el estado físico de la estrella, el vicepresidente de operaciones de baloncesto de la organización, David Griffin, destaca el enorme sacrificio realizado por Zion para llegar a la pretemporada en plena forma.

«Puedo decirles que Zion Williamson ha estado en nuestro gimnasio más veces este verano que en toda su carrera. Ha estado en New Orleans prácticamente toda la offseason, lo cual es diferente a lo ocurrido en otras ocasiones», comenta a New Orleans Times-Picayune.

Como decimos, la gran pregunta no es si Zion está lesionado, sino volverá a estarlo durante el desarrollo de la regular season. Sobre esto, y haciendo hincapié en el personal que se ocupará del estado físico de la plantilla, Griffin señala que el equipo ha contratado a un fisioterapeuta para unirse al personal y que varios jugadores permanecieron en Nueva Orleans este verano para concentrarse en llegar a esta temporada en las mejores condiciones posibles. En un mes sabremos si el plan ha dado los resultados esperados.

(Fotografía de Chris Graythen/Getty Images)

 

Esto no ha ni empezado y los Pelicans ya tienen un serio contratiempo. Según informa Shams Charania de The Athletic, Jose Alvarado ha sufrido un esguince de tobillo durante un entrenamiento realizado durante el fin de semana y es una opción real que no pueda realizar el training camp junto a sus compañeros.

Aunque no se trate de una lesión grave, supone un golpe para New Orleans, ya que se acercan al curso 2023-24 con el principal deseo de tener a su plantilla sana, algo que en anteriores años les ha sido imposible conseguir.

Sin ser una de las estrellas del equipo, Alvarado ha demostrado en los dos años que lleva en Luisiana que es esa clase de jugador que siempre suma por su defensa e intensidad. El curso pasado se fue hasta los 9 puntos, 3 asistencias, 2,3 rebotes y 1,1 robos de promedio en 21,5 minutos por noche.

(Fotografía de Ian Maule/Getty Images)

 

Brandon Ingram ha apostado fuerte. Tras firmar su actual contrato en verano de 2020, en el presente verano ya es elegible para un extensión de veterano; sin embargo, el alero All-Star ha echado el freno a tal posibilidad aplazando el acuerdo de un nuevo contrato para 2024; tal y como informa Christian Clark de NOLA.com.

Sin duda se trata de un movimiento con cierto riesgo. Si Ingram sufriese una lesión de importancia –esperemos que no sea así– quizás el salarial máximo que lo pondrían ahora sobre la mesa ya no sería tal. En cuanto a los posibles beneficios de esperar, el más claro es que dentro de un año podrá firmar por una cantidad de dinero mayor a la del presente.

En cualquier caso, esta decisión de postergar su renovación no atiende a dudas sobre seguir o no en New Orleans, sino a un simple deseo económico; tanto es así que el citado periodista incide en que la organización de Luisina no siente nerviosismo alguno ante la espera, ya que saben de primera mano que el jugador quiere continuar con ellos.

En cuanto a la diferencia entre firmar ahora o en 2024, la realidad es que es sustancial. En estos momentos estaríamos hablando de un acuerdo por tres años y unos 161 millones de dólares que empezaría a contar a partir de la finalización del acuerdo ya existente; es decir, desde 2025. Sin embargo, dentro de un año podría irse hasta los cuatro años y 221 millones de dólares. Por supuesto que estamos hablando sobre el supuesto de que New Orleans estuviese dispuesto a ponerle el máximo sobre la mesa.

Lo cierto es que el que fuese número 2 del draft de 2016 ha mostrado un muy buen baloncesto desde que llegó al equipo en 2019. En el último curso ha promediado 24,7 puntos, 5,8 asistencias y 5,5 rebotes en 34,2 minutos por partido (45 partidos). Aún está por ver qué puede conseguir junto a Zion Williamson en una temporada en la que los dos estén sanos de principio a fin.

(Fotografía de Yong Teck Lim/Getty Images)

 

Los New Orleans Pelicans están haciendo frente a su primer contratiempo importante del curso antes incluso del arranque del ‘training camp’. La semana pasada, el jugador Trey Murphy pasó por el quirófano para reparar su menisco izquierdo tras caer lesionado durante un entrenamiento. Una dolencia que le mantendrá en el dique seco durante al menos dos meses y medio.

La franquicia será prudente a la hora de encarar su rehabilitación, pues Murphy es uno de sus principales jugadores de futuro y conocen de primera mano lo que es perder durante un tiempo prolongado a sus mejores piezas. Al mismo tiempo, la preocupación en New Orleans se ha incrementado debido a la zona y lo delicado de la lesión. Según un artículo del periodista de The Athletic, William Guillory, los Pelicans temen que la lesión de Murphy derive en otras posteriores en la misma rodilla.

El experto en lesiones deportivas, Jeff Stotts, profundiza en este riesgo en el mismo artículo y cree que el mayor problema derivado del desgarro de menisco de Murphy es, precisamente, la posibilidad de volver a lesionarse en el futuro. Como ejemplo cita a otros jugadores, entre los que se encuentran De’Andre Hunter, Kemba Walker, Joel Embiid o Blake Griffin, que también recayeron en varias ocasiones tras lesionarse el menisco.

Murphy, de 23 años, ha protagonizado un notable progreso en sus dos primeras temporadas en la NBA. En la segunda ya se afianzó como titular en los Pelicans, comenzando 65 de los 79 partidos que disputó. Durante el curso 2022-23, sus números ascendieron hasta los 14,5 puntos y 3,6 rebotes por encuentro.

(Fotografía de portada de Stephen Maturen/Getty Images)

 

Después de repasar los mejores y peores contratos de cada equipo del Este, toca mirar a la otra conferencia. Para quienes no hayan leído la primera parte, cabe recordar que quedan excluidos los jugadores con contratos fijados por la rookie scale, pues su salario viene determinado por la liga y es muy escaso para el peso que algunos de estos hombres tienen en sus equipos, lo que podría hacer que copasen la lista de mejores contratos. Dicho esto, vamos allá.

Dallas Mavericks

Mejor: Kyrie Irving. Elección controvertida, pero que gana coherencia cuando se piensa en la alternativa. Dallas se la jugó yendo a por Irving, e hizo una apuesta fuerte por un jugador cuya presencia para este próximo curso no estaba ni mucho menos garantizada. Y lo cierto es que su salida en la agencia libre podría haber dejado tan colgada a la franquicia, que el hecho de que continúe tiene que considerarse un éxito. Los Mavs respiran aliviados.

Peor: Kyrie Irving. Respiran aliviados… por ahora. Y es que con Kyrie nunca sabes. Su talento nadie lo discute. Es claramente el mejor compañero que Luka Doncic ha tenido nunca y perfectamente puede ser la pieza que, ahora que ha tenido más tiempo para encajar, permita al proyecto alcanzar todo su potencial. Pero su capacidad desestabilizadora tampoco la pone nadie en cuestión, y lo mismo en un par de meses tienes un lío en vestuario de los que no resuelven fácilmente. Por eso es el único jugador capaz de ocupar el mejor y el peor contrato a la vez. Porque las dos posibilidades coexisten hasta que abras la caja y veas si el gato está vivo o muerto.

Denver Nuggets

Mejor: Kentavious Caldwell-Pope. Con su excelente defensa exterior y su eficaz tiro de tres, el alero es uno de esos jugadores que no acaparan portadas pero que son fundamentales en equipos campeones como estos Nuggets. El rol de quinto hombre, el de ese jugador que redondea un quinteto titular y tapa todos sus huecos para que el resto puede brillar en lo suyo, es más importante de lo que normalmente se reconoce, y contar con alguien que lo ejerce tan bien por 14,7 millones es un buen negocio.

Peor: Michael Porter Jr. Cuando un equipo viene de quedar campeón todo se ve de otra manera y parece osado hablar de malos contratos. Y lo cierto es que el alero viene de hacer un gran año y de ser muy importante en playoffs por su capacidad para abrir espacios con su amenaza exterior pese a sus desacertadas Finales. Pero eso no quita que no haya terminado de llegar a las expectativas que se pusieron sobre él cuando firmó su extensión de 179 millones en cinco años.

Golden State Warriors

Mejor: Kevon Looney. Siempre ha parecido la pieza que sobra, la quinta pata de la mesa. Pero con sus 15,1 rebotes por partido en la serie ante los Kings y sus 10 capturas ofensivas en el Game 7, reivindicó su labor como tan importante como la de compañeros mucho más reconocidos. Tenerle a cambio de 7,5 millones es un lujo para los de San Francisco.

Peor: Klay Thompson. Este es un puesto que el escolta se disputa con Chris Paul, y lo cierto es que hay argumentos para colocar o salvar a cualquiera de los dos. Y la duración del acuerdo, que sería el criterio de desempate más sencillo, no ayuda (Klay será agente libre en 2024 y Paul no tiene garantizado para ese año). El elegido es el escolta porque, viniendo de los playoffs menos eficientes de su carrera (38,8% de acierto en tiros de campo), parece difícil que vaya a poder rendir a un nivel que se ajuste a sus 43,2 millones de dólares.

Houston Rockets

Mejor: Dillon Brooks. Si de algo se ha tachado al proyecto de Houston en los últimos años es de falta de hambre y gen competitivo. El talento está, pero nadie parece dispuesto a hacer nada con él ni a conducirlo a ningún sitio. Si el objetivo es revertir eso, es difícil incorporar una pieza mejor que Dillon. El ex de los Grizzlies llegaba denostado tras un mal año en Memphis, pero el Mundial le ha servido para reivindicarse antes de incorporarse a unos Rockets que pueden permitirse absorber su salario de 21,5 millones anuales y en los que deberá comandar la transición hacia un baloncesto más competitivo, y eso le vale para hacerse con este puesto. Eso y, siendo justos, el hecho de que entre tanto contrato de rookie tampoco había mucho donde elegir.

Peor: Fred VanVleet. No quería poner aquí a VanVleet. De verdad que no quería. Los texanos pueden permitirse pagarle los más de 40 millones anuales que va a recibir, su presencia les ayudará a empezar a mirar hacia arriba y enderezar el proyecto, y su tercer año está recogido como team option por si el contrato se vuelve un problema llegado el momento. Pero lo cierto es que en toda la plantilla solo hay dos jugadores cobrando más de 20 millones anuales y al otro ya lo hemos puesto en el mejor contrato, así que…

Los Angeles Clippers

Mejor: Russell Westbrook. Tras varios años ocupando el puesto de peor contrato con su anterior acuerdo, el base se ha librado del lastre que aquella enorme cifra le suponía. Sus pasados playoffs fueron la clase de reivindicación que tanto necesitaba, y ahora podrá tratar de volver a tener ese impacto a cambio de 3,8 millones.

Peor: El que juegue menos. Sobre el papel, no hay un pero que ponerle a esta construcción de plantilla. Dos superestrellas consagradas, varios jugadores de clase media con contratos cortos para no comprometerse a largo plazo si no funcionan, y veteranos con contratos pequeños para apuntalar. Pero a baloncesto se juega sobre el parqué y no sobre el papel, y lo cierto es que Kawhi Leonard y Paul George han tenido muchos problemas para pisarlo regularmente. Ese es el único motivo para poner en duda alguno de sus contratos, pero es un motivo que ha sido bastante recurrente en los últimos años. Así que a falta de una bola de cristal que nos diga cuánto va a jugar cada uno, vamos a dejarlo así.

Los Angeles Lakers

Mejor: Austin Reaves. Quizás nos estemos precipitando todos al saltar de cabeza al tren del hype del joven de los Lakers, pero tras sus últimos playoffs no puede no considerarse un éxito su renovación por 53 millones en 4 años. Otras franquicias le pusieron sobre la mesa ofertas mucho más suculentas, y desde luego todo apuntaba a que los angelinos iban a tener que rascarse el bolsillo mucho más.

Peor: D’Angelo Russell. Hay quien pondría aquí a Davis por sus continuos problemas físicos, pero ha quedado evidenciado que incluso con una pierna es un jugador imprescindible en este equipo y en los pasados playoffs dejó claro que la posibilidad de que se lesione es un riesgo que vale la pena asumir. El elegido pues es Russell, quien con sus 18 millones anuales no tiene tampoco un mal contrato, especialmente en comparación a los más de 30 que cobraba el año pasado, pero se hace extraño ver a un hombre que dejó tantísimas dudas en los últimos playoffs con el tercer salario más alto del equipo.

Memphis Grizzlies

Mejor: Marcus Smart. En un equipo que ya cuenta con Jaren Jackson Jr. en la pintura, añadir a Marcus Smart a la defensa perimetral suena como una combinación demoledora, y hacerlo a cambio de 18,6 millones suena mejor todavía. Es uno de esos jugadores que polariza pero al que todos los aficionados de su equipo aman por lo mucho que da sobre la cancha incluso en los días malos. Que pregunten si no en Boston.

Peor: Luke Kennard. Otro contrato que no es ni mucho menos desastroso en un equipo sin demasiados problemas de espacio. Pero puede chirriar un poco un salario de más de 14 millones en un jugador que cuando llegan los playoffs acaba quedando bastante relegado al segundo plano. En cualquier caso, de los contratos menos malos de la lista.

Minnesota Timberwolves

Mejor: Naz Reid. Su extensión a cambio de 42 millones en tres años justo antes de abriera la agencia libre, en la que podría haber aspirado a un contrato mayor, pilló por sorpresa a todo el mundo. Su eficiente aportación en un rol menor fue una de las noticias positivas para los de Mineápolis el año pasado, y será interesante ver si, con este nuevo contrato, intentan que tenga más presencia en una pintura bastante colapsada.

Peor: Rudy Gobert. Normalmente se habla de este contrato como peor de lo que es. Gobert es un jugador que ha demostrado tener un enorme impacto defensivo y ser capaz de sostener a un equipo entero gracias a su capacidad de intimidación bajo el aro. Pero su encaje en estos Timberwolves es raro, y no parece que esté en una plantilla que él pueda potenciar o que pueda potenciarle. Y es ahí cuando esos 41 millones anuales se vuelven una losa.

New Orleans Pelicans

Mejor: Jose Alvarado. Los Pelicans se lo sacaron de la nada y estuvieron lo suficientemente rápidos como para firmarle un contrato largo antes de que terminara de explotar de verdad. Que esté cobrando 1,8 millones al año suena difícil de creer.

Peor: C.J. McCollum. Esta es otra franquicia sin contratos genuinamente malos, pero siempre llama la atención ver que el jugador mejor pagado es la tercera espada del equipo. Los problemas físicos de Zion le hacían candidato, pero ver el nivel al que rindieron los Pelicans mientras estuvo sano el año pasado invita a seguir teniéndole fe.

Oklahoma City Thunder

Mejor: Luguentz Dort. Los Thunder son otro equipo con muchos jugadores jóvenes en el que no hay demasiados contratos para elegir, pero el del canadiense es sin duda un buen acuerdo para aportar defensa y competitividad al equipo a un precio más que asumible con las cifras que se manejan hoy en día.

Peor: Davis Bertans. Tal vez alguien le haya recuperado fe tras su Mundial, en el que sacó su tiro de tres a relucir, pero en la NBA lleva sin tener sitio prácticamente desde que firmó su contrato de 16 millones anuales y parece que así seguirá siendo. Por lo que sea, no lo imagino acogiéndose a su Early Termination Option del año que viene.

Phoenix Suns

Mejor: Eric Gordon. Tras varios años en el ostracismo de unos Rockets a la deriva, demostró en su paso por los Clippers que sigue capacitado para ser un anotador eficaz en el contexto adecuado. Con una plantilla tan cargada de salarios estelares, es un lujo para los de Arizona poder apuntalarla con hombres como él a cambio del mínimo.

Peor: Bradley Beal. La apuesta de los Suns puede salir muy bien, pero está claro que se la han jugado. Mucho. No solo han incorporado a un jugador que cobrará una media de 51,9 millones anuales hasta 2027 para que sea su tercera espada, sino que no han conseguido que renuncie a la cláusula anti traspaso que traía de los Wizards. De modo que si la cosa no sale perfecta, se puede venir un absoluto caos.

Portland Trail Blazers

Mejor: Matisse Thybulle. Es difícil valorar esta plantilla a falta de que Lillard salga traspasado y la veamos en su forma definitiva, pero conservar a Thybulle a cambio de 10,5 millones parece por ahora uno de los aciertos del verano de los de Oregón. Sigue siendo un jugador que no encaja en cualquier sistema y que necesita mejorar su contribución ofensiva, pero con unas capacidades defensivas extraordinarias que pueden sumar mucho a este joven proyecto.

Peor: Jerami Grant. No termina de estar del todo claro si los Blazers sabían que Damian Lillard iba a pedir el traspaso justo después de que acordaran con Grant la renovación de cinco años a cambio de 160 millones, pero tanto si es así como si no, este es un acuerdo no parece encajar demasiado bien en una plantilla que empezará a reconstruirse una vez que el base salga, y su duración lo hace difícilmente traspasable.

Sacramento Kings

Mejor: Malik Monk. El escolta ha caído como un guante en los Kings, donde ha demostrado que su rendimiento puede estar muy por encima de los 9,9 millones que va a recibir este año. Su capacidad para dar puntos a la segunda unidad y descansos de calidad a los titulares ha sido un valor muy apreciado tanto en el equipo como fuera de él, pues de hecho viene de terminar quinto en las votaciones a Mejor Sexto Hombre como prueba de su gran rendimiento.

Peor: Harrison Barnes. Sus 18 millones anuales están lejos de ser un salario desorbitado, pero tampoco lo es el de ninguno de sus compañeros y él es quizás la pieza más sustituible en el sistema de Mike Brown. En cualquier caso, no hay malos contratos como tal en la plantilla.

San Antonio Spurs

Mejor: Victor Wembanyana. Dije que no pondría rookies, ya lo sé, pero dejad que me explique. El francés no está aquí por su bajo salario o la relación rendimiento/sueldo de su contrato, sino simplemente porque ese contrato existe. Porque está en la plantilla. Y es que si los texanos hubiesen tenido mala suerte en la lotería del draft y hubiesen acabado varias posiciones más abajo, pensaríamos cosas muy distintas de este proyecto. La mera presencia de Wemby les da coherencia, les da un plan y les da futuro. Así que no puede no aparecer aquí.

Peor: Como ocurría en el artículo de ayer con los Wizards, determinar esta posición en plantillas tan en construcción es imposible. Porque para que un contrato sea malo, tiene de alguna manera que dificultar el desarrollo del proyecto o al menos molestar de alguna manera. Y cuando tu equipo tiene apenas algunos cimientos, es muy difícil encontrar algún contrato así entre jóvenes recién elegidos en el draft, veteranos con los que rellenar el cap y jugadores por los que apuestas sin muchas garantías. Así que me rindo.

Utah Jazz

Mejor: Lauri Markkanen. Tras su explosión como Jugador Más Mejorado del pasado curso, cuesta no considerar un chollo su contrato de 17,3 millones anuales. De hecho, su salto de calidad fue tal que se hace raro imaginar que en su momento fuera un jugador que dejara tantas dudas como para que su contrato de 2024-25 solo esté parcialmente garantizado.

Peor: John Collins. Los Hawks llevaban años queriendo quitarse su contrato de encima, mientras que los Jazz querían mejorar su posición y tenían espacio salarial, haciendo de este un acuerdo con mucho sentido. Aunque sus 25 millones de salario puedan parecer excesivos, tras el movimiento se convierte en uno de esos contratos que, al caer en el contexto salarial adecuado, deja de parecer tan malo como antes.

(Fotografía de portada: Era Shaw/Getty Images)

 

Los New Orleans Pelicans han anunciado que Trey Murphy III se sometió a una cirugía para reparar el menisco de la rodilla izquierda y estará fuera entre 10 y 12 semanas.

El alero sufrió la lesión este martes durante una sesión de entrenamiento en las instalaciones del equipo. Adrian Wojnarowski de ESPN había reportado que el equipo y el jugador se debatían sobre qué procedimiento tomar, si reparar completamente el menisco y perderse varios meses o cortarlo para que estuviera de vuelta tan pronto como para el inicio de la temporada, pautado para el 25 de octubre. Finalmente, la franquicia ha informado que le realizaron una meniscectomía parcial —procedimiento que consiste en extirpar parte del menisco afectado— y, además, recibió una «inyección biológica en la rodilla», de modo que podría volver a mediados de noviembre.

Los Pelicans agregaron que la intervención fue realizada este jueves por el doctor David Altchek en el Hospital for Special Surgery en Nueva York.

El oriundo de North Carolina viene de su mejor temporada tras promediar 14,5 puntos en 79 partidos —65 como titular— . Su ausencia supone un fuerte impacto en el arranque de contienda para New Orleans, sobre todo en el perímetro, ya que en la última edición totalizó 40 por ciento de efectividad en triples. En 497 lanzamientos acertó 202 cestas de tres, la segunda cifra más alta del conjunto detrás de CJ McCollum (211).

(Fotografía de portada: Carmen Mandato/Getty Images)

 

Hace un día trascendió que Trey Murphy III había sufrido una lesión en la rodilla izquierda y ahora el periodista Adrian Wojnarowski ha detallado que el jugador de los New Orleans Pelicans padece, al menos, un ligero desgarro de menisco.

«Está siendo sometido a evaluación adicional para determinar qué tipo de procedimiento será necesario. Si reparan completamente el menisco estaría fuera algunos meses, pero también existe otro escenario en el que cortan el menisco y pudiera estar de vuelta mucho antes, quizás a principios de temporada», especificó Wojnarowski en el programa NBA Today de ESPN.

New Orleans debutará en la contienda 2023-2024 el próximo 25 de octubre como visitante contra los Memphis Grizzlies.

Murphy, quien sufrió la lesión durante un entrenamiento en las instalaciones del equipo, ha disputado dos temporadas con la franquicia de Louisiana después de ser seleccionado en el puesto 17 del Draft de 2021. En la última edición promedió 14,5 puntos, 3,6 rebotes y 40 por ciento de efectividad en tiros triples tras 79 partidos.

(Fotografía de portada: Stephen Maturen/Getty Images)

 

El jugador de los New Orleans Pelicans, Trey Murphy III, ha sido diagnosticado con una lesión en el menisco de su rodilla izquierda. Según ha informado el periodista de ESPN, Adrian Wojnarowski, Murphy III sufrió la lesión este martes durante un entrenamiento.

El alero se someterá a más pruebas próximamente para determinar la gravedad de la lesión y determinar el mejor tratamiento a aplicar. Añade Wojnarowski que todavía no está claro si el jugador necesitará pasar por el quirófano.

Murphy, de 23 años, se asentó como titular este pasado curso tras ser seleccionado en la 17ª posición del draft de 2021. En 79 partidos, 65 de ellos como parte del quinteto inicial, registró unos números de 14,5 puntos, 3,6 rebotes y 1,1 robos, con un acierto en triples del 40,6%.

Si finalmente se pierde una parte considerable del curso supondrá un duro golpe para los Pelicans. Las lesiones de menisco se pueden tratar de diversas maneras según su gravedad y el cronograma de recuperación varía drásticamente incluso si el lesionado pasa por el quirófano, pues depende de si es necesario reparar o extraer la zona afectada. Así, algunos jugadores se han recuperado en un plazo de entre uno o dos meses, mientras que otros han precisado de todo un curso para volver a las canchas.

(Fotografía de portada de Jonathan Bachman/Getty Images)

 

Pese a los rumores que le han situado lejos de los Pelicans este pasado verano, el pívot lituano Jonas Valanciunas ha reconocido recientemente que le gustaría ampliar su compromiso con la franquicia de NOLA.

Valanciunas, actualmente disputando el Mundial 2023, se encuentra en su último año de contrato garantizado valorado en 15 millones de dólares, y en 2024 podría convertirse en agente libre sin restricciones.

«Quiero quedarme allí más tiempo. Me gusta el grupo que tenemos en New Orleans. Estoy listo para ir y hacerlo», reconoció.

Desde su llegada en el pasado 2021 ha disputado 153 encuentros oficiales (todos como titular) con unos promedios de 15,9 puntos, 10 rebotes y 2,2 asistencias en 27,5 minutos por jornada.

(Fotografía de portada: Jonathan Bachman/Getty Images)

 

Jonas Valanciunas está disputando en estos momentos el Mundial 2023 con Lituania, selección que ha pasado a la segunda fase con un 3-0 tras superar en su último compromiso a Montenegro por 71-91. Justo desde la cita mundialista, el pívot ha atendido a los medios para dejar claro qué piensa hacer tras su retirada, algo que aún debe tardar un tiempo en llegar, ya que actualmente cuenta con 31 años.

«Quiero seguir sintiendo el baloncesto, pase lo que pase. Jugar y hacer algunos otros trabajos. Quizás dedicarme a entrenar o trabajar en la oficina principal de algún equipo… Pase lo que pase, quiero estar conectado con el baloncesto», comenta el jugador de New Orleans Pelicans a Jake Fischer de Yahoo! Sports.

Más allá de sus planteamientos a largo plazo, Valanciunas sabe que en la NBA no se puede dar nada por sentado; tanto es así que durante este verano la organización de Luisiana le ha puesto en el mercado sin que finalmente se diese su traspaso. El de Lituania tiene claro que todo puede cambiar en cuestión de minutos.

«No puedes estar seguro en momento alguno. No puedes sentarte y saber dónde estarás al día siguiente. Hay que esperarlo todo en cualquier momento. No hay resentimientos. Los intercambios ocurren. No es algo inusual», admite de cara a lo que pueda pasar con su carrera en el futuro.

(Fotografía de Ezra Acayan/Getty Images)

 

Brandon Ingram, estrella de New Orleans Pelicans, se ha mostrado un poco frustrado por su actual rol en el Team USA dirigido por Steve Kerr. Las cosas no están saliendo como él esperaba en estos primeros inicios del Mundial 2023, y pese a partir como titular, no está obteniendo todos los minutos que él habría esperado.

«Esto es totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado», dijo Ingram al medio The Athletic. «El equipo está ganando, así que no puedo ser egoísta pensando en mí mismo. Pero en este momento es un poco frustrante, y solo trato de ser eficaz», explicó.

Actualmente el balón están en manos de otros jugadores, ya sea Jalen Brunson, Haliburton o Austin Reaves. Sin embargo, cree que puede adaptarse como «finalizador».

«Sé quien soy. En cierto modo puedo estancarme y pensar que mi forma es la mejor. Pero esto es un aprendizaje… Tengo la oportunidad de ver a todo el mundo trabajar. Ver las debilidades y fortalezas de todos. Así que puedo llevarlo de vuelta a mi equipo. Ser inteligente al respecto», concluyó.

En su debut ante Nueva Zelanda disputó 15 minutos sobre el parqué con 2 puntos, 2 rebotes y 3 asistencias en el triunfo por 99-72.

(Fotografía de portada: Ethan Miller/Getty Images)